Capítulo 14

1724 Words
Lucien La oscuridad de la noche era un reflejo perfecto de la tormenta que se agitaba en mi interior. Me había obligado a no ver a Octavia durante días, intentando de alguna manera superar estas emociones que me consumían. Como vampiro, la despiadada sed de sangre era mi naturaleza, pero desde que Octavia entró en mi vida, había algo más, una lucha interna entre lo que era y lo que sentía por ella. Había salido a patrullar más seguido, intentando encontrar algún consuelo en la tortura de otros. Cada grito, cada súplica de mis víctimas era un intento vano de acallar la confusión y el deseo que Octavia había despertado en mí. Justo ahora, mi grupo y yo estábamos persiguiendo a unos lobos rebeldes que se habían atrevido a merodear cerca de las fronteras de las Tierras Sagradas. Corríamos a través del bosque, el viento frío rozando mi rostro, la excitación de la caza bombeando adrenalina a través de mis venas. Pero incluso en ese momento de pura persecución vampírica, mi mente se desviaba hacia ella. —¡Lucien, a la derecha! —gritó uno de mis compañeros, sacándome de mis pensamientos. Giré bruscamente, mis sentidos de vampiro completamente alerta, y vi a un lobo intentando escapar. Con una velocidad sobrenatural, me lancé sobre él, derribándolo al suelo. Mi naturaleza vampírica tomó el control, hambrienta de la caza, pero en el fondo de mi ser, una pequeña voz cuestionaba cada acción, cada decisión, desde que ella había entrado en mi vida. La lucha entre la bestia que era y el hombre que ella había despertado en mí era constante y desgarradora. Cada momento de brutalidad era seguido por un remordimiento inesperado, una sensación que nunca había experimentado en mi larga existencia. La noche se había cerrado sobre nosotros como un manto oscuro y frío, perfecta para el tipo de trabajo que debía hacer. Mis pasos me llevaron hasta donde teníamos retenidos a los lobos, cautivos en medio del bosque, lejos de cualquier posible rescate. Mi tarea era clara: interrogarlos, obtener información sobre la resistencia liderada por Orión. A medida que me acercaba, los cautivos levantaban sus cabezas, sus ojos reflejando miedo y desafío. Sus cuerpos estaban atados y mostraban signos de un trato brutal, una muestra del despiadado trabajo de mis subordinados. —No necesitamos ser amables, —les recordé a los hombres que me acompañaban. Mi tono era frío, desprovisto de cualquier empatía. No tenía tiempo para debilidades. Me paré frente al primer lobo, su respiración era entrecortada y su mirada, llena de odio. —Dime dónde está Orión y su resistencia, —demandé, mi voz no más que un susurro amenazador. El lobo escupió a mis pies en respuesta. Sin una palabra, me agaché y lo golpeé con fuerza en el estómago, disfrutando del sonido de su aliento forzado. —Te haré hablar, luego... —le aseguré con una sonrisa cruel. Pasé al siguiente hombre, repitiendo el proceso. Cada negativa se encontraba con una respuesta violenta de mi parte. Fue durante el interrogatorio del tercer hombre cuando la situación dio frutos inesperado. —¡Solo queremos encontrar a Octavia! —gritó, la desesperación evidente en su voz. —Queremos devolver su cuerpo a Orión, darle un cierre. Me detuve, sorprendido por sus palabras. La mención de Octavia hizo que mi corazón se acelerara. —¿Qué saben de Octavia? —pregunté, mi voz ahora llevaba una urgencia que no había previsto. El hombre tosió, luchando por recuperar el aliento. —La vimos... en las Tierras Sagradas. Está... está muerta, —balbuceó. La revelación de que creían a Octavia muerta me provocó una reacción inesperada. Una risa sardónica brotó de mí, resonando en la tranquila noche del bosque. No tenía la menor intención de corregir su equivocación. Que pensaran que Octavia estaba muerta era, de hecho, ventajoso para mí. Mientras menos supieran sobre su verdadera situación, menos probable sería que intentaran encontrarla. Y eso era exactamente lo que quería. Con la idea de que ella estaría segura y oculta de ellos, solo para mí, me sentí empoderado. Sería totalmente mía, sin la interferencia de Orión ni de su resistencia. Esta idea me llenó de una satisfacción oscura y posesiva. Con esa determinación en mente, no tuve piedad al eliminar a los lobos. Cada movimiento que hice fue eficiente y letal. No había espacio para la misericordia en mi mundo, menos aun cuando se trataba de proteger lo que yo consideraba mío. Después de la caza, me alejé del grupo, necesitando un momento para estar solo con mis pensamientos. Miré hacia el cielo nocturno, las estrellas apenas visibles detrás de las nubes. —Octavia, —susurré su nombre, y sentí cómo se apoderaba de mí una mezcla de deseo y desesperación. ¿Cómo podía una simple loba, ahora convertida en humana, haber causado tal caos en mi ser? En ese momento, tomé una decisión. Necesitaba verla, hablar con ella, a pesar del riesgo que ello suponía. Mientras me alejaba de los cuerpos sin vida de los lobos, un plan comenzó a tomar forma en mi mente. Sabiendo que Orión y su resistencia creían que Octavia estaba muerta, se me presentaba una oportunidad única para manipular la situación a mi favor. Si la violencia no había sido suficiente para ganarme su corazón, tal vez apelar a mi humanidad residual podría ser la clave. Después de todo, Octavia estaba esclava en las mazmorras de la Diosa Luna, y yo tenía control sobre su destino. El primer paso sería cambiar su entorno en las mazmorras. En lugar de tratarla como una prisionera, comenzaría a tratarla con una amabilidad calculada. La idea era crear un contraste entre la soledad y la desesperación de su cautiverio y la comodidad y la atención que yo podía proporcionarle. Podía llevarle comida mejor, libros, tal vez incluso música, cosas que le recordaran a un mundo más allá de las frías paredes de su celda. Además, decidí que pasaría más tiempo con ella, mostrándole un lado diferente de mí. Le hablaría de mis experiencias, compartiendo historias de mi larga vida que podrían interesarle o incluso conmoverla. Le diría que, al igual que ella, yo también había sido víctima de las circunstancias, atrapado entre mi naturaleza vampírica y mis deseos de algo más. Por supuesto, tenía que ser cuidadoso. Cualquier cambio demasiado brusco podría levantar sospechas o rechazo de su parte. Todo tenía que ser gradual, una lenta transformación de su percepción de mí, de un captor cruel a alguien que podría ofrecerle comprensión, incluso cariño. Y, por último, pero no menos importante, tenía que asegurarme de que no supiera la verdad sobre su supuesta muerte. Mientras ella creyera que estaba sola, que Orión y su manada la habían abandonado y olvidado, tendría más posibilidades de que se volcara hacia mí en busca de consuelo. Era un plan largo y requería paciencia, algo que no siempre había sido mi fuerte. Pero Octavia valía la pena. Si había una posibilidad, por pequeña que fuera, de que pudiera hacerla mía por voluntad propia, estaba dispuesto a intentarlo. Con estos pensamientos en mente, regresé al palacio, listo para comenzar la delicada tarea de ganarme el corazón de Octavia. Para que mi estrategia funcionara, necesitaba mantener a raya al verdadero humano que aún residía en mi interior, esa parte de mí que ella había despertado sin quererlo, la parte que sentía empatía, remordimiento, incluso amor. Cada vez que estaba cerca de ella, era como caminar sobre una cuerda floja. La parte vampírica de mí quería dominar, poseer y controlar, mientras que la humana anhelaba conexión, comprensión y tal vez algo más profundo. Tenía que equilibrar estas dos facetas cuidadosamente. Mostrar demasiada crueldad podría alejarla para siempre, pero una amabilidad excesiva podría revelar mis verdaderas intenciones y sentimientos. Con cada paso que daba hacia la celda de Octavia, mi resolución se hacía más fuerte. Mi plan no era solo una estratagema para tenerla a mi lado; estaba motivado por un deseo profundo, una necesidad que había crecido en mí desde el momento en que la conocí. Quería volver a probar sus labios, un anhelo que se había convertido en una obsesión, más vital para mí que el propio aire que respiraba. En la oscuridad de las mazmorras, mi mente se centró en la imagen de Octavia. Recordaba cada detalle de ella: su fuerza, su valentía, y cómo, en un momento de vulnerabilidad, sus labios se habían encontrado con los míos. Ese beso había sido un catalizador, despertando en mí emociones y deseos. Ella no lo sabía, pero estaba dispuesto a darle el mundo a sus pies por un simple beso. En mi mente, había construido un futuro donde Octavia se daba cuenta de que yo era más que un monstruo, que podía ser alguien en quien confiar, alguien con quien compartir su vida. Abrí la puerta de su celda lentamente, preparándome para el primer acto de mi cuidadoso plan. La vi allí, su figura bañada en la tenue luz que se filtraba a través de las grietas de la pared. Su presencia hacía que mi corazón, que había dejado de latir hace tanto tiempo, pareciera cobrar vida. —Octavia, —dije, mi voz suave y controlada, escondiendo la tormenta de emociones que se agitaba en mi interior. Ella me miró con desconfianza, sus ojos cautelosos revelaban el miedo y la fortaleza que residían en su interior. Sabía que tenía que avanzar con cautela. Cada palabra, cada acción, sería analizada por ella, buscando las verdaderas intenciones detrás de mi fachada. Al verla, la idea de transformar a Octavia en una criatura como yo, en un ser que compartiera mi naturaleza vampírica, empezaba a tomar forma en mi mente. Ahora que ella era humana, estaba vulnerable, más susceptible a la influencia y los cambios. La posibilidad de hacerla mi igual, de unirla a mí en la oscuridad eterna de la existencia vampírica, era tentadora y a la vez aterradora. Por ahora, decidí, me concentraría en ganar su confianza y afecto. Si había alguna posibilidad de que aceptara mi oscuridad, primero tenía que verme como alguien más que su captor. Tenía que verme como Lucien, el ser que, a pesar de su naturaleza vampírica, había encontrado algo parecido al amor en su presencia. Y tal vez, solo tal vez, ella podría llegar a aceptar y abrazar la oscuridad que yo le ofrecía.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD