Narrador: tercera persona. Estando en la celda del acusado, Daez maldijo a dios por tener la osadía de enviar todos los problemas al mismo tiempo. Se supone que viajo con la esperanza de liberarse un poco de sus responsabilidades como líder y aquí estaba en una mugrosa celda con el guardia que intento silenciar a Romanó. No era su responsabilidad, pero quiso encargarse personalmente, era demasiado orgulloso para admitir que estaba interrogando al acusado personalmente, solo por qué Clare tenía sus sospechas. No obstante, también pensaba que Romanó carecía de los cojones suficientes para cometer un acto de traición. Pero ahora mismo nada estaba asegurado para la hermana mayor de los Natanael, ese rencor palpable que nunca oculto hacia Clare era su mayor debilidad en estos momentos y si l