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Mi mente, por un momento lo olvido todo. Cuando desperté, creí estar en mi cama, la luz del día cegaba mi vista, así como cuando se introducía por las cortinas de mi habitación cada mañana. Creí que en cualquier momento escucharía la voz de mi madre gritándome desde la planta baja para ir a desayunar y no sé por qué, pero la avena espesa y amarga, la cual odiaba desayunar cada día, en ese instante me apetecía probarla, sin embargo, mi cotidiana vida había terminado, lo supe desde el mismo instante en que escuché voces afuera de la habitación, eran voces masculinas y potentes. Me levanté sintiendo un enorme peso sobre mis hombros, era el agotamiento y la frustración, el no saber el paradero de mis padres y el encontrarme sola en ese lugar. Necesitaba consuelo, tal vez la única manera de