Sonreí agradecida porque avivo mis esperanzas. Me llevo calle abajo donde distinguí un grupo de carretas y autos del ejército, era la primera vez que los veía tan de cerca, mi padre tenía una mala opinión sobre ellos, del ejército y de todo el sistema que nos gobernaba, decía que ellos habían traído la ruina al reino y que los soldados solo eran las marionetas que ayudaban a destruir la poca paz que existía en Astrea. Quizás tenía razón, pero yo no podía dar fe a sus palabras, no había visto el mundo como él lo había hecho, pero en esas circunstancias, el ejército se había vuelto una luz de esperanza para lo que había ocurrido. —Sube, te llevarán al hospital— me dijo aquella mujer poniéndome en manos de un hombre de uniforme verde oscuro. —Espere— exclame alarmada— ¿No vendrá? —No, yo n