Despedida

3066 Words
Después de mi último día en la secundaria, pasé mi graduación y ahora se que me voy a Atlanta a la Universidad(Georgia Institute of Technology) para empezar la carrera de mis sueños la Arquitectura; estoy muy emocionada ya que me voy con mi mejor amiga a compartir apartamento y así no voy a estar sola, porqué ninguna de las dos tenemos a nadie. Aunque me siento un poco nerviosa por qué siempre he vivido en Birmingham, un lugar muy agradable donde está la mayor parte de mi familia, y me duele dejarlos, sin embargo, lo importante es que voy a seguir mi sueño. Además voy a estar viniendo para las vacaciones, así que mejor me pongo a empacar las pocas cosas que me voy a llevar ( ropa, zapatos, libros maquillaje) estando allá si algo me falta lo puedo comprar. La puerta se abre y me interrumpe de mis pensamientos. —Alycia ¿Estás lista? Recuerde que dentro de dos horas salen. Siempre igual, mi madre que todo tiene que estar perfecto, es una mujer noble, amable, cariñosa, amorosa, más que mi madre es mi amiga incondicional, me comprende mejor que nadie —Si mamá, ya casi estoy lista —Terminando de echar unas cuantas cosas más, en las cajas— ¿Sabes si Bianca ha llamado? Bianca es mi mejor amiga, desde niñas nos conocemos y siempre tuvimos esa conexión, ella es muy diferente a mi, creo que por eso nos llevamos bien. —No cariño, no ha llamado, ¿Si a ti te parece puedo llamarla? La mire con agradecimiento. —Sí mamá por favor, así yo sigo terminando de empacar. —Bueno, mi niña—ella se va cerrando la puerta. Viendo por última vez mi habitación, que se está sintiendo vacía a pesar de que no llevo mucho. Saber que tengo que dejar a mi familia y amigos, es un dolor muy fuerte. Tengo que hacer sacrificios y ser fuerte por mi sueño. Cierro la puerta de mi cuarto, con una caja en las manos, camino en el pasillo donde me encuentro con mi padre, el hombre que amo con todas mis fuerzas, el mejor padre y esposo, un ejemplo a seguir, se detiene al frente de mi. —Muñeca dame esa caja, para ponerla en el coche, así te vas a despedir de la familia —toma la caja de mis manos. —Papá sabes que no me gustan las despedidas —pongo los ojos en blanco. —Sí muñeca, pero haz un esfuerzo hoy, ya que te vas. Mi padre tiene una mirada irresistibles. Mis ojos son de color del suyo, miel. —Está bien papá, me convenciste — con esa cara tan linda ¿Quién se iba a resistir? me río. —Así es mi muñeca —dándome un beso en la frente se va. Me dirijo a la sala donde me esperan mis dos hermanos mayores, mis dos tías con mis primos, sus esposos y mi madre que no para de llorar. Me acerqué a donde estaba mi tía Denise, su reacción es abrazarme con fuerza, tiene lágrimas en sus ojos y con la voz quebrada susurra. —Mi princesa, que te vaya muy bien en esta nueva etapa de tu vida. Sé que con tu dulzura conseguirás muchas cosas, siga así y jamás cambies ese corazón lleno de felicidad. Aquí estoy para cuando me necesites princesa, espero tus mensajes. Te amo cariño. Ella es la que me enseñó a ver la vida diferente y no andar haciendo locuras, a pesar de que tiene 31 años, es una mujer muy centrada. Es muy linda, siempre coqueta. Tiene un dicho que me encanta “ Antes muerta que sencilla” río con recordarlo. La abrazo muy fuerte. —Gracias Tía Nis, lo tendré en cuenta siempre. Voy a echar de menos tus buenos consejos —apenas circulaban mis palabras susurré — Jamás voy a cambiar no lo olvides, también te amo —le doy un beso en su mejilla. —Esa es la actitud cariño, y recuerde que quiero mi nueva casa —por fin me saca una sonrisa con ese comentario. —Lo tengo siempre en cuenta Tía Nis—me río de oreja a oreja. Al fondo se escucha una voz, que jamás se va a confundir, la de Tía Elisabeth, que se encamina donde estamos. —Nada de estar dándole malos consejos a la niña de mis ojos, permiso—agarrándome —Necesito abrazarla y darle miles de besos antes de que se vaya. —Nada de eso, aquí la que no da buenos consejos eres tu Elizabeth—levantando una ceja.. Mi tía Elizabeth tiene 29 años, es algo loca, siempre me pasa diciendo que me va a dejar el tren en el amor, que ella a mi edad era muy romántica. Para mi criterio el amor llega cuando tiene que llegar y a mi todavía no me ha llegado. —Venga, mis ojos —me abraza — Cuídate mucho y vuelva locos a los chicos de Atlanta —se ríe — Bueno éxito pequeña. Porque siempre tiene que salir con eso. Odio este tema “hombres”. —Tu sabes que eso no va conmigo tía, te prometo que si encuentro un chico eres la primera en saberlo— digo un poco molesta — Cómo eso está muy lejos vas a tener que esperar —digo en tono sarcástico. Le dio un beso en la mejilla y sigo mi camino dónde están mis primitos, son tres terremotos hermosos, tienen una energía interminable. Uno tiene 7 años, es hijo de Elizabeth y los otros dos son de Denise que tienen 10 y 8 años. Los veo como mis hermanos menores, ya que los cuidaba la gran parte de mi tiempo libre. —Aly te vamos a echar mucho de menos. No te olvides de mandarnos fotos de allá— asiento— Te queremos y cuando vuelvas tráenos mucho dulces —me dicen con esa sonrisa de oreja a oreja. No puedo evitarlo y me echo a reír con ellos, son muy lindos, los abrazo muy fuerte. —Claros pequeños terremotos, cuiden a sus mamis y traten de no darles mucha guerra. Les doy miles de besos y me despido de ellos con una sonrisa. Mi abuela solo tuvo tres hijas y mi madre es la mayor, ella tiene 43 años, se casó con mi padre a los 20 años, al año quedó embarazada de Ethan mi hermano mayor, que tiene 24 años. Ya no vive con mis padres se fue desde que entró a trabajar en St Vincent's Birmingham, él es médico de cardiovascular y aunque no viva con mis padres siempre está atento a ellos, Samuel es mi otro hermano tiene 21 años el estudia Farmacia en Samford University ya le falta poco por terminar su carrera, él tampoco vive en casa, cuando empezó a estudiar se fue con varios amigos a vivir en un apartamento y yo soy la pequeña de la casa apenas tengo 18 años. A mi me dieron la oportunidad de irme porque me he ganado la confianza y quiero estudiar en una de las mejores Universidades de la arquitectura. Veo a mi madre con un pañuelo, camino hacía donde está ella y la abrazo fuerte sin decirle nada, nos quedamos gran rato así y no veo que nadie nos interrumpe hasta que ella con voz llorosa dice. —Mi amor no me hagas caso—es imposible no hacerle caso, es mi madre y veo que sufre porque me voy.. —Mami es imposible lo sabes… —me detiene poniendo un dedo en mi boca. —No digas nada mi niña, ven dame un beso que dure hasta que nos volvamos a ver—me da risa esa petición y le plantó un beso que dure bastante tiempo. Cuando me suelto le digo. —Te amo mami te voy a extrañar mucho, pero te voy a estar llamando, no creas que porque me voy te vas a deshacer de mí así tan fácil, eso jamás madre —se ríe a carcajadas y eso me pone muy feliz. —Yo también te amo cariño y vete ya porque si no me voy a arrepentir—me dice entre risas. La dejo y sigo mi camino en busca de mis hermanos ya que nos falta poco tiempo para irnos, cuando de pronto siento unas manos que me alzan por detrás y me susurra… —Pequeña ¿En que piensas? ¿Te ibas a despedir de mí? Supe de una vez que era Ethan, con esas voz fuerte y ronca. Mi hermano mayor tiene un cuerpo bastante fornido y unos brazos muy marcados, me dio la vuelta para quedar de frente y veo esos ojos verdes como los de mamá, el cabello castaño oscuro con el mío y es muy alto. —Claro que no, más bien los andaba buscando a ti y a Samu. Sabes bien que esto de las despedidas no va conmigo. Hoy toco, te voy a extrañar mucho grandulón—lo digo con tristeza— Espero que vayas a verme. —Claro pequeña eso no lo dude. Quiero conocer dónde vas a vivir, también te voy a estar escribiendo —me guiña un ojo. Me río —Está bien…—nos sorprende a los dos cuando nos abrazan. Ethan reí fuerte, trato de volver a ver y sé que es Samuel. —Pioja ¿Qué voy hacer sin ti, a quien voy a molestar? —nos reímos Ethan y yo con escuchar ese comentario. Sí, lo sé, soy la menor y me molestan muchísimo los dos, para ellos soy su tesoro la bebé de la casa. Trato de soltarme de los dos, pero no lo consigo. —No diga eso Samu, nos vamos a estar comunicando lo sabes, todo sigue igual solo con un poco de distancia—les dije sonriendo— Además, no sigan los dos porque me voy a poner a lloriquear y ustedes saben que eso no me gusta y ya he llorado lo suficiente por hoy y el resto de mi vida— trato de poner cara de enojada. Se ríen los dos a cargadas. Realmente los amo, son lo mejor de mi vida. Samuel es un poco más alto que Ethan, tiene ojos verde claro, cabello castaño claro y, se parece a Ethan. Tienen un cuerpazo después de entrar al gimnasio, y si que los voy a extrañar bastante los dos, siempre me sacaban a pasear con ellos, ya que ninguno de los dos tienen "novia". —Los amo a los dos. Sin embargo, quiero que me suelten ya—les dije alargando la “a”. —Claro, claro de inmediato—dicen y se ríen —También te amamos pequeña y te vamos a ir a ver. Asiento con la cabeza, y al final caminó hacia la puerta donde me esperaba papá, después de despedirme de todos, besos, abrazos y lloriqueos nos montamos al coche de mi padre que es un Audi Q7. Reviso mi iPhone y veo un mensaje donde Bianca me informa que está muy emocionada, y lista para que pasemos por ella y así nos dirigimos a la casa de ella que cuando llegamos papá le ayuda a montar sus maletas nos despedimos de sus padres y nos unimos a tráfico para llegar a nuestro largo a camino hacia Atlanta. Cuando iba sobre carretera no podía dormir de sentirme un poco asustada. Decido ponerme los auriculares y poner música del iPhone y me sale la canción de Little mix —Secret love song, y empiezo a ver por la ventana y recordar todo lo vivido en Birmingham, de cómo pasa el tiempo de rápido. Apenas recuerdo cuando estábamos en la fiesta de despedida de la secundaria y ahora voy para la Universidad. Solo espero que todo cambio sea para bien y en mis planes no está enamorarme de nadie, quiero estudiar y sacar mi carrera, buscar trabajo en lo que estudiaré y tal vez en un futuro algo de amor. Me quedo viendo me doy cuenta ya vamos llegando a Atlanta, mi corazón empieza a palpitar como loco, de después de 2hs y 22min vamos llegando a nuestro destino a los apartamentos 100 Midtown donde vamos a vivir. Nos decidimos Bianca y yo vivir allí porque nos queda cerca de la Universidad. Aunque para Bianca es un poco más largo, sin embargo, no hay problema el papá le compró coche, y solo tiene que ir a recogerlo a la agencia. Escuchamos un grito emoción. —Corqui que emoción vea—dice señalando los apartamentos. Nos metimos al parqueo y empezamos a bajar todo con la ayuda de papá y el guarda que nos recibió. Antes el guarda nos da las llaves y subimos a nuestro piso. Es un lugar hermoso, entramos y nos quedamos sorprendidas de ver que todo está acomodando con sus muebles. Dimos un paso entrando y a la derecha está la cocina algo pequeña y con desayunador, a la izquierda el comedor, seguimos y al fondo está la sala, tenemos un cuatro a la derecha y otro a la izquierda yo agarro el de la izquierda, entro a mi espacio y veo que tiene un vestidor de gran tamaño y un baño con tina. El apartamento se ve mejor que en las fotos, está apenas para nosotras, nos miramos y decimos en unísono. -¡¡¡Ah Disfrutar !!! —gritamos y papá nos mira casi riendo de nosotras. Nos reímos a carcajadas y Bianca se pone seria al instante y vuelve a ver a mi padre. —Señor White, muchas gracias por traernos. —No hay de que Bianca, fue un gusto y deje la formalidad dime Wilson son años de conocernos —lo dice con una sonrisa. —Falta de acostumbrarme señor Wh..Wilson—le contesta sonrojada. Yo intervengo para que Bianca deje la vergüenza. —Gracias papá por traernos, me vas hacer mucha falta esas charlas tan lindas que teníamos y más cuando me acompañabas a jugar a las cartas—lo digo con lágrimas en los ojos. —Ven muñeca —me abraza —eso se va a seguir haciendo cada vez que vaya a vernos o nosotros vengamos, no es el fin —nos quedamos en silencio abrazados, hasta que rompe el silencio y me suelta — Te tengo una sorpresa, de seguro ya lo trajeron vamos. Voy caminando de la mano de él y al lado va Bianca. Fue imposible no decirle que nos acompañe, cuando salimos del ascensor nos dirigimos al parqueo y veo un coche con un enorme lazo fucsia, inconsciente le apretó la mano a papá. —Muñeca aquí tienes, tu propio auto, espero que te guste. Así vas a poder moverte más tranquila. Me quedo viendo a un mini convertible cooper color menta, con sus aros de lujo, no lo podía creer. —Gra…Gracias papá por este regalo tan hermoso de verdad estoy muy emocionada, ahora si voy a poder usar mi licencia —apenas circulaban mis palabras. —Si muñeca, pero promete que vas a tener cuidado. —Claro papá te lo prometo, usted esté tranquilo—digo feliz —Bueno ahora si que me voy, no quiero que me dé la noche—se acercó y me abrazó— Pórtense bien, estudien bastante y disfruten con mucho con cuidado niñas, cualquier cosa no duden en llamarnos! Te amo Alycia. —Yo también te amo papá, cuidé a la familia y más a mamá que ahora va a estar más sola, muchas gracias por el coche papá, cuando llegues a Birmingham me llamas por favor – le doy un beso en la mejilla y nos despedimos. —De nada muñeca adiós— se montó al coche y se fue diciendo adiós con la mano y yo no pude contener más las lágrimas, Bianca vino donde mi y me abrazó. —Tranquila Corqui, ahorita te acostumbras. ¿Ahora entiendes porque no dejé que mi papá me viniera a dejar? Asiento con la cabeza, claro para ella también era duro, pero fue más inteligente que yo, dejó a sus padres en casa y si se sentía mal se deshago en el coche. —Vamos subamos y acomodamos nuestras cosas y después vamos a comprar la comida para toda la semana—me agarra y vamos abrazadas hasta el ascensor y subimos al quinto piso. —No puedo creer que papá me diera un cooper Bica, ¡Qué emoción! ¿Cuándo tienes que ir en tu coche? —Mañana a primera hora, así que usted me llevará— sonríe con complicidad. —Por supuesto—sonreí—¿Qué pasó con Ethan? Hace un tiempo sabía que entre ellos había pasado algo. Al principio todo fue oculto, pero después Bianca no pudo evitar contarme que había dormido con su primer hombre y que siempre lo había amado en silencio desde pequeña y ese chico fue nada menos que mi querido hermano mayor Ethan. Quien no pudo hacerse cargo de que él también está enamorado de ella. Pero a él le importaba más el qué dirán. Bianca suspiró derrotada, y con eso me di cuenta que la cosa no iba bien. —No quiere estar conmigo más—se le cortó la voz y eso me llegó al corazón—Me dijo que ya fue suficiente y que era hora de…— y empezó a sollozar. —Ya, ya Bica—dije atrayéndola en un abrazo— Se va arrepentir y vas a ver que aquí lo vas a tener en cualquier momento. —No creo Corqui—susurró con voz derrotada— Creo que no me piensa buscar más y además tiene a otra... No creía ni por un momento eso, pero no la pensaba contradecir con nada. Porqué sabía que mi hermano pensaba en ella constantemente y si él hizo eso, fue para que ella pudiera seguir su sueño. Cuando abrimos la puerta me quede viendo el lugar en el que por fin vamos a cumplir lo que tanto soñamos ambas desde pequeñas. Recuerdo que siempre deseamos vivir juntas y pues nuestros padres hicieron realidad esto, aunque una de nosotras sufría y la otra no, aquí es donde siempre digo: "El amor es de último, no quiero un atraso en mi vida". —¡Bienvenidas a nuestra casa!—grite súper contenta— Deja el pasado y disfruta el presente amiga de mi alma.
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