Cuando Pablo y Karin llegaron a casa ella fue directamente a su habitación a cambiarse, ese día se había vestido con ropas un tanto finas y estaba helada de frío. Ella acababa de terminar de ponerse el pijama cuando Pablo tocó su puerta y preguntó. _ ¿Puedo pasar? _ Si, adelante. Él llevaba una taza de té en sus manos y le dijo. _ Te he traído un té, te ayudará a dormir y hará que entres en calor. Karin tomó la taza de té y le dijo. _ Muchas gracias. Karin se sentó en la cama a beberse el té, Pablo le dijo. _ Entonces me voy. _ No te vayas, aún no tengo sueño, házme compañía un rato. Pablo se sentó en la cama a su lado y le dijo. _ Por cierto, aún no te he prestado ningún libro, por qué no vamos a mi habitación y miras si te gusta alguno. _ Si. Cuando Karin se terminó de debe