Capítulo 10 Vittorio pensaba que, para estudiar más a fondo el caso del Monstruo de la Oreja, podía resultarle útil una conversación con Attilio Corona. Así que se las arregló para conseguir la dirección del arquitecto. Evidentemente, buscó primero en la guía telefónica, pero Corona no debía tener teléfono fijo y, en todo caso, su nombre no estaba en el listín. Por otro lado, a Vittorio no le fue posible obtener la información en la comisaría, ya que la ley de privacidad, vigente desde 1997, no permitía a los investigadores, en este caso concreto a Sordi, que es a quien Vittorio se lo había pedido, dar datos personales de los declarantes. Casi con seguridad, el comisario habría hecho una excepción con Vittorio, ya que, a fin de cuentas, era su colaborador del hecho, pero el subjefe Pumpo