Capítulo 10-2

2019 Words

—¿Teníais por tanto muchos empleados? —No, señor, pero sí más de quince, por cierto el número para el cual el Estatuto imponía la llamada cusa justa para poder despedir: tanto en las empresas familiares como en la nuestra. —¿Cuánto personal teníais exactamente? —Dieciocho es ese periodo: nunca fue una gran empresa. Fue la ingenuidad de mi madre la que la llevó por encima de los quince trabajadores. Mamá, sin conocer la ley ni informarnos a mi padre ni a mí, contrató a la vez en 1976, además sin pedir información sobre ellos, un operario aprendiz, un buen muchacho por cierto, llamado Piero, y tres personas que enseguida mostraron su carácter subversivo: Maria Capuò, Giovanna Peritti y Ruggero Rigoletti. Así que mamá, pobre mujer, aumentó irresponsablemente nuestra plantilla de catorce a

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