Trague saliva y trate de desviar mi atención hacia otra parte, hacia el equipo quirúrgico con el que me habían cosido la herida, la cortina azul y sus pliegues qué me protegían de ser vista, todo para no pensar en lo que había escuchado, pero la verdad, la curiosidad me gano.
Me acerque y tome la cortina para abrir una pequeña abertura con la que pude ver al infeliz qué hablaba por teléfono.
Llevaba puesto un gorro de color gris qué tenía un logotipo como de algún equipo de hockey, pero a pesar del grosor de la tela, era visible algunos mechones de su cabello rubio. Su piel era blanca, pero en el rostro se le notaban algunas pecas qué daban la apariencia de que tenía sucia la cara.
Tenia una bufanda de color verde, aunque no hacia mucho frio afuera, quizás estaba enfermo.
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