Capitulo 3

1002 Words
—¿A que has venido?— me digne a decir aún con las pocas fuerzas que tenia. Michael desvío la mirada de la señora Martha hacia mi y en ese momento rodó los ojos. —¿Ni un gracias si quiera, querida cuñada?—reclamo, aunque era obvio que no estaba ahí precisamente para felicitarme por el nacimiento de mis hijos. No sabia que era exactamente, pero algo se traia entre manos— aunque no sé si deberia llamarte asi, despues de todo Arthur ya esta muerto. Soltó una pequeña risa, apenas audible, pero me parecio que se burlaba del fin del destino de Arthur y por lo tanto la ofensa mas grande que podian hacer en mi contra. —Bien—dije y en esa ocasión me digne a levantarme de mi lugar, al menos intentar tomar asiento, cosa que la señora Martha, en realidad no me permitio, pero al menos me ayudo a poner una almohada detras de mi espalda, tal vez para no mirar a Michael hacia — te lo agradezco, de alguna manera estuviste justo en el lugar apropiado, salvaste mi vida y la vida de mis hijos y aun a pesar de tu mala actitud... —¿Mala actitud?—cuestionó él interrumpiendome, tal vez ofendido, aunque no parecía sentirlo realmente, solo están jugando conmigo— ¿A que te refieres con eso? ¿Acaso no eran ustedes quienes estaban hablando de mi a pesar de mi buena fe? —¿Buena fe?—me queje sin poder creer lo que había pronunciado ese imbécil—¿Sentiste eso el día en que me robaste la oportunidad de despedirme de mi esposo? Michael sostenía una sonrisa en los labios, pero no era para nada agradable, me parecía que era la de un sinico e hipócrita, ahora entendía porque ni Ethan ni Arthur alguna vez lo habían mencionado. —¿Robar?—solo con cierto aire de burla—¿De qué hablas? —El día en que murió mi esposo—le recordé—me sacaste de la habitación quitándome el derecho de quedarme a su lado hasta... —Oh, si lo recuerdo, fue un día memorable—menciono con una sonrisa y el mismo tono de satisfacción de antes—pero en mi defensa te hice un favor, evitarte el dolor de verlo morir y a Arthur la angustia de saber que sería de su esposa. —¿Favor? —cuestione alzando un poco la voz, cuestión que causó qué mi pequeño recién nacido comenzara a quejarse, tal vez con el afán de llorar por hambre o frio pues apenas estaba envuelto en una sabana blanca qué seguramente apenas le brindaba un poco de calor—ni Arthur ni yo necesitábamos de tus favores. —Tranquilizate, Christine. Acabas de tener dos bebés, no deberías alterarte por nada—sugirió la señora Martha quien aún permanecía a mi lado. —¿Por nada?—la mire furiosa y entonces al ver su rostro, me di cuenta de lo enfadada qué estaba por su presencia. —Si, por nada—me repitió con cierta firmeza, así que intuía qué trataba de decirme que en realidad él no debia significar nada para mi y que de hecho solo estaba buscando provocarme. —En fin, dejemos esta bonita y amena conversación para hablar de lo que realmente interesa—expresó, aparentemente algo cansado de estar ahí conversando conmigo, así que de uno de los bolsillo de la chaqueta de su traje saco una hoja doblada y un bolígrafo—necesito que firmes esto. Estando en condiciones le habría abofeteado el rostro y habría roro su estúpida hoja, pero al estar atada a una cama y con una herida sobre el abdomen lo único que pude hacer fue preguntarle: —¿Qué es?—dije sin atreverme a tocar aquella hoja. —Un permiso para que podamos comprobar la legitimidad de tus hijos—dijo con cierto enfado, aunque manteniendo aquella estúpida sonrisa que claramente merecia un golpe. —¿De qué diablos estas hablando?—impugne furiosa. —No sé si aún lo recuerdas, pero por tu causa la empresa de mi familia se encuentra tambaleándose en un hilo entre seguir sus funciones o ser desintegrada, así que hagámonos un favor y firma esto de una buena vez para que pueda hacerme cargo de la empresa y tu puedas seguir con tu vida lo más lejos posible de mi—propuso mientras acercaba la mesa delante de la cama para que tuviera algo en que apoyarme. —¿Qué es lo que pretendes hacer? Ethan es quien se quedo a cargo de la empresa—le recordé y ya que precisamente Ethan había sido entrenado por Arthur, intuía qué todo debía andar bien ya que había estado demasiado ocupado, incluso para visitarme o levantar el teléfono. —Ethan no es más que el hijo bastardo de mi padre, sin Arthur no hay quien apoye su presidencia, así que una vez que el acuerdo concluya y tengamos de vuelta la empresa, seré yo quien la dirija—anunció, aunque no parecía del todo satisfecho con ello, de hecho parecía estar molesto. —¿Porque ahora?—proteste—tú nunca apareciste en todos estos años, a ti nunca te importo. Michael sonrió. —Eso a ti que te importa—expuso—solo firma y todo esto se terminará, dejaremos de vernos y por supuesto, ya no tendrás nada que te vinvmcule con la familia Sallow. ¿Es lo que quieres no es así? Medite un momento en lo que ese hombre pretendía y que tanto a mi me beneficiaba arreglar este asunto con él, claramente nos odiabamos, pero ambos estábamos de acuerdo en ya no vernos más y si con ello podía proteger a mi hijos de esa familia a pesar de, posiblemente, perder su herencia, lo cierto es que en realidad no me importaba. —¿Si firmo me dejaras en paz a mi y a mis hijos?
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