Corazones rotos

2086 Words
Los Westborn habían decidido volver a casa antes de lo previsto. A todos les pareció que habría guerra entre las reinas y no querían que Layla estuviese sola. Al final, parecía que sin importar el grado de la discordia, ellos estarían pendientes de apoyarle. Kamal había llamado al médico a cargo; este apareció en minutos tras la llamada y atendió a la princesa. —Estoy bien, Kamal, fue un mareo. —Layla, no tienes ni un título de bachillerato en medicina, tu opinión no importa. Kamal y Layla se miraron, los ojos preocupados. Selene ingresó a la habitación con un pan salado, jalea, jamón y una bebida caliente. —Tómate el té, si ha sido un bajón de azúcar te compensará más rápido y me debes un bollo, por favor —insistió Selene. Kamal recibió la notificación con la llegada del médico. El joven salió a recibirlo y este ingresó de inmediato para revisar a la princesa, la cual negó haber sentido algo más que un poco de agotamiento y mareo. —¿Dolor? —Ligero, como menstrual. —¿Sangrado? —No hay en absoluto. —Tomaré unas muestras de sangre para valorar su estado general y realizaremos un ultrasonido en unos minutos —dijo y procedió a realizar la extracción de sangre, luego se sentó a configurar la máquina para el ultrasonido. Leonel vio a los guardias en espera y se dio cuenta de que algo pasaba. Corrió en dirección a la habitación de Layla y la encontró acostada rodeada por Selene, Kamal y el médico. —Ha sido un simple mareo, estoy bien. —Estás muy cansada últimamente. —¿Se ha desmayado antes? —preguntó Kamal y Leonel negó. —Vamos a realizar el ultrasonido, majestad, intentaré hacerlo lo más cómodo posible por vía abdominal, pero puede que no escuchemos nada. —Si su corazón late queremos escuchar —le advirtió Kamal, lleno de pánico e ira. Layla tomó su mano. —Cálmate un poco, sí. Solo un poco —pidió la joven y él asintió. —Vale, proceda. El médico conectó su aparato al televisor para que todos pudieran ver cómodamente. La joven sonrió y miró a Leonel, quien le tomó la mano. Ella sonrió hacia él, y el médico le preguntó cuándo fue su último control. —Me hice una prueba casera y un examen de sangre para confirmar. —¿No has ido a revisarte? —preguntó Selene indignada. Selene odiaba que Layla estuviese embarazada, que fuera tan descuidada y despreocupada. Leonel e vio incrédulo porque cuando le dio la noticia del embazo sonó como que venía del médico, no de u laboratorio. —No lo vi necesario, estoy en excelentes condiciones de salud, los han hecho en un laboratorio sino tengo nada, todo va bien. El médico dice que la reina tiene razón sus hijos van a ser genéticamente saludables, pero no debe privarse de sus controles prenatales, y por ello, tendrá citas cada cuatro semanas durante los primeros dos trimestres si está bien de salud y si el feto se muestra saludable. —Layla —comenzaron a decir los tres, y el latido del corazón del bebé llenó la sala. Todos miraron la pantalla, y el médico les señaló. —Ese es el cansancio, ahí está bebé uno y bebé dos. —¿Gemelos? —preguntó Kamal evidentemente emocionado. —Sí. —Probablemente, se sienta mucho más agotada en estos días, debe seguir una dieta para que no se le baje el azúcar, que es lo único que ha salido un poco alterado hasta el momento, su presión arterial está perfecta y el crecimiento de sus hijos va bien, de acuerdo a la edad gestacional. —¿Tiene alguna duda, majestad? —¿Cuál es la fecha probable de parto? —Finales de febrero. —Gracias. —¿Desea que le imprima un par de fotos? —¿Pueden ser cuatro? —preguntó Layla. Kamal recibió la primera imagen de sus hijos por venir y los observó en silencio. Sonrió y compartió una mirada con Layla. —Si son del mismo género, esperaremos a su cumpleaños 18 para decirles quién será rey. Si es género diferente, el que nazca primero se lo llevará. Pero tampoco se lo diremos. —¿Layla? —Serán hermanos, que disfruten de las mismas oportunidades y las mismas limitaciones. —Y creo que podríamos esperar hasta los veinticinco para entregarles el reino. —Es una edad maravillosa, pero yo me retiraré por completo a sus dieciocho, tengo planes de vida ¿Sabes?—respondió la reina, y su marido asintió. —Está bien por mí —respondió Kamal y besó la frente de su esposa. —Felicidades, Layla. —¿Me encantaría un poco de espacio? —Claro, pero si te sientes mal o necesitas algo, avísanos —le dijo su esposo y se puso en pie. Selene la felicitó y salió detrás de Kamal. Caminaron en silencio, y él la llevó al punto más lejano de la casa. Leonel se quedó en la cama junto a Layla, le dio un beso en la frente y repitió: —Dos bebés. —Estoy segura de que a alguno le podemos poner como su padre. Leonel, es un buen nombre. —No me gustaría que acabaras colgada en un árbol —respondió y le besó en la mejilla. —Elegiremos nombres fuertes para ellos. —Si tienen el mismo género, esperaremos a su cumpleaños 18 para decirles quién será rey. Si es género diferente, el que nazca primero se lo llevará. Pero tampoco se lo diremos. —¿Layla? —Serán hermanos, que disfruten de las mismas oportunidades y las mismas limitaciones. —Y creo que podríamos esperar hasta los veinticinco. —Es una edad maravillosa, pero yo me retiraré por completo a sus 18 —respondió la reina, y su marido asintió. —Está bien por mí —respondió Kamal y besó la frente de su esposa. —Felicidades, Layla. —¿Me encantaría un poco de espacio? —Claro, pero si te sientes mal o necesitas algo, avísanos —le dijo su esposo y se puso en pie. Selene la felicitó y salió detrás de Kamal. Los llevó en silencio y él la llevó al punto más lejano de la casa. Leonel se quedó en la cama junto a Layla, le dio un beso en la frente y repitió: Leonel besó a su novia y le colocó el anillo en el dedo, mientras ellos se dejaban llevar por el abrazo, la felicidad, Selene y Kamal se dirigían a una conversación mucho más seria. Se tomaron asiento en lo que parecía ser una sala de descanso. Kamal observó el lugar y se dio cuenta de que estaba indudablemente decorado por Layla. Vio a su esposa sentada en frente con la imagen de los bebés. —Felicidades, vas a ser papá. —Selene. Estás rastreando mi teléfono y estoy casi seguro de que tienes acceso a mi celular, no sé de dónde viene tanta paranoia y no quiero darle el gusto a Layla, pero tiene razón, estás superando límites que no son saludables. Sé que me paso, sé que hago las cosas mal todo el tiempo, Selene, pero no te mereces esto, no... no puedo hacerte esto. No quiero vivir haciéndote infeliz, porque Layla es infeliz el 60 % del tiempo, pero adora su trabajo, le gustan los pueblos y está comprometida, entiende que muchas cosas se salen de nuestras manos, pero tú, tú eres feliz un 1% del tiempo. —¿Qué quieres decir con esto? —Quizá sea mejor cancelar todo y tomarnos un tiempo, ir a terapia, contemplar bien las cosas. Tú puedes quedarte en Grecia y yo puedo volar y visitarte a ti y a los niños. —¿Cómo una "casa chica"? —señaló Selene. —como si fuéramos tú “otra” familia. —No, como gente que comparte una historia, se aman, quieren que funcione con locura, pero necesitan espacio y ayuda para sanar. Selene apoyó sus hombros contra el sillón y vio con dolor a su esposo. —Hola, disculpen —les llamó Ralph—. Pensamos en cenar en el jardín, y Layla está acostada, y Leonel, pensé que puede ayudarme con la mesa. —Oh, claro —Kamal le dio un beso en la frente a su esposa y siguió a Randolph al interior. Atlas estaba por ir a su habitación cuando escuchó el suave sollozo de la reina, la miró desde la entrada de la puerta y regresó a la cocina por una botella de agua para ambas y una toalla para que se limpiara. Se las entregó y Selene contuvo el llanto de inmediato. —¿No son noticias gratas para ti? —preguntó Atlas. —Vivimos una situación imposible —dijo la mujer y se limpió el rostro. Leonel ingresó a la habitación y la sonrisa en su rostro desapareció al encontrarse a Selene llena de lágrimas. —Majestad, ocupa algo. —No gracias, coordinaré mi vuelo y me iré. —Creo que Kamal quiere quedarse por la noche. —Yo vivo una situación imposible, porque estaba enamorada, me casé y todo lo que podía pasar mal, pasó. Incluso una guerra, y el matrimonio de mi esposo con Layla, tú estás joven, soltero, eres rico y estás guapo, no tienes por qué someterte a esto porque has mordido la manzana prohibida. Infinitamente, no vale la pena. Layla se acercó a Leonel, Atlas y Selene. —Tu matrimonio estaba mal antes de que yo llegara y seguirá mal, pero ustedes dos son unos cobardes. Si las cosas van mal se alejan, toman lados opuestos como si fuera una guerra. Sí, Kamal y yo tenemos una relación compleja porque nos criaron para esto, Selene, él no tiene que explicarme nada porque nos criaron para lo mismo. Sabes lo que significa matrimonio para nosotros en nuestra cultura. Matriz, nutrir, amor. Y sabes lo que representa para nosotros, simplemente un ciclo. A Kamal y a mí nunca nos dieron opciones de libertad y felicidad. La verdad, Kamal te tiene a ti porque sus padres murieron e Isam tiene una mentalidad diferente, y yo estoy aquí porque mi hermano deseaba tanto el reino que mantenerme aparte le aseguraba ganarse a mi pueblo y a mi padre. Tú y Leonel representan muchísimo para nosotros, de las relaciones se ríen del mismo cable juntos incluso cuando lo que se arrastra es pesado. Huye, vete, escóndete si quieres, pero cuando él se canse no vuelvas llorando. Leonel le recordó lo que había dicho el médico, reposo y nada de estrés mientras se aseguraba de que solo era un bajón de azúcar. Ella sintió y le comentó que desde su ventana había visto a Kamal y Ralph montar la mesa del comedor. —¿Crees que puedas servir la mesa e ir con cuidado con los platos son de colección de campo de Hermès? —Ahh, Ralph va a morirse —comentó Atlas. —A él le encantan ese tipo de cosas. —Sí —dice Leonel. — Va a infartar. —¿Quiere que le hagan compañía? —pregunta Atlas. —Sí, claro, dejémoslos trabajar. —Selene, la habitación de tu marido es la primera, a la derecha. Espero que tomes la decisión correcta —replica Layla con dureza y dirige a Atlas a su habitación. Las dos toman asiento y ven por la ventana a sus esposos trabajar mientras bromean. —Lo siento, no todos nuestros días son así —comenta Layla. —Claro, imagino que no. —Para Leonel es muy importante que tenga su aprobación, y sé que desde que has llegado me ha tocado el papel de villano, pero realmente no lo soy. Ahorita todo es muy complicado en cuanto a mi vida familiar, tendremos hijos y para mí cambian muchas cosas con Kamal, y su relación con Selene está cada vez más deteriorada, simplemente son cosas que no pedo dejar pasar, pero Leonel es muy importante para mí y hacerlo feliz es una de mis prioridades. —Todos ven a Leonel, y ven el cascarón, ¿sabes? El chico alto y fuerte, el deportista implacable, o al mujeriego ligón, yo veo a un hombre leal, respetuoso, sincero, amoroso y protector que daría su vida por ti. Y con lo poco que te conozco, tú tienes las mismas cualidades, pero creo que, inevitablemente, le vas a romper el corazón. Como lo pidieron con urgencia... aquí está. Comenten urgentemente todas, que hay muchas fantasmas entre nosotras.

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