La sumisa

1798 Words
Selene tarda un par de minutos en reconocer a Leonel, pero sabe perfectamente quién es él y entiende que Layla no quiere verle, una semana después de que regresaran a su país, había sido publicada la noticia de su relación con otra mujer, una periodista local. No es que Layla se hubiese sentado a contarle confidencias, pero su esposo había sido bastante claro en qué o quería escándalos sobre todo si involucraba a otros hombres ligados románticamente con sus esposas, además, había sido rápidamente ve todo lo bueno que la princesa encuentra en él, es apuesto, amable, divertido e inteligente. Andrés hace las presentaciones, señala a Alana, la mujer que está muy cerca de Leonel para le gusto de Layla y la introduce como su hermana pequeña, luego señala a Leonel y este se pone en pie para saludar a las reinas. Layla, pone distancia de inmediato y busca algún tipo de escapatoria de la situación lo último que quiere es compartir con Leonel y su interés romántico del mes. —Majestad, no había tenido el honor de conocerla. —¿Cómo, si dicen que hemos tenido sexo? —pregunta Selene y este estrecha la mano de la joven. —Puta, Leonel, los alcances de tu polla son infinitos —comenta Pedro y los tres se ríen.—No sabía que se conocían los unos a los otros. —Layla y yo somos amigos. —Conocidos, Leonel. —Resalta la princesa y ve su celular. —¿Les parece si Selene come y nos vamos? El rey tiene una lista de dese—cometa divertida Layla y le muestra el celular a Selene, y esta lee: No quiero problemas con Kamal, necesito irme de aquí. —Bóxer especial y almohada… —comenta divertida. Selene saluda a Alana y finalmente se sienta al lado de Layla. Las dos comparten una mirada y la reina de Tierra del Sol pregunta: —¿Cómo se conocieron?—preguntó Selene a Leonel y Alana. —Mi padre fue el chef del presidente Westborn —explica Alana. —Nos criamos todos juntos, probablemente, cuando nos conocimos alguien llevaba pañales. —¿Eres chef como tu padre? —señala Layla a Andrés mientras intenta evitar la mirada de Leonel. Él no planeaba salir esa noche, tenía un evento con sus patrocinadores en la mañana, unas fotografías en la mañana y una celebración en la noche. Él solo podía beber agua y comer delicioso, pero Pedro y Alana eran como familia, sus primos del amor, y Andrés había estado planeando esa salida por semanas, intentando que fuese cómodo para su esposo escaparse y que Leonel pudiese divertirse sin el montón de flashes encima, no se es más popular que cuando eres uno de los favoritos en una de las competencias. —Sí, pero mi papá no tiene el mismo estilo de comida que yo. No hacemos lo mismo. —Solo estudiaron lo mismo y hacen casi lo mismo —comenta su hermana. —Mi papá era un dictador, hago lo mismo pero de forma diferente, de la forma correcta. —Tú eres dictatorial —Le acusa Selene y Layla se gira para verla. —No. —Tú tienes el aspecto de una persona calmada y dulce, pero creo que tienes mucho más poder y capacidad de mando que Kamal. —¿Estás diciendo que soy mejor que tu marido o que soy más aterradora? —Las dos —responde tranquilamente mientras y abre el menú para revisarlo. —¿Qué recomiendan? —El cordero —respondió Pedro. —Camarones, te encantarán —comenta Layla. —Al ajillo y el arroz están espectaculares, sabe a ajo y tiene un aroma buenísimo. Todos se quedan en silencio observando a Selene y a Layla, hasta que Leonel se aclara la voz. Alana no puede con la curiosidad y pregunta: —¿Cómo es tener una segunda esposa? —No estamos casadas la una con la otra —responden al unísono. —¿Entonces no se llevan bien? —Nos llevamos bien, ella hizo amigos y me invitó—señala Selene. —Somos familia. —Acabas de insultarla. —Bueno, ella me llamó dictatorial, pero, yo la considero sumisa. —¿Me consideras sumisa?—pregunta Selene. —Sí, te quedas en casa y cuidas a los niños y le dices que sí a todo lo que Kamal quiere. —Eso es horrible. —Es mi perspectiva. —Hago más que cuidar a los niños y decirle que sí a Kamal, Layla.—se defiende Selene. — Tengo un trabajo como todos en esa casa, atiendo a mis hijos porque son mío no de la niñera y de las cosas que a veces digo que sí te involucran a ti. —¿Es complicado? —pregunta la joven. —No. —Solo... —Yo a veces siento que deberíamos ser más amigas para poder entendernos —reconoce Selene. —¿Quieres que durmamos juntas? —La verdad, estoy muy cansada y he desarrollado el hábito de dormir con gente —Layla se ríe.—A mí me vendría bien. —¿Extrañas a tus hijos? —Por supuesto —las dos ríen. —Dormiré contigo, hoy —Layla la señaló. —Ves, somos cercanas si omitimos los insultos y ataques. —Yo voy a hacer una única pregunta inapropiada. —No nos tomamos turnos, para nada de lo que te imaginas —comenta Layla y el joven se ríe. Alana le da un codazo a Leonel y le pregunta si puede dejar de ver a la princesa. —¿Cómo se conocieron ustedes dos? —pregunta Selene y señala a Leonel y Layla. —Estábamos en una cafetería, creo que ella me robó la mesa. —Era mi mesa y te invité. —Estaba reservada para mí. —Vale, hablamos, nos hicimos amigos y seguimos coincidiendo. —Estamos destinados. —Aahh, Leonel, no estamos destinados —dice la joven molesta. —Yo estoy casado y tú has pasado página con una mujer guapísima que sale en televisión. —Layla, Kamal dejó claro las condiciones de... —Kamal y yo estaremos casados por los próximos 18 años de nuestras vidas, probablemente. —Responde Layla y se pone en pie. —Selene, podemos comer en tu habitación. —Claro. —Gracias por la invitación. Leonel se pone en pie y Selene se pone en medio. —No sé lo que quieres de ella, pero la respuesta es no, Layla no se merece un amor de verano o cinco minutos a cambio de meses de reproches para que vayas a vivir tu vida feliz. Se merece un hombre que se quede sin importar cuán intimidante es mi marido de mal humor —Asegura Selene y toma a Layla del brazo. Las dos caminan juntas por el restaurante hasta llegar al elevador. Selene envía a Vijaad a hacer su trabajo y cierra la puerta del elevador. Layla baja la cabeza y ella le da pausa al elevador. —Kamal siempre dice que vea las cosas desde tu lado. Eres la que recibe menos amor, menos diversión, menos...—Selene se encoge de hombros.— y entonces te he visto dándole una mirada y lo he entendido Layla, y debe ser horrible, porque es guapísimo y sexy y no tiene nada que ver con el ser loco con el que estamos casadas —las dos ríen. —Layla le abrazó. —Cuando llegué estaba molesta porque va a tener un bebé y seguro el tuyo va a ser sano y hermoso y se va a parecer a él. —Tengo genes poderosos —asegura Layla y las dos ríen. —¿Te apetece comer camarones con una botella de vino mientras vemos una película? —Me encanta, nunca he tenido una mejor amiga. —Yo tampoco —dice Selene y vuelve a abrazarla. Las dos se ríen. Selene tomó más vino del debido, Selene vio un programa de asesinatos el cal hizo a su acompañante cuestionarse cual de las dos era más peligrosa. Las dos se quedaron en silencio mientras veían un anuncio de televisión. —¿Lo quieres? —¿A quién? —¿A Leonel? —responde Selene. —Es apuesto y parece ser muy dulce. —Lo es. —¿Lo amas? —No sé. —Él parece querer intentarlo. —Parece que quiere echar un polvo y no tener que cargar con las responsabilidades. —Layla, a veces se siente como que no tienes a nadie y probablemente me dirás que digo esto para mantenerte lejos de mi marido, pero ocupas a alguien que esté para ti. Kamal es muchas cosas... pero no es tan bueno dando apoyo emocional —las dos rieron. —Se lo diré apenas lo vea—Las dos rieron con las fuerza. Kamal se recupera, su hermano y su esposa cumplen con todas sus actividades, incluso se despiden de él para continuar con su tour de la tortura en la cual Layla es amable, cariñosa y respetuosa con todo el mundo, excepto con su cuñado. Layla ordena un latte en cuanto suben al avión y un chocolate. Elías la observa comer de forma viciosa el caramelo y pregunta: —¿Quieres hablar? —No. —Selene ha dicho que él estuvo aquí y estará en Mónaco. —Sí, tiene una competencia, yo estaré contigo todo el tiempo. —Yo no he comprado un palco para ver las carreras porque a mí me gusta esto y estaba deseando que mi hermano no quisiera venir, luego le explotó la vesícula y cuando vi que estaba bien decidí comprarnos un palco. —Eres el peor hermano de los tres. —Lo sé.—Layla se rió. —Entonces, cuando estoy con Kamal Selene está enojadísima y ahora que estamos juntos Nala debe estar furiosa. —No te corresponde saberlo, pero... es muy complicado. —¿Es como el dicho? —pregunta Layla. —“Eliges, eliges, hasta que te llevas un saco de mierda.” —Lo complicado es que la amo, pero nos resentimos muchísimas cosas y entonces estás siempre paseándote en medio y la pregunta salta enfrente de nuestros ojos: ¿Qué tal si te hubiese elegido? ¿Cómo hubiese sido para ella o para mí? —Tú siempre has tenido ese problema, Elías, no te conformas con nada y cuando lo encuentras, cuando ves lo bueno que es, lo fácil que fue, quieres que te castiguen y que se vuelva complicado. No estoy buenísima, no quieres un polvo y no estás enamorado de mí, ni siquiera de la idea de mí. Estás enamorado del sufrimiento, te gusta el dolor. —Te extraño. —Yo también —Elías se cambió de asiento y le dio un beso en la mejilla. Reclinó ambos asientos y la abrazó.
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