Planes

1405 Words
Selene y su cuñado habían ido directo al hospital. La mujer estaba indignada con el atrevimiento de Layla al avisarles justo después de que le diera la regalada gana. La princesa estaba dándole de comer cuando Layla ingresó a la habitación. —Ágape, no hace falta que vengas, de verdad, estoy bien. Selene se acercó a su marido y le dio una cachetada, luego se dirigió a Layla, se puso en pie y tomó una jarra con agua arrojándosela. —¿Selene, te has vuelto loca? —Sí, ya deja de comportarte como un imbécil y tú deja de seguirle la corriente, porque no es justo que siempre me vea yo como la loca. —La mujer le oprimió el abdomen en la parte baja y salió de la habitación. Elías vio a su cuñada, que había estado en silencio todo el camino, y sonrió porque nadie creerá que esa mujer tan pequeña tenga tanto carácter. —No quiero incomodarte, pero si tengo que poner en su lugar a tu mujer, a ella ni a ti les va a gustar, adviérteselo. La princesa fue al baño, se secó con una toalla, luego buscó algo para cambiarse en el maletín que había llevado y salió de la habitación. Elías vio a su hermano divertido y se sentó al borde de la cama. —¿Ahora quién va a darte sopa? —Estoy considerando seriamente conseguir una tercera esposa que haga el trabajo de estas dos... —los dos rieron y Elías le dio un beso en la mejilla. —Me alegra que estés bien, hermano. —Gracias, Dios por ti. Ambos rieron y Elías le dio una cucharada más de comida para que no dijera alguna tontería más. Layla llegó al hotel y se encontró con él de frente, lo miró de pies a cabeza antes de seguir su camino hacia el elevador. Leonel intentó acercarse, pero la princesa hizo una señal para que sus guardas impidieran el contacto. —Layla —llamó Leonel. —La princesa escuchó los flashes de los paparazzis y decidió no darles el gusto de tener una publicación. La joven se quitó los lentes, los dejó en una de sus manos y estrechó con la otra la mano de Leonel. Él le preguntó si podían hablar en algún lugar privado mientras se acercaba a su mejilla para besarla. —Imposible. —Respondió la princesa.—El rey está bien, gracias por preguntar. Saludos al presidente. Leonel le tomó la mano con firmeza. —Acepta cenar conmigo o monto un escándalo. —Mi esposo está internado, la respuesta es absolutamente no. —Layla, Kamal me dijo que me alejara y pensé que era lo mejor para los tres, la verdad, pensé que cuando te divorcies podíamos retomarlo, lo que pasa es que no quiero vivir preguntándome qué hubiese pasado. —Es lo mismo que dijiste la última vez, Leonel. No estoy para juegos. Layla se soltó de su agarre y fue a su habitación en la cual encontró a Selene recién salida de la ducha, la mujer le preguntó dónde estaba durmiendo, las dos se quedaron mirando y Layla tomó el florero de la mesa del recibidor y se lo tiró. Selene tomó las flores de la mesa de noche y se las tiró a Layla, esta se acercó decidida a pegarle y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para lastimarla, se dio cuenta de que ella no tenía la culpa de nada. Selene se cubrió el rostro y lloró desconsoladamente, Layla se quedó en silencio, tomó asiento sobre la cama y finalmente se disculpó. —No debí lanzarte nada. —Empecé yo. —Kamal me pidió un favor a cambio de no morirse en bilis, pensé que estaba haciendo lo correcto y esperé a que estuviese estable para llamarles, eso es todo. Layla tomó su maleta y sus cosas. La princesa les pidió a sus empleados que por favor le acomodaran en otra habitación y fue a comer algo en uno de los reservados del restaurante. La princesa quería algo sencillo y delicioso de cenar, luego tomaría una ducha y dormiría un par de horas antes de volver a acompañar a su marido. Al final, Kamal podía ser un imbécil y exigirle un millón de cosas a ella y a todos los que le rodearan, pero siempre sabía quedarse a su lado. El chef tomó un momento para atender a su cliente favorita. La reina de Azalam y Tierra del Sol no parecía de la gente que pasaba horas intentando preparar una receta, pero sabía muy bien cómo combinar sabores, así que decidió llevarle un bocadillo con papas a la princesa personalmente. La princesa estaba tomando una copa de vino mientras jugaba con su anillo de matrimonio. —Majestad, he venido a entregarle esto personalmente. —Deben pensar que soy una malcriada. —No, ha tenido unas 24 horas estresantes. —Lo han sido, agotadoras la verdad. —comenta Layla y ve el pedazo de carne.—Está espectacular —anuncia la joven y le da un primer bocado, saborea las especias, la mantequilla, el ajo que ha puesto en ello.—Esto es maravilloso, estoy buscando un puesto en un reino muy lejano. —Puede ser. —El chef se sirve un poco de vino y da un sorbo. —En mi país es muy importante compartir comida, básicamente porque mucha gente no tenía lo suficiente, pero nos gusta compartir —Layla le ofreció unas papas y él sonrió.—Nunca he ido. —Mis cuñados y esposo están trabajando duro por hacerlo un lugar más turístico, está invitado cuando quiera, VIP. —Ahh, qué bueno, iré en mis próximas vacaciones. —Tiene mucho que conocer —comentó Layla. Layla sabía cuando era deseada por un hombre y el chef había dado todas las señales, el coqueteo, la sonrisa, las miradas, al final ella se lo había prometido a su esposo, no cometería ningún tipo de indiscreción que le llevara a ser titular de un periódico y es así, el chef por muy guapo que estuviera lo contaría. —Buenas noches —dice un joven mientras interrumpe. —Hola. —Se te olvidó. —Con eso de que hay un rey y sus esposas aquí, todos quieren darles un vistazo —el chef se pone en pie y le da un beso en los labios. —¿Y tú cómo ayudas exactamente? —Converso con la reina porque su esposo está enfermo. —No, tú eres la reina, tía, perdón, te iba a liar, terrible. —Dice y hace una reverencia, Layla no puede evitar reír—Mi amor, ¿qué es esta mamada? Tráete un chorizo, un buen pan y un quesito. ¿Te molesta si me quedo? —No —Layla le hace una señal para que tome asiento.—Uno de mis amigos está de visita, le íbamos a llevar a comer, pero tiene un lío de fases tremendo. —No les pasa a todos los hombres, todo el tiempo. —Veníamos a comer aquí con amigos, ¿quieres reunirte con nosotros? —pregunta el chef. —Yo sé que esto es súper generoso, pero llevo horas llamándote el chef en mi cabeza. —Pedro, mi nombre es Pedro, y este es mi novio Andrés y ella es Layla, reina de Tierra del Sol y Alzalam. Los tres salieron del reservado y Layla vio a Selene en el restaurante discutiendo con uno de los meseros, la joven estaba buscando a Layla por todos lados para disculparse y el último lugar donde la vieron fue ahí. La mujer vio a la princesa y se acercó a ella. —Buenas noches —saludó a sus acompañantes.—¿Has cenado ya? —Sí, voy a dormir y luego iré con Kamal. —Elías ha llamado y están viendo toda la serie de rápidos y furiosos, noche de hermanos, y pensé que querías beberte una botella de vino mientras me disculpo. —Me acaban de invitar a comer, pero podemos… —Puede venir majestad—insiste Andrés. —Ahh, no. —Vamos, Kamal estará mucho más furioso si se entera de que nos hemos ido de copas y él está sin un órgano en el cuerpo —Bromea Layla y lo toma del brazo. Layla ingresó de última al reservado y lo ve sentado con la chica de las maletas, la joven sonríe y Leonel le mira a los ojos.
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