"¿En dónde me metí?"

1084 Words
Necesitaba descansar, no podía continuar y mis pies dolían, por mi mente pasaba las mil maneras de asesinar a Cristian por este gran favor, estábamos a una hora de donde vivíamos, el muy idiota quería saber con quién salía su hermana menor Kendall, ayer habían tenido una pelea con ella porque llego hasta muy tarde, sus papás no estaban y ella aprovechó para perderse todo el día con el novio, el problema era que su hermana es menor de edad y cree que tiene a Dios agarrado de la chiva como dicen por ahí, así que aquí estamos, esperando que salgan de un hotel, sí, eso mismo, la niña tiene agallas. Busco un sitio seguro para sentarme y esperar que la mocosa apareciera, Cristian estaba más que molesto por la actitud de su hermana, hasta yo lo estaría, después de un rato salió agarrada de mano con el tipo, era mucho más mayor que ella, al vernos frente a ella por poco se desmaya, mi amigo se acerca y la aleja del hombre. —¿Qué haces? — empuja a Cristian — déjame en paz, me tienes cansada. —Ah, yo tengo cansada a la niña, nosotros estamos harto de ti, siempre con tus estupideces — mira al chico — puedes ir a la cárcel por estar con una menor de edad. —Yo no obligo a nadie a estar conmigo amigo, ella no es una niña y sabe lo que hace, llévatela, no quiero problemas, además era solo una salida. Va caminando hasta donde está su moto, no se me escapa el tatuaje que tiene en el brazo, un águila, muy bonita, sube a su motocicleta, nuestras miradas se cruzan y me guiña un ojo, idiota. Regresar fue una tortura, jamás pensamos que Kendall estuviera tan lejos, Cristian y ella no dejaban de discutir por lo ocurrido, al fin llegamos, me despedí de mi amigo y entre a la casa, Clara estaba en la sala viendo la televisión, Julia estaba en el cuarto descansando, apenas iba llegando del hospital, me puse hacer café, al estar listo, fui a llevarle uno a Clara y me senté con ella, así pasamos la tarde, tocan la puerta y al abrirla era el Doctor, que hacia aquí. —Qué agradable sorpresa volverte a ver — me sonríe. Creo que me derrito. Creo que estoy roja — ¿Que desea? —Vengo a entregarle unos papeles a tu tía, sé que debe estar cansada, nuestra guardia fue la más fuerte. —No se preocupe, si quiere me lo deja y yo se lo entrego. —Claro — me entrega los papeles — Bueno, espero verte pronto. Adiós. Se va, creo que me estoy enamorando, con una sonrisa en la cara, regreso a la sala, dejo los papeles en la mesa y sigo viendo la televisión, hasta qué Clara me interrumpe. —¿Ya decidiste que hacer para tu cumpleaños? — me mira — falta poco. —No, ni siquiera me he tomado el tiempo de pensar en eso. — Estás creciendo muy rápido, pronto te veré casada e hijos — me río por sus ocurrencias. Jamás me arrepentiré de haberme quedado con estas dos mujeres tan maravillosas, me han aceptado como una hija, las quiero tanto, a veces pienso que en donde estaría si ellas no hubieran aparecido en ese parque, viviendo un infierno nuevamente junto a mi tío, es difícil no pensar en él y como estará, era mi familia, pero no podía soportar más sus insultos y maltratos, después de un mes de haber llegado a la casa, julia me pregunto que si en algún momento me había tocado, aunque la pregunta me sorprendió, jamás sucedió, no me toco, me pegaba cada vez que se emborrachaba, pero de ahí nada más paso. Abrazo más a Clara, su amor y el apoyo que me ha dado estos meses ha sido incondicional para mí, julia abaja y nos mira, se sienta mientras que sigue bostezando. —Julia, te dejaron unos papeles del hospital — tomo la carpeta y se la paso. —Ah, si — esperaba que me dijera el nombre del guapo Doctor, pero nada paso — pensé que tendría que ir a buscarlo. Me puse hacer la cena, recibo un mensaje de Cristian para ir un rato a la cafetería, le digo que me pase buscando, guardo el teléfono y termino la cena, nos sentamos en el comedor, les informo que saldré con Cristian, las dos me miran con picardía y las ignoro, no superan que jamás pasara algo entre nosotros dos, apreciaba mucho nuestra amistad para acabarla en una relación que no sabíamos si acabaría bien, termine y fui a mi habitación a cambiarme, agarre mi bolso junto al teléfono, me senté en el mueble a esperarlo, suena el timbre y salgo, nos saludamos, mientras caminábamos me cuenta como termino lo de su hermana, sus padres la castigaron, aunque le doliera no le taparía más cosas a Kendall, ahora cada vez que sus padres salieran de viaje, llevarían a su hija con ellos, le gustara o no, antes que haga algo peor, era lo mejor aunque ella no lo entendiera en este momento. Llegamos y buscamos un lugar apartando, la cafetería estaba un poco llena, había un puesto libre cerca de la ventana, nos sentamos y pedimos unos capuchinos con unas donas, mientras esperábamos, escuchamos que abren la puerta y al voltear, es el mismo hombre que estaba con Kendall temprano, al verme me sonríe y se va a sentar con la chica con quien estaba, decido ignorarlo, nos trae nuestro pedido y empiezo a disgustar mis donas, este era definitivamente el mejor lugar para disfrutar de unas buenas donas, se acerca Claudia, una amiga de años de Cristian, lo saluda, si, solamente a él, yo le caigo mal y jamás supe el porqué, Cristian me dice que ella es así, pero no es normal tanto odio hacia mí y ni siquiera me conoce, después de hablar de su excelente notas en la universidad y sus viajes por todo el mundo se va. —No la soporto. —Deberías tratarla un poco y verás que no es tan frívola como aparenta — se ríe. —Ni loca, de los gustos malos de esta amistad, eres tú. Veo su cara y no paro de reírme, siento algo caer cerca de mis pies, miro y es un papel, al recogerla, la leo. “Tu sonrisa cautiva hasta al más idiota” Volteo hacia él y me rio.
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