GENEVIEVE
El vuelo solo duró una hora y media y, de camino al aeropuerto, llamé a mis padres para avisarles de que aterrizaríamos sobre las diez.
Cuando bajamos del avión, nos emboscaron mis padres con un cartel que decía:
“BIENVENIDA A CASA, GENNY CARSON”
—Genny—, se rió Preston en mi oído y yo le empujé el hombro juguetonamente.
—Ni se te ocurra—, me reí antes de que por fin llegáramos junto a mis padres.
—Oh, Genny, te hemos echado tanto de menos—, exclamó mi madre mientras me abrazaba. Oí, el intercambio detrás de mí entre mi padre y Preston.
—Hola, señor. Me llamo Preston Blader. Es un placer conocerlo.
—Encantado de conocerte, Preston. Me llamo David, pero puedes llamarme Dave.
Mi madre y yo nos giramos justo a tiempo para que papá se volviera hacia nosotros y le hiciera un
