No había sido difícil para Aster Lennox congeniar con el padre de Inda, lo que era más, podía identificarse a la perfección con él, se trataba de un hombre amable, visionario y con un pasado difícil, le sorprendía saber que una riqueza tal como la del señor Arnoldo Flores no viniera de una cuantiosa dinastía, sino que, por contrario, él había crecido en situación de pobreza extrema. Aquello le causaba esperanza, por lo que no había parado de hablar sobre las ideas que se le venían a la cabeza de posibles negocios a futuro.
Ya se comenzaba a hacer tarde e Inda se había quedado dormida. —No es que quiera que te vayas, muchacho... —Aster inmediatamente se levantó con una sonrisa ensanchada de oreja a oreja, su emoción era apenas contenible. —Y es agradable conocer al muchacho que me ha robad
