Me decía a mí misma que no debía enojarme por el simple hecho de que Noah se hubiera ido con ellos, no éramos novios y aun cuando lo fuéramos no podría obligarlo, pero pensarlo no dejaba que el enojo disminuyera. ¿Por qué tenía que ir?, ¿acaso él pensaba, y ya había tomado una decisión con respecto aceptar su ayuda? —¡Estúpido Anderson! —chillé, tirando la almohada. Quería contarle las buenas noticias, pero mi molestia no ayudaba. Ya había llamado al amigo de mi padre y me aseguró que me ayudaría con el tema lo más pronto posible, comentó que Jhon Walker le hizo tanto favores, que era imposible negarse y que él mismo se encargaría del asunto. Gracias papá —había pensado en ese momento. Aun cuando no estaba con nosotros seguía ayudándome en mis problemas. Mi teléfono empezó a vibr