Y aquí estaba yo, de copilota en el automóvil de Ava, siendo arrastrada hacia la dichosa fiesta. Sí, era lo suficientemente estúpida como para ir con ellos y no poder negarme a las suplicas de Ava, tendría que tener cuidado con esa mujer...era muy convincente y eso me podría traer problemas, se veía que le gustaba saltar las reglas y yo era una persona que amaba seguirlas.
Mi plan para pasar desapercibido se había quedado en Atlanta, sería imposible que no me relacionaran con Jayden.
Ya tenía que hacerme una idea de cómo sería este año universitario.
No pude ir a casa a cambiarme, pues no querían hacer tantas paradas por lo que Ava se ofreció en prestarme ropa en cuanto llegamos a su casa. Jayden también se vistió acá, me sorprendí al saber que tenía ropa suya en un lugar ajeno de donde vivía.
¿Por qué mierdas tenía ropa en ese lugar?
La respuesta llegó cuando vi a la famosa Olivia, resultaba que vivía en la misma casa de su mejor amiga. Según sabia por Jayden no eran novios oficiales, pero tenían algo y aunque él aun no me había confesado, sabía que estaba enamorado hasta las trancas de esa Olivia.
Si Jayden era celoso, yo también y podría llegar a ser muy rencorosa con esas mujeres. Cuando se presentó busqué una mínima cosa para tener una excusa y confesar mi desagrado por ella en cuanto estuviera a solas con mi hermano, pero no pude. Era muy dulce… demasiado, tan inocente, tan buena persona, tan hermosa, tan inteligente.
¡Exacto, TAN!
Había perdido, lo aceptaba.
Ella y Ava eligieron mi atuendo para la fiesta, sabía que tenía buen gusto o bueno, eso pensaba, me gustaba como me vestía, pero justamente ahora, con… ¿se supone que es un vestido? Ese pequeño pedazo de trapo, sentía que era como ellas, no era para nada mi personalidad.
Era una más,
Una porrista.
Una popular.
Una chica en busca de cualquier jugador del equipo.
Ok basta, pensaba de más y empezaba a juzgar sin saber.
—Y cuéntanos Alison, ¿tienes novio? —preguntó Olivia, asomando su cabeza debido a que estaba en los asientos de atrás.
Solo íbamos las tres, así que respondí sinceramente.
—No, no tengo y no pienso tener…al menos por ahora.
—¿Por qué? —preguntó Ava, quien empezaba a fruncir su ceño.
Me quedé callada por varios segundos, era una pregunta complicada, al menos para mí así que solo respondí una verdad a medias.
—No quiero distracciones.
—Tener un novio no es una distracción —objetó mi futura cuñada—. Creo que es algo muy lindo, todo dependerá la manera en cómo llevas la relación.
—Quiero ir a Oxford —dije como respuesta, sabiendo que era suficiente como para que sus preguntas cesaran—. Serian dos años, ¿piensas que algún hombre esperaría dos años?
Ellas guardaron silencio.
—Si es amor verdadero, sí —respondió minutos después la rubia al volante.
—Tal vez…no lo sé, pero prefiero ahorrarme el sufrimiento y no tener nada serio hasta que me titule.
—Que irónico, así mismo dijeron Jayden y Noah y míralos —comentó entre risas, vi por el retrovisor como Olivia se enrojecía.
—¿Qué dijeron? —inquirí, viendo las calles pasar.
Ok, no era un secreto que tuve un pequeño gusto por Noah y por esa estúpida razón, tal vez me importaba y quería saber cosas sobre su vida. Después de todo amaba la información.
—Jayden pronto será novio de Olivia, solo que no sé qué mierdas esperan para formalizar todo y Noah… —guardó silencio, buscando las palabras adecuadas—. Aunque no se haya enamorado de su ex…quiero creer, estuvo en una relación amorosa con ella por un año.
—Es mucho tiempo —susurré, volteando a verla—. Pero tiene ahora una nueva novia, ¿no? —me miró rápidamente confundida—. Una porrista al terminar el partido fue a felicitarlo y se notaban muy íntimos, supuse que era su novia.
Dije como respuesta, encogiéndome de hombros despreocupadamente.
Sabía que estaba entrando a la cueva del lobo y tendría mucho cuidado, podría salir herida en el camino.
—Ah —asintió con desagrado—. Charlotte Hoffman, nuestra capitana y ex de Noah.
—Entiendo que terminaron, pero ella sigue buscándolo y a él no le desagrada que lo haga…nosotras no podemos entenderlo, pero Jayden sí…chicos —contó Olivia—. Realmente sería bueno que no te acercaras a Noah más de lo necesario, Charlotte podría confundir tus intenciones y hacerte la vida en la universidad un poco sufrible.
—Pero ahora eres nuestra amiga, así que, si toca a la pequeña de los Walker, se la vera con nosotras.
¿Se suponía que con eso tendría que tranquilizarme?
Lo menos que quería era tener a una ex loca jodiendo mis días, era una persona pasiva pero como todos tenía un límite.
[…]
—¿Por qué aun no llega Jayden? —pregunté, casi en un grito a Olivia. Llevábamos más de diez minutos en la dichosa fiesta y aun no llegaban, se suponía que iban detrás de nosotras.
No podía haberles pasado algo malo, ¿cierto?... ¿tenía que llamarlo y cerciorarme de que está bien?
—Esperan a que lleguen todos, así hacen su entrada triunfal…ya sabes —se encogió de hombros, restándole importancia.
La miré totalmente confundida con lo que acababa de decir.
¿Ya sabes? yo no sabía y menos entendía a lo que se refería… ¿entrada triunfal?
¿Qué mierda?
Estaba por preguntar cuál era la entrada triunfal, cuando fui testigo en primera fila de la dichosa entrada triunfal. Todos los del equipo de futbol aparecieron por la gran puerta de la mansión en la que estábamos, siendo Noah el que encabezaba la fila.
—¿Soy la única que lo está viendo en cámara lenta? —pregunté horrorizada, temiendo que mi fanatismo por ver a estos sexys hombres sobrepasara lo real.
—No, claro que no —gritó a mi lado. La miré asustada y sacudí mi cabeza.
Estábamos todas locas, ¿o eran las hormonas que se alborotaban al verlos en esos atuendos que deberían considerarlos un delito por resaltar a la perfección el escultural cuerpo que poseían?
Tal vez si eran las hormonas.
Empezaron a felicitarlos, mientras otros gritaban…todos eufóricamente, llegaban a contagiar esa emoción del momento.
¿Por qué todos tenían que ser irresistibles?, ¿por qué tenían que ser tan calientes?, ¿por qué tenían que ser el tipo de hombre del que huía?
Cuando menos lo esperé, Jayden, Noah, Aiden y Ethan se encontraban al frente de nosotras, realmente me puse nerviosa, ¿por qué? no tenía la más mínima idea, pero lo estaba.
—Ok, hoy bebo hasta olvidar mi nombre —dijo un divertido Aiden.
Ethan golpeó su nuca mientras negaba en desaprobación.
—O hasta involucrarnos en una situación peligrosa, te digo desde ahora que no salvaré tu trasero —señaló, los otros dos hombres asintieron dándole la razón. ¿mi hermano había estado en problemas por su culpa? —. Bueno, nos vemos más tarde.
Sonrió lascivamente a una chica en la otra esquina y fue hasta ella, Aiden hizo lo mismo, pero con Ava, ambos se fueron a bailar y yo ya estaba a punto de entrar en un colapso.
Traidora, me había dejado sola cuando justo antes de entrar lo prometió y Olivia estaba en una esquina saludando a unas amigas.
¡No quería quedarme sola y menos cuando Noah estaba a mi lado!
—Bueno hermanita, no quiero que te alejes de mi vista y si alguien llega a sobrepasarse solo es que me busques o lo busques a él —señaló a Noah, quien asentía sonriendo.
¿Qué?, ¿acaso tenía quince?
—¿Por qué debo buscarlo? —inquirí—. Entiendes que tú eres mi hermano y no él, aparte cuantos años crees que tengo —me crucé de brazos molesta—. No necesité de ti en Atlanta cuando iba a fiestas, ahora tampoco lo haré…estaré bien.
Le guiñé un ojo y me fui cuanto antes, dejándolos a ambos con la palabra en la boca.
¿Qué no me perdiera de su vista?
Que mirara como lo hacía.
Agarré uno de los vasos rojos con alcohol y lo tomé de golpe, el líquido ardió mientras pasaba por mi garganta, pero estaba delicioso, así que tomé otro de golpe y me fui a caminar por el lugar mientras veía como todos se divertían, se besaban y la otra pequeña población que no tenía pudor, tenía prácticamente sexo en público.
Quité mi vista inmediatamente, no quería turbarme.
Llegué a un patio realmente grande, no había tantas personas así que me serví otra bebida tomándomela…nuevamente de un solo trago. Agarré otra de una de las mesas que había en este lugar y me senté en un mueble.
Por lo general era muy divertida en fiestas, pero aquí no conocía a nadie y me sentía diferente…tal vez con el tiempo me iría costumbrando. Saqué mi teléfono y lo encendí, teniendo suficiente con el fondo que tenía en pantalla, un nudo se creó en mi garganta.
—Te extraño tanto —susurré, sintiendo como mis ojos picaban e inhalé hondo. No podía darme el lujo de llorar o dañaría todo mi maquillaje y no quería verme como un mapache.
Miré el vaso en mis manos y me pregunté.
¿Qué mierdas tenía que ya me sentía mareada?
Me encogí de hombros y tomé lo que estaba en el vaso. Cuando empezaba no quería parar, ayudaba con la herida abierta que llevaba desde hace dos años.
—¿Qué haces aquí? —alguien se paró enfrente de mí, tuve que alzar mi vista para verlo.
Claramente no lo conocía.
—¿Quién eres tú? —cuestioné, apagando mi teléfono y haciendo el ademan de levantarme para irme.
No quería lidiar con un borracho estando yo mareada.
—Lo siento, no quería incomodarte —se apresuró en decir, sentándose a mi lado—. Mason Harris, un placer conocerte.
Ahora que estaba a mí misma altura podía detallarlo mejor, era muy apuesto y no, no estaba borracho, por lo que me relaje…solo un poco.
—Alison Walker —contesté, estrechando su mano.
Su rostro se tornó serio por unos momentos, pero se recompuso. No le tome importancia, tal vez se había acobardado por ser la hermana de Jayden.
—Y dime, ¿Por qué estás aquí sola, Alison? —sus ojos eran realmente bellos, unos azules electrizantes. Me gustaban.
En realidad, todo hombre me gustaba mareada, un peligro…lo sé, pero este Mason era realmente hermoso y empezaba a relajarme en su presencia.
—¿Por qué estás tú aquí? —refuté, alzando una ceja divertida.
Soltó una leve risa, muy bella debía aclarar y asintió.
—Te vi venir aquí y quise conocerte —respondió sincero, ladeando un poco su rostro—. Eres muy bella, me atrevería a decir que eres la chica más bella que he visto.
—Lo sé —me encogí de hombros—. Busca otra manera, Harris.
Su mirada se tornó intensa de repente y un peculiar brillo recorrió sus ojos.
—¿Manera? —se inclinó un poco hacia mí, atento a un posible rechazo de mi parte, pero, claro que no lo haría por dos cosas.
Tenía alcohol en mi sistema, todos los que me conocían sabían que Alcohol y Alison en una misma frase era un peligro, dos y muy importante, era muy hermoso.
¿Cuántas veces lo había alagado ya en mi mente?
—Mas original —susurré, pasando mi lengua por mis labios, acto que lo descolocó por varios segundos.
—Bueno —tragó duro y nuevamente dirigió su mirada a mis ojos—. Quiero besarte y…
—Y yo quiero vacaciones por todo un año pero que creen, no se puede —cerré mis ojos y negué.
¿Era enserio?
Acababa de joder posiblemente mi beso de la noche.
¡Llevaba dos años completos sin besar!
Cuando abrí mis ojos, después de tranquilizar mis alocadas hormonas que empezaban a florecer y asegurarme de no querer matar al sexy Noah, volteé a verlo, estaba martillando con su mirada a Mason, quien tenía su ceño fruncido.
—¿Qué haces aquí, Noah? —pregunté, mostrándole mi desagrado en mi voz al tenerlo aquí.
—Lárgate si no quieres tener problemas —ordenó en un tono gélido.
Ahora si estaba perdida, ¿Quién se creía para hacer algo como eso?
Mason se tensó a mi lado y se levantó para enfrentarlo, lo que me alertó y me levanté para estar en el medio de dos titanes. Aunque sabía que Mason podría darle una pelea a Noah, no ganaría y posiblemente se llevaría muchos golpes.
—Mason, después hablamos... ¿te parece? —pregunté sonriendo, quería dejarle en claro que todo estaría bien.
—Está bien —susurró, me dio un beso en la mejilla y se fue, no sin antes darle una muy linda mirada a Noah.
—¿Después hablamos? No lo harás Walker —iba agarrar mi mano, pero me alejé rápidamente.
Empecé a reírme como una loca, no podía creer lo que estaba presenciando.
—¿Quién eres, Anderson? ¿Quién eres en mi vida para hacer algo como eso? —cuestioné, pero él no habló…solo quedó observándome de la misma forma como lo hacía desde la cancha. Estando así de cerca, era tan obvia nuestra gran diferencia de altura—. Eres el mejor amigo de Jayden, pero no el mío y mucho menos eres mi hermano, ¿estamos?
—¿Cuánto has bebido? —hizo caso omiso a mis palabras, sus gestos habían cambiado y ahora se notaba preocupado.
—¿Importa? —me crucé de brazos, retándolo con mi mirada.
—Importa cuando pueden usar tu estado para aprovecharse de ti, Walker.
No supe que decir por varios segundos, se veía tan preocupado y era desconcertante para mí.
—Me sé cuidar —susurré.
—Y no lo dudo —su celular empezó a sonar, lo sacó de sus bolsillos y alcancé a ver un Charlotte Hoffman, en negrilla.
¿Quién tenía agregado a su lo que sea que tuvieran de una manera tan seca?
Recordé lo que había dicho Olivia en el camino acá y me alejé manteniendo una distancia prudente, no sabía en qué momento nos habíamos acercado tanto, me miró confundido, pero esquivé su mirada.
—Dime, Charlotte —por desgracia no podía escuchar lo que ella decía—. No podré llevarte… ¿Con quién viniste? …entonces dile a ella que te lleve, simplemente no puedo, estoy ocupado —sentí su mirada nuevamente en mí, mi rostro se calentó de inmediato. Odiaba cuando me agarraban con la guardia baja—. No tengo porque darte explicaciones, sabes mejor colgaré…después hablaremos.
No tengo porque darte explicaciones
Entonces no eran novios, ¿estaba soltero?
—No, no somos novios —respondió en un tono divertido.
Lo miré con mis ojos totalmente abiertos y tragué duro… ¿acaso había pensado en voz alta?
Mierda.
—¿De qué te burlas? —quise saber, tragándome la vergüenza. Después de todo había pasado por peores.
—El hecho de que digas tus pensamientos en voz alta, Walker.
Una de mis desventajas cuando estaba mareada y era peor estando borracha.
—¿Por qué no la llevaste? No eres mi niñero —si quería tener la información completa, este era mi momento y no tendría uno como este.
—No te interesa saber —miró la hora en su reloj y chasqueó su lengua—. Tengo hambre, ¿quieres ir a comer?
Oportunidad perdida. Estaba por alegar para que se fuera y me dejara sola, hasta que recordé que acababa de invitarme a comer.
Noah Anderson acababa de invitarme a comer y aún seguía latiendo mi corazón. ¿En qué plan iríamos a comer?, ¿cita o no cita?
Si serás idiota, claro que no era una cita. Recién se conocieron hoy… ¿recuerdas? —objetó mi subconsciente
¿Entonces más adelante podríamos tener una cita?
¡¿Qué mierda?! ¡céntrate Alison!
Esperaba una respuesta de mi parte, así que me esforcé por concentrarme y preguntar.
—¿Qué comeremos? —achiqué mis ojos mientras me cruzaba de brazos, su respuesta dependería si aceptaba o no.
Una de mis mayores debilidades era la comida, podía estar enojada contigo, pero si me alimentabas, ten la seguridad de que ya estabas perdonado.
—Pizza —una sonrisa se abrió paso en su terrible y hermoso rostro.
Podía sentir mi pulso dispararse al verlo. Aun no caía en la realidad de que estuviera hablando con mi ex crush. La probabilidad que pasara en la mayoría de casos era completamente nula, sin duda hoy Dios acababa de mirarme a los ojos.
Gracias Dios.
¿Entienden la magnitud de lo que sucedía?
¿Lo mejor de todo? No parecía una idiota enamorada como posiblemente pensé años atrás, que lo estaría delante de su presencia.
¡Un punto para mi autocontrol!
—Jayden te lo dijo —amaba la pizza con locura.
—No directamente, solo lo comentó una vez —se encogió de hombros despreocupado, pero para mí había sido mucho y me interesé de repente en saber, que más cosas Noah Anderson sabia sobre mí.
Eso quería decir que ponía atención a lo que mi hermano hablaba de mí. ¿Sera que llegaron conversar más?
—Está bien —pasé por su lado, pero me detuve, al recordar algo—. Estamos bien, ¿verdad?
—¿Por qué lo dices?
—Lo que me dijiste en el campo… ¿fue una amenaza?
—Ah eso —llevó dos de sus dedos a sus labios mientras ladeaba su rostro—. Tal vez.
Terminó con una sonrisa, una maldita sonrisa que amé.
¿Acaso todo el tiempo tenía que ser irresistible?, ¿Cómo mierda podría ir a comer una pizza con él?
Pero la pregunta más importante era, ¿Cómo hacían Ava y Olivia para no caer entre los encantos que tenía Noah Anderson?
[…]
Terminé mi último trozo, de mi tercera porción y sonreí satisfecha. Estaba muy deliciosa y sin duda volvería aquí.
—Gracias —musité, rompiendo el silencio que se había creado en cuanto llegamos al establecimiento.
—Cuando quieras probarlas de nuevo, siempre puedes decirme…te traeré.
¿Acaso era consciente de lo que salía de sus labios?
—Te tomaré la palabra —sonreí, miré la hora y era las una de la mañana. Sorpresivamente aún no estaba cansada y menos quería irme. Estar con Noah resultaba ser refrescante, pero sabía que debía ir a descansar cuanto antes—. Es hora de que vaya a casa… ¿crees que Jayden ya se haya ido?
Ambos nos levantamos y nos dirigimos a la caja.
—Seguramente sí.
—¿Tendrás problemas por esto? —nos señalé—. Le dijimos que me dejarías en casa…no que iríamos a comer.
Agarró mi brazo y nos detuvo, su mirada estaba muy tranquila y lograba calmar los nervios que empezaban a surgir.
—Jayden si se fue de la fiesta, pero no ira a casa —fruncí mi ceño sin comprender—. Esta en casa de Olivia, siempre es así en cada fiesta.
Se encogió de hombros y continuó con el camino.
Aun no eran novios, pero hacían estas cosas. Relaciones así no tenían un buen final y menos cuando había amor de por medio.
Alcancé a Noah justo cuando sacaba su billetera para pagar, encendí mi teléfono y revisé rápidamente los nuevos mensajes que tenía, pero un carraspeo y un leve empujón me interrumpió.
—¿Qué? —pregunté.
—¿No me dirás que pagaras la cuenta aun cuando sabes que no te dejaré hacerlo? —tenía su rostro completamente serio, así que no sabía si lo decía en broma.
Miré a la cajera, quien veía la escena cómicamente.
Por lo general siempre pasaba con las parejas, pero siempre los hombres terminaban ganando… ¿por qué empezar una discusión donde ya el ganador había sido coronado?
—¿Por qué gastar tiempo valioso haciéndolo? —inquirí—. Tú me invitaste…tú pagas, cuando yo te invite…yo pagaré y lo haré por adelantado para que no termines haciéndolo tú.
Apretó sus labios, frenando la sonrisa que estaba por salir y asintió levemente.
—Me gusta… —susurró tan bajo, que dude de lo que había dicho. Aun así, abrí mis ojos como platos, sintiendo como mi rostro se calentaba inhumanamente.
—¿Qué? —cuestioné, tragando fuerte.
—Me gusta tu forma de pensar, Walker es… interesante.