POV Belial Al día siguiente, y después de haber refrescado mi cabeza, volví a centrarme en revisar las cámaras de seguridad. Llegando al punto donde lo dejé por última vez, pero esta vez logré encontrar algo más, y supe que debía decírselo. —Ya estoy aquí —dice Ana, tras haberla llamado a mi oficina. —¿Podrías cerrar la puerta? —le indico. —Preferiría mantenerla abierta, así me siento más segura —me responde, y comprendo su desconfianza, pues la última vez mis partes bajas tuvieron su respuesta, sin embargo, lo vuelvo a recalcar, no me arrepiento de haberla besado. Ese fue un instante en que sentí mi alma regresar a mi cuerpo. —¿Al menos te sentarás? —le señalé la silla, pero ella negó. —Traigo prisa, aún tengo mucho trabajo pendiente —me contesta. —Pero esto es importante. Acércate