Capítulo 31

1109 Words
Lucas Aquel día, mientras el sol comenzaba su descenso en el horizonte, me encontré guiando a los Alfas recién llegados a través de las áreas de entrenamiento de nuestra manada. Alfa Declan, Alfa Kael y Alfa Zane caminaban a mi lado, observando con interés a los reclutas que se esforzaban en sus ejercicios. Era un momento crucial, una oportunidad para demostrar la fuerza y la preparación de nuestra manada. —Estos son nuestros reclutas más jóvenes, —les expliqué, señalando un grupo que practicaba técnicas de combate cuerpo a cuerpo. —Aunque aún están en formación, cada uno de ellos posee una determinación que es vital para nuestra supervivencia. Alfa Kael asintió, su mirada azul penetrante evaluando a los jóvenes luchadores. —Impresionante, —comentó. —Pero, ¿cómo se comparan con tus mejores guerreros? Sonreí ante su pregunta. —¿Por qué no lo averiguamos? —sugerí. Era una propuesta atrevida, pero confiaba en las habilidades de mis guerreros. Los Alfas aceptaron el desafío con un entusiasmo que reflejaba su naturaleza competitiva. Seleccioné a algunos de nuestros mejores luchadores, guerreros experimentados que habían demostrado su valía en innumerables ocasiones. El primer encuentro fue entre Alfa Declan y uno de nuestros guerreros más ágiles. La batalla fue un espectáculo de habilidad y estrategia, cada movimiento ejecutado con precisión y destreza. A pesar de la fuerza y la experiencia de Declan, nuestro guerrero se mantuvo firme, demostrando la calidad de entrenamiento que ofrecíamos en nuestra manada. Alfa Zane fue el siguiente en probar suerte, enfrentándose a una guerrera cuya reputación la precedía. Su combate fue un torbellino de fuerza y agilidad, un verdadero testamento del poder y la habilidad de ambos combatientes. La batalla terminó en un empate respetuoso, ambos oponentes sonriendo con una admiración mutua. Por último, Alfa Kael se enfrentó a nuestro campeón, un lobo de gran tamaño y fuerza bruta. El choque de poder entre ellos fue como un trueno, cada golpe resonando con una intensidad que capturó la atención de todos los presentes. Al final, Kael, con un movimiento astuto y rápido, logró derribar a nuestro campeón, ganando la ronda. A pesar de los resultados mixtos, la atmósfera estaba cargada de respeto y camaradería. —Sus guerreros son impresionantes, Lucas, —dijo Alfa Declan, extendiendo su mano en un gesto de reconocimiento. —Esta manada es fuerte, y con líderes como Alfa Orión y tú, no dudo de su capacidad para enfrentar cualquier desafío. Agradecí las palabras de Alfa Declan, sintiendo un orgullo creciente por mi manada. Decidí llevar a los Alfas a cenar a la casa de la manada, donde se unirían el antiguo Alfa, padre de Orión, y su antigua Luna, madre de Orión. La cena transcurrió en un ambiente de respeto y cordialidad. Los platos se servían uno tras otro, y las conversaciones fluían naturalmente. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los Alfas expresaran su curiosidad sobre Octavia y su unión con Orión. —Nos sorprende no haber sabido que Orión había encontrado a su compañera, —comentó Alfa Kael. —Como Luna de todos nosotros, su presentación habría sido un evento importante. El padre de Orión, con su semblante sereno y sabio, asintió en comprensión. —Es cierto, —dijo. —La unión de Orión y Octavia fue un momento de gran alegría para nosotros. Sin embargo, fue un acontecimiento reciente y, lamentablemente, las circunstancias no nos permitieron celebrarlo como merecía. La madre de Orión, una loba de mirada gentil y voz suave, agregó: —Hemos pasado por situaciones difíciles, y antes de que pudiéramos hacer un anuncio formal, nos vimos envueltos en los eventos actuales. —Su tono era cuidadoso, evitando entrar en detalles que podrían agitar las aguas. Los Alfas asintieron, entendiendo la delicadeza de la situación. —Es una pena que las circunstancias hayan sido tan adversas, —dijo Alfa Zane, su voz mostrando una mezcla de respeto y preocupación. —Octavia, como Luna de Orión, tiene nuestro reconocimiento y apoyo. Al final de la cena, mientras los Alfas se levantaban para retirarse, sentí una renovada sensación de esperanza y determinación. —Con su apoyo haremos todo lo posible para encontrar a Orión y Octavia, —declaré, mirándolos a los ojos. Ellos asintieron, cada uno mostrando su compromiso con nuestra causa. —Estamos contigo, Lucas, —dijo Alfa Declan. Con la noche cerrándose sobre nosotros y la luna brillando en el cielo, supe que, a pesar de las dificultades, no estábamos solos. Teníamos aliados fuertes y una manada unida, y juntos encontraríamos el camino hacia adelante. La sala de reuniones de la casa de la manada estaba impregnada de una mezcla de aromas de pino y tierra, recordándome la cercanía de la naturaleza incluso en este espacio. Los Alfas tomaron asiento alrededor de la gran mesa de roble, cada uno eligiendo su lugar con una deliberación que reflejaba su personalidad y estado de ánimo. Alfa Seth se sentó con una gracia despreocupada, su largo cabello rubio cayendo sobre sus hombros, creando un contraste llamativo con el oscuro grano de la madera. Sus ojos azules escudriñaban la habitación, absorbiendo cada detalle con una calma que parecía extenderse a su alrededor. Alfa Braxton, por su parte, eligió un lugar con una vista clara de la puerta, su postura atlética y alerta como si estuviera listo para actuar en cualquier momento. La seriedad de su expresión era un reflejo de la responsabilidad que sentía hacia la manada. Alfa Havoc se acomodó en su asiento con una elegancia que venía con los años, su cabello y barba canosos otorgándole una dignidad innata. Su sonrisa amigable aligeraba la atmósfera, aunque sus ojos revelaban una sabiduría forjada en incontables experiencias. Alfa Adrián se sentó con una confianza silenciosa, su mirada intensa y directa barría la sala, como analizando cada posible escenario. Su presencia era como una roca, sólida y confiable. Por último, entró Alfa Einar, notablemente distinto a la última vez que lo vi. Los moretones que cubrían su cuerpo y el ojo n***o eran testigos silenciosos de una reciente batalla. A pesar de sus heridas, se mantenía erguido con orgullo. Los otros Alfas no pudieron evitar burlarse ligeramente de su aspecto. —¿Qué te pasó, Einar? ¿Te encontraste con un oso salvaje? —bromeó Alfa Seth, provocando risas entre los demás. Hubo un momento de silencio antes de que Einar hablara, la anticipación colgaba en el aire como una densa niebla. —Tuve un encuentro interesante anoche, —comenzó Einar, su voz baja y deliberada. —Me encontré con una loba feroz —continuó, su voz impregnada de una mezcla de respeto y sorpresa. —Hermosa, pero extremadamente peligrosa.
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