Samantha Me desperté con la suave caricia de los primeros rayos de sol filtrándose por las cortinas. El cálido resplandor del amanecer pintaba de tonos dorados mi habitación, invitándome a abandonar el abrazo cómodo de las sábanas. Una ligera sonrisa se formó en mis labios al recordar que hoy sería un día diferente. Me levanté con cautela, tratando de no despertar a Lucas, que aún descansaba profundamente. La madera crujía bajo mis pies mientras me dirigía a la cocina, donde el aroma del café recién molido ya llenaba el aire. La rutina matutina se volvía más reconfortante con la promesa de compartir el desayuno con él. El sonido de la cafetera goteando creaba una melodía familiar. Mientras el café se preparaba, abrí la nevera en busca de ingredientes para el desayuno. Opté por preparar