Confrontación

1079 Words
Luis Carlos no podía quedarse de brazos cruzados después de descubrir la verdad sobre el hijo de Lilith. Decidido a tomar venganza y limpiar el nombre de Lilith, comenzó a investigar cómo había llegado al burdel. Utilizó todos sus recursos, contactos e influencias para desentrañar la red de mentiras y corrupción. Empezó con sus contactos en la policía y los servicios de inteligencia. Contrató a un grupo de investigadores privados altamente capacitados y discretos para profundizar en los detalles. Martín fue esencial en esta operación, coordinando las actividades y asegurándose de que todo se manejara con la máxima discreción. Una noche, mientras revisaba los informes, encontró un nombre que aparecía repetidamente: Álvaro. Decidió que este hombre debía tener las respuestas que buscaba. Utilizando su influencia, logró obtener la dirección de Álvaro y planificó su próximo movimiento. En una oscura y lluviosa noche, Luis Carlos y Martín se dirigieron a un barrio marginal donde sabían que podían encontrar a Álvaro. Llegaron a un edificio deteriorado y subieron las escaleras hasta el apartamento del hombre. Luis Carlos tocó la puerta con firmeza. Álvaro abrió, sorprendido al ver a dos hombres bien vestidos en su umbral. —¿Quiénes son ustedes? —preguntó, su voz temblando ligeramente. —Soy Luis Carlos García —dijo Luis Carlos con voz fría—. Y quiero respuestas sobre Lilith. Álvaro intentó cerrar la puerta, pero Martín lo detuvo, empujándola con fuerza. —No intentes huir, Álvaro —dijo Martín, entrando en el apartamento—. Queremos respuestas, y las queremos ahora. Álvaro, asustado, retrocedió hasta caer en una silla. —¡No sé de qué están hablando! —exclamó, pero sus ojos delataban su miedo. Luis Carlos se acercó y se inclinó sobre él, sus ojos brillando con una ira contenida. —Sabemos que trabajabas para el burdel donde Lilith fue llevada. Queremos saber cómo llegó allí y quién está detrás de todo esto. Álvaro, viendo que no tenía escapatoria, comenzó a hablar. —Ella... ella fue traída por unos hombres poderosos. La tomaron y la vendieron al burdel. No sabía quiénes eran exactamente, solo que eran peligrosos. Yo solo hacía lo que me ordenaban. Me dijeron que cuidara de ella y me asegurara de que no escapara. Luis Carlos sintió una punzada de dolor y rabia. —¿Quiénes son esos hombres? —preguntó, su voz más calmada pero con un filo de amenaza. Álvaro vaciló, pero al ver la determinación en los ojos de Luis Carlos, finalmente cedió. —Valeria y su amigo estaban involucrados. Ellos planearon todo. Querían deshacerse de Lilith porque la veían como una amenaza. Usaron sus conexiones para asegurarse de que nadie la buscara. Luis Carlos se enderezó, asimilando la información. Sabía que debía actuar con cuidado, pero la furia dentro de él crecía. —Gracias, Álvaro. Esto no ha terminado —dijo, girándose para irse—. Y si descubro que me has mentido, volveré por ti. De regreso en su oficina, Luis Carlos comenzó a planificar su venganza contra el burdel y los responsables de la desaparición de Lilith. Decidido a desmantelar la red de tráfico y corrupción, sabía que esto era solo el comienzo de su cruzada para limpiar el nombre de Lilith y asegurar un futuro seguro para su hijo. Utilizó su influencia para coordinar una redada policial en el burdel, asegurándose de que todos los implicados fueran arrestados y que el lugar fuera cerrado permanentemente. La operación fue un éxito, y muchos de los involucrados fueron llevados ante la justicia. A pesar de este triunfo, Luis Carlos sabía que aún quedaba mucho por hacer. Valeria y su amigo aún estaban libres, y debía asegurarse de que pagaran por sus crímenes. Con cada paso que daba, se acercaba más a la verdad y a la justicia que Lilith merecía. Luis Carlos no estaba preparado para la confrontación que le esperaba. Isabel, habiendo hecho la prueba de ADN sin su conocimiento, estaba furiosa y desconcertada. —Luis Carlos, quiero una explicación, ahora mismo —exigió Isabel, entrando en su despacho sin previo aviso, agitando los resultados de la prueba de ADN en el aire. Luis Carlos levantó la vista, sorprendido por la ira en la voz de su madre. —Madre, ¿qué sucede? —¡Este niño! —Isabel arrojó los resultados sobre el escritorio—. ¿Cómo es posible que sea tu hijo? Exijo saber la verdad. Luis Carlos se quedó en silencio por un momento, su mente trabajando rápidamente para encontrar una respuesta. Finalmente, decidió que la verdad era la única opción. —Madre, no sé cómo empezar. La madre de ese niño es Lilith. Ella no sabía quién era yo en realidad. Yo fui Gabriel para protegerme y a ella. Cuando todo se complicó, fingimos la muerte de Gabriel. Pero Valeria estaba detrás de todo y Lilith desapareció. Isabel se quedó en silencio, procesando la información. —¿Por qué no me lo dijiste antes? —Porque pensé que sería más seguro para todos. No quería ponerte en peligro, y estaba tratando de proteger a Lilith y a nuestro hijo. Isabel respiró hondo, tratando de calmarse. —Entiendo que querías protegernos, pero debiste confiar en mí. Ahora, ¿qué piensas hacer? Luis Carlos miró a su madre con determinación. —Voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que nuestro hijo esté seguro y que los responsables paguen por lo que hicieron. Y a pesar de todo, quiero que Victoria sepa la verdad antes de que nuestro matrimonio continúe. En la mansión, Victoria estaba preparando los últimos detalles para una cena familiar cuando Luis Carlos entró en la cocina. —Victoria, tenemos que hablar —dijo con seriedad. Victoria lo miró, notando la tensión en su voz. —¿Qué sucede, Luis Carlos? —Hay algo que necesitas saber antes de que avancemos con nuestro matrimonio —dijo, tomando su mano y llevándola al salón. Una vez sentados, Luis Carlos le explicó toda la historia, desde su doble vida como Gabriel hasta la desaparición de Lilith y la verdad sobre el niño que María cuidaba. Victoria lo escuchó en silencio, su expresión cambiando de sorpresa a comprensión. —Luis Carlos, esto es... mucho para procesar. Pero aprecio que me lo hayas contado. No sé qué hacer con esta información, pero necesito tiempo para pensar. Luis Carlos asintió, entendiendo perfectamente. —Tómate todo el tiempo que necesites, Victoria. Lo único que quiero es ser honesto contigo y proteger a mi hijo.
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