—ya me quedo claro que no iré a ningún lado— asegura ella alzando sus manos, para lograr tener distancia entre ambos. Thomás sonríe limpiando sus labios, de los cuales aún yacían algunas gotas de sangre de Sophia, la había reanimado y ambos habían estado de nuevo envueltos en aquél deseo de beber el uno del otro... Pero él solo pudo hacerlo de una bolsa, mientras que ella fue obligada a beber de su vena. —es bueno que vayas entendiendo quién manda princesa— tira la última bolsa de sangre que le quedaba de Sophia al tacho de basura y sonríe irónico. —no deberías de tirar eso ahí— se queja y lo mira con desprecio, mientras que lleva su taza de té a sus labios. —da igual— murmura chasqueando los dedos y haciendo desaparecer la bolsa del tacho. —¿Ahora puedo irme?— cuestiona levantándo