—gracias por el te y por esto...— aprieta sus labios en dirección a thomas. Él solo asiente en silencio dejando que se retire hacia su habitación. Se encontraba desconcertado con su pedido, pero también sentía el miedo que recorría el cuerpo de la rubia sin control. Sophia traga saliva y luego de tomar a sus gatos en brazos y depositarlos sobre el sillón más cercano a la cama. —aquí estaremos a salvo— le hace saber a ellos. Suspira cuando ve que ellos se acomodan y se dirige al baño, toma un cepillo de dientes nuevo no queriendo pisar su habitación por nada del mundo, se queda unos instantes mirándose al espejo y degustando el olor a caramelo de la habitación, realmente es olor la embriagaba y lo que más le molesta es que le resultaba completamente atractivo y no quiere dejarse llevar