El momento entre ambos se pone bastante tenso y por sobre todas las cosas incómodo para cualquiera de los dos, pero es ella quién sorprende al mismísimo diablo soltando las primeras palabras que él estaba pensando desde hace minutos... -Vainilla y caramelo...- susurra reduciendo sus lagrimas. Él alza sus cejas asintiendo con su cabeza levemente mientras mira la herida de la rubia cicatrizar rápidamente gracias a su sangre... -No tengas miedo princesita, sé que es embriagador el olor... pero no tenes porqué temerle- Un rayo amenaza con hacer estruendo sobre el cielo y es nada más y nada menos que su propia creación. —no tengo miedo...— admite con una sonrisa de melancolía en sus labios que se asoma... —¿así?— Mientras que él relame sus labios y la mira con esa intensidad que le incita