Una hora y 45 minutos exactamente duró el “viaje de regreso” a casa, evidentemente mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de la triquiñuela que Cristóbal acababa de hacer. El rumbo que tomó el avión no fue directo a mi país natal y obviamente mucho menos a mi ciudad. -Señor Cristóbal, señorita Katerina, ya vamos a aterrizar, por favor abrochen sus cinturones. -Nos dice con amplia sonrisa la azafata.- -Perdón ¿Que?, nos acabamos de subir al avión, son casi 10 horas hasta casa. ¿De qué habla? -Mi voz empezó a subir.- -Gracias. Ya nos ajustamos. -Dijo Cristóbal de manera firme y tomando mi brazo para que me calmara.- -¿Qué significa esto? -Que llegamos a Italia. -Dijo seco y casi molesto.- Guarde silencio, iba a tener mi renuncia tan pronto como tocara tierra Italiana, y me ib