Han pasado 4 meses desde que regresé de Italia, y desde ese entonces mi contacto con Cristóbal se vio reducido a nada, contrario a Alison, que iba todos los días hasta la que era en ese momento mi oficina para pedir consejo sobre lo que ponía y quitaba cada 5 minutos para su tan soñada boda. Resulta que el primer mes que estuve después de llegar, fue de lo más normal, pues como era el preaviso, Ana no se había tomado ni la más mínima molestia en enviar hasta mi oficina ni mucho menos a la de ella a las personas que me había asegurado podían ser el nuevo asistente de Cristóbal. Durante ese mes, hablé con Cristóbal para solicitar sus firmas digitales en un par de documentos, pero cada vez que lo llamaba y después del saludo formal, se hacía un silencio absoluto y escalofriante. No era nad