En silencio nos separamos suavemente, y cada uno se dispone a tomar su baño, yo lavo mi cabello y mis partes intimas, que ahora que lo pienso no duelen tanto, supongo que después de tanto ejercicio en algún momento mi cuerpo se iba a adaptar a la no muy pequeña anatomía de Cristóbal. Tomo uno de los jabones florales y lo paso por cada parte de mi cuerpo, aplicó un tratamiento para mi cabello y lo dejo actuar por unos minutos, mientras me relajo bajo el agua, finalmente decido enjuagar por completo mi cuerpo y salir de la ducha, porque el hambre me está haciendo ver estrellitas, tomó una toalla y comienzo a secar suavemente mis piernas y voy subiendo hasta llegar a mi cabello, que lo envuelvo en la misma toalla y me pongo el albornoz del baño. Al salir el olor a café inunda mi alma, me si