Luego de que Alison, casi me sacara los ojos con la mirada por mi pregunta, Cristóbal se levantó de su silla con una mirada retadora y se dirigió a mi nuevamente con el mismo tono arrogante de antes. “Trabajas para mi. El sábado, de n***o”. La cara de satisfacción de Alison se reflejaba en mi cara de humillación, esté no era mi jefe y la punzada en el pecho se sintió casi como en otros tiempos, pero si a esto quería jugar, íbamos a jugar, y yo nunca juego a perder.
-Entendido Señor, el sábado de n***o. Con permiso. -Dije dando media vuelta para salir de ese lugar, pero antes de poder hacerlo, Alison dijo de nuevo.--
-Y si algo sale mal, va a ser su culpa, me sobra decirle que estaría despedida. -La miré fijamente y no dije nada.-
Salí de esa oficina directo al ascensor, necesitaba despejar mi cabeza por un instante, no tenía claridad sobre qué había pasado y porque Cristóbal tenía esa actitud conmigo, es decir se supone que somos amigos, se supone, obviamente estoy suponiendo muy mal, por lo cual solo me quedan dos opciones, hacer que la cena sea todo un éxito y callar a esa niña engreída o hacer que todo sea un fiasco, que me despidan, pero no dejarme humillar de esa manera. Por la historia que me había contado Martín, sabía que Alison tiene una profesión y no entiendo porque no la ejerce y se ocupa de asuntos importantes, aunque en realidad mi problema es que se estaba convirtiendo en una piedra en mi zapato y no quería renunciar a mi trabajo, me estaba aferrando demasiado a él y así no era yo.
No me di cuenta en qué momento había salido de la empresa y me encontraba en el Bistró al que me había invitado a almorzar Andrés la primera vez que salimos, pedí un café y un panecillo recordando los buenos tiempos con él sin entender porque me había mostrado esa faceta tan machista, jamás lo imaginé como un chico celoso y territorial.
-Hola. -Escuche su voz detrás de mí, me sorprendí sin embargo gire para mirarlo y aún podía ver un leve color morado bajo su ojo.
-Andrés. -Digo mirándolo a los ojos y poniéndome de pie, sin poder decirle nada más.-
-Kate, en verdad lo siento, no sabes como me arrepiento, yo solo me deje llevar por los celos, ese comentario que hizo Cristóbal sobre tu cuerpo además de nombrarte el premio mayor, que tuviese llaves y yo no, se que no teníamos un nombre para esa relación, que no éramos nada oficial, pero yo…yo me enamore de ti. Eres, eres un carro sin frenos en todo sentido… -Sus palabras salieron a mil kilómetros por hora-
-Quieres acompañarme con el café? -Le pido, porque sé que sus disculpas son honestas y lo que acaba de decir también, no me gusta jugar con los sentimientos de las personas, y como adultos que somos podemos hablar y aclarar las cosas.-
-Claro que sí, encantado. Jhon trae otro café para la señorita y uno para mi, lo cargas a mi cuenta por favor…
-¿Qué?, no no no…Yo p**o mi cuenta… -No me deja terminar de hablar.-
-Soy dueño de la mitad del lugar, tranquila.
-¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste?
-Bueno, no es algo de lo que ande hablando todo el tiempo, el chef es mi mejor amigo y yo solo soy inversionista de capital. En realidad no es la gran cosa, estamos por abrir un segundo lugar igual, cuando esté todo listo me acompañas a la inauguración. -Me dice realmente emocionado, y no sé en qué momento este chico dulce se transformó en un machista horrible aquella noche, me quedo en silencio un momento.-
-Lamento mucho que Cristóbal te despidiera. -Le digo de manera honesta.-
-No te preocupes, no me voy a morir de hambre si es lo que te ocupa, y cualquiera en su posición lo habría hecho, eres un imán Kate. -Dice mirándome a los ojos y con una sonrisa que respondo, a pesar de lo que hizo, sigue siendo una gran persona, sé que no volveré a estar con él, pero se que todo lo pasado, lo hará ser un mejor hombre. Extrañamente toma mi mano y me da un beso sobre el dorso de la misma -Hablando del diablo…-Dice.-
Giro mirando a mis espaldas, y veo a Cristóbal a unos pasos de nosotros en otra mesa, sentado con Alison, su mandíbula se ve apretada y tensionada, me mira y quita su mirada, para sonreír falsamente a su novia, que por supuesto no se ha dado cuenta que estoy acá. Me doy cuenta que salí más tiempo del necesario y cuando vuelva las cosas no van a ser agradables, por mi propio bien lo único que pido, es que al volver, Alison no esté con Cristóbal, porque de lo contrario no voy a aguantar una sola humillación por parte de los dos.
Andrés y yo hablamos un poco más y me cuenta lo mal que la paso después del tremendo golpe que le di, tuvo que ir a urgencias igual que yo y tomar una buena cantidad de analgésicos, me dijo que le había quedado claro que yo era una mujer de armas tomar y que jamás en su vida volvería a decir una estupidez como esa, se sonrojo, reímos un buen rato y quedamos en los mejores términos, cuando me fije en el tiempo, había olvidado por completo que Cristóbal estaba en el mismo lugar que yo, me levanté de la mesa y me despedí de Andrés en un fraternal abrazo de despedida, me fije que Alison se subía a una de las camionetas de mi “adorado” jefe y partía sola, así que empecé a caminar en dirección a la empresa, porque muy probablemente Cristóbal iba a estar molesto por mi larga ausencia.
Cuando las puertas del ascensor privado de mi jefe se abrieron, pase directo a mi oficina, pero un llamado me hizo detenerme y caminar a la de Cristóbal, me miró fijamente sin decir nada, en verdad no quería entrar sin embargo con voz serena me pidió que entrara y me sentara, hice caso y le pregunte que para que me necesitaba, ya que debía ir a terminar de organizar todo para el evento del fin de semana.
-Así que volvió con ese imbécil… -Para nada fue una pregunta.
-Si no requiere de mi para temas laborales, me retiro, tengo mucho que hacer. -Iba a retornar a mi oficina cuando sentí que tomó mi brazo y no sé en qué fracción de microsegundo salto de su silla.-
Me miró fijamente, pasó saliva, se pasó la mano por el pelo y lo apretó como en un intento de controlarse -¿Porque volvió con él? después de haberla tratado así. - Me pregunta en un tono suplicante.-
-Necesita hablarme de algo de trabajo o me puedo retirar a mi oficina, la cena con su familia, está tomando más tiempo del que tengo disponible, no puedo descuidar las cosas de la empresa. -Le digo, mientras sigo mi camino a la puerta, para salir de ese lugar.-
-No es necesario que vayas el sábado, se que todo va a salir perfecto, eres muy buena en lo que haces.- Mi rabia subió a la cabeza explotando en su cara.-
-Si esa es su manera de pedir disculpas, por lo humillante que fue hace unas horas, no me interesa, no me interesa nada de usted, sepa muy bien que acá estoy haciendo mi trabajo, para eso me subieron el sueldo, para encargarme de sus temas personales, ahora, si volví con Andrés, no es su jodido problema, acá nadie le reclama por estar con una mujer que a duras penas si lo soporta y Cristóbal un consejo para la vida, a los amigos no se les trata así.-
Salí de esa oficina hecha una furia, me dirigí al baño de mi oficina y me puse un poco de agua en la nuca, para calmar mi rabia, me mire en el espejo y vi una pequeña lagrima rodar por mi mejilla, la limpie rápidamente porque en realidad no entendía que me estaba pasando, creo que era rabia y frustración, porque Cristóbal no era capaz de ver que la mujer que amaba, no era capaz de amarlo como se debe amar, incondicional y profundamente y con cada fibra del ser y que además él ofendiera nuestra “amistad” eso me tenía dolida.
Volví a mi puesto, un poco más calmada y continué con mis tareas, tanto del trabajo como de la organización de la cena. A la hora de salida, nos cruzamos en el ascensor, ninguno dijo una sola palabra y justo cuando estábamos por llegar al piso 3, se giró para mirarme de frente. “Lo siento, fui un imbécil, uno muy grande, es solo que me deje llevar por Alison…yo no soy así y lo sabes”. Guarde silencio, de verdad no quería hablar, en verdad lo intente.
-Cuando el amor es verdadero, no te cambia, te corrige, te completa, te hace una mejor persona. .- Todo lo dije mirando al frente y esperando que las puertas abrieran, quería salir del ascensor porque me estaba asfixiando y porque me dolía.-
Cuando llegue a mi casa, decidí no tomar más las medicinas, estaba estresada y contra toda recomendación, abrí una botella de vino blanco, serví mi primera copa, fui a mi rincón de lectura y me senté en la silla mecedora que tenía para leer, me mecí un rato mientras miraba por la ventana a la calle y veía la gente pasar, estaba sintiéndome frustrada, no me gustaba que me tratasen como a un ser inferior y esa estúpida rubia si que lo había logrado, con permiso de Cristóbal. A mi cabeza llegó una idea, así que me levanté velozmente de la silla, fui hasta mi armario y empecé a tomar piezas de ropa, combinarlas, ajustarlas y dejar lista mi “ropa negra” para el gran evento.
***
El viernes fue un día normal de trabajo, contestar llamadas, tener listos informes para Cristóbal, que le entregue sin cruzar mayor cantidad de palabras con él, salvo las estrictamente necesarias, aunque todo el tiempo estuviese buscando una razón para hablarme por teléfono o haciéndome ir a su oficina, haciéndome perder tiempo realmente valioso, cuando llegó la noche, porque ese día tenía que dejar todo listo para una reunión del lunes, Cristóbal pasó por mi oficina, preguntándome hasta qué horas pensaba quedarme, a lo que le respondí con un escueto “hasta que acabe”, no dijo más y salió sin siquiera despedirse y en verdad lo agradecí, no tenía ganas de levantar mi cara y tener que verlo para despedirme formalmente.
Llegada casi la media noche, acabe por fin, dejando impresas las carpetas y organizadas en la sala de juntas, Tome mi abrigo n***o y mi maxi bolso, me dispuse a salir, y cuando llegue a la recepción saque mi celular para llamar a Santiago mi chofer personal, pero veo en la acera parqueada la camioneta principal de Cristóbal, Armando su chofer se bajo y me saludo con la mano, rodé los ojos, porque sabía perfectamente lo que eso significaba, Cristóbal le había ordenado esperarme hasta que acabara y me llevara a mi apartamento.
-¿Es que usted no tiene descanso Armando?
-Señorita, mis horarios son muy específicos y mis órdenes también.
-No era necesario que esperara.
-El Joven Cristóbal insistió. Es por su seguridad.
-Que Interesante, ahora si le preocupo.
-Siempre le ha preocupado, nunca antes lo había visto tan…
-Tan que Armando? -Le pregunto ya con un poco de intriga, dándome cuenta que hemos llegado, dado lo cerca que estaba de la oficina.-
Me mira por el espejo retrovisor. -Hemos llegado señorita Katerina.-
-Que odioso Armando, Gracias.-Santiago mi chofer se fue con Cristóbal? -Le pregunto en un intento por sacar más información.-
-Así es. El Señor Cristóbal, prefirió que se quedara con usted alguien con más experiencia.
-Entiendo. Gracias. Que pase buena noche Armando, adiós. -No tengo ganas de indagar en nada más.-
Entro a mi apartamento casi arrastrando mis pies, debo dormir lo suficiente, para estar el sábado sobre las 12 del día en el Pent House de Cristóbal y coordinar todo el evento, son pocos invitados, los papás de Cristóbal, por supuesto su hermano Martín, la mamá de Alison, Alison y Cristóbal. Y a pesar de la poca cantidad de personas, los preparativos han sido monumentales y cuantiosos, desde pequeños canapés, los meseros, porque debe ser un mesero por cada persona, las bebidas, la decoración. Un sin fin de tonterías y protocolos, nada necesarios a mi parecer, porque es una cena familiar y cuando estás en familia todo debe ser realmente cálido y personal, pero no es mi cena no es mi problema. Me siento en la orilla de mi cama mientras quito mis zapatos y observó colgado en mi armario el traje que usaré en la cena, una sonrisa malévola me invade, mi corazón se acelera y se que si Alison me detesta, pasara a odiarme y si, eso me hace feliz.
Me levanto casi a las 10 de la mañana muy animada, tomo un desayuno, y un refrescante vaso de jugo de naranja, me baño, me aplico una cuantiosa cantidad de cremas para oler delicioso y estar preparada para está noche, me maquillo muy muy natural, apenas si coloco rímel y algo de BB Cream para proteger mi piel. Coloco un pantalón de sudadera ancho y n***o, lo enrollo en la parte de abajo lo suficiente para que quede solo a la altura de mi tobillo, coloco una camiseta blanca Oversize y una chaqueta de cuero negra, mis Nike Air Force 1 y unas cuantas cadenas muy delgadas, un reloj sencillo y mi pelo perfectamente peinado entre mi chaqueta. Le aviso a Santiago que estoy lista para que pase por mi tomando del armario mi arma secreta para está noche.
1.370 metros cuadrados es lo que compone el modesto y sencillo apartamento de Cristóbal en un gran edificio en medio de una de las zonas más exclusivas de la ciudad, era un barrio puramente industrial, donde abundaban estructuras de almacenes de materiales y que luego de unos buenos años muchos almacenes se han convertido en apartamentos u oficinas, y eso hace que hoy en día sea un lugar para vivir de lo más exclusivo. Tiene 3 habitaciones, cuatro baños y medio, si porque no puede tener 4 o 5, deben ser 4 baños y medio, sin contar los espacios dónde descansa la servidumbre, un comedor formal. Cuando Cristina me estaba haciendo el recorrido, tuve que quedarme detenida en una habitación particularmente hermosa, podría decirse que era perfecta, La Biblioteca, tenía inclusive una chimenea, un ventanal gigante, con un par de sillas que se podían mover a través de la habitación, además de la impresionante colección de libros, cuatro terrazas cubren los 360° del apartamento dan una vista total de la ciudad, la sala principal para recibir a las personas una vez atraviesan las puertas del ascensor que da acceso privado al lugar, es impoluta, blanca toda decorada en tonos crema, blancos y dorados, las cortinas son de piso a techo y es que para lo moderno que es Cristóbal imaginaba otro tipo de cortinas, pero estas le dan un toque de lo más hogareño ya que las ventanas tiene 3 metros de alto, en la terraza de está sala que está ubicada a más de 270 metros de altura empiezo a dar órdenes para que organicen el brindis de bienvenida, Cristina me ha apoyado en todo afortunadamente, porque conoce el gigantesco lugar mejor que yo.
Cuando debo pasar al comedor formal, para organizar la cena, me percato de que tiene vista al norte y este de la ciudad y espacio para recibir muchos invitados, muchos más de los que van a venir está noche, me ubico justo al lado del comedor, donde está una habitación pequeña para el Mayordomo, cuando lo exploro me doy cuenta que tiene una nevera llena de botellas de vino, mi boca se hace agua con ver semejante obra de arte. 9 metros de ancho tiene la cocina que está justo al lado del comedor, todo un sueño, Cristina me explica que en ocasiones a Cristóbal le gusta cocinar, y a quien no con una cocina de ese tamaño, y como si el tamaño no fuese suficiente, tiene horno de dos compartimientos y calienta platos, lavavajillas, heladera de vino con puerta en cedro, refrigerador y congelador gigantes. Pasamos a lo largo del corredor, y es increíble todo el espacio de almacenamiento, todo el corredor es un armario, Cristina me contó que lastimosamente no está lleno de ropa, ni de muchas cosas en general, pero que por supuesto cuando la Señorita Alison se traslade del todo, se va a llenar. Luego por obvias razones no entré a ninguno de los cuartos del Pent House, dado que no era necesario y para el evento no iba necesitar entrar.
El Chef ya está en la cocina alistando todo lo pertinente para la Cena de 7 pasos, la sala principal de recibidor ya está lista con las bebidas y en la terraza, la decoración de luces tenues y minibar también, en la biblioteca decidí colocar la pequeña estación de dulces en la que tanto insistió Alison. Una vez todo estaba listo, le pedí a Cristina que me dejara entrar a su habitación para cambiarme, pues ya se acercaba la hora de recibir a los invitados y estar atenta a cualquier mínimo detalle. Y era mi gran momento “vestida de n***o”, sólo repetía esas palabras en mi cabeza y me reía con mucha emoción.
Empecé primero por el maquillaje, nada sutil, piel de porcelana super trabajada, ojos ahumados y bien delineados, y un labial nude matte perfectamente aplicado para que se viera aún más…Quisiera decir que elegante, pero en realidad era sexy, coloque una gargantilla de oro, que me había costado otro sueldo completo y casi la donación de uno de mis órganos, era una gargantilla preciosa tejida con incrustaciones de piedras preciosas reales, probablemente para los invitados no significaba nada, pero para mi era muy valiosa, coloque mi reloj, unos pendientes que combinaban a la perfección un poco de perfume en los lugares indicados y había quedado.
Salí a la planta principal para evaluar el lugar y todo estaba magnífico, faltaban exactamente 5 minutos para que iniciara la llegada de todos, la verdad es que yo no tenía ni la más mínima idea de si Cristóbal estaba en su habitación con Alison o solo, o si esta iba a llegar acompañada de su Madre.
Me paro frente a la puerta del ascensor para empezar a recibir a los invitados y el primero en llegar es Martín, me mira de arriba hasta abajo y silba haciéndome sonreír traviesamente, como una niña chiquita que sabe que se va a meter en problemas.
-Sabes que cuando te vea, va a enloquecer verdad?
-Ella fue muy específica al pedir que debía estar vestida de n***o. -Dije con sorna.-
-No hablaba de Alison, pero si, también se va a enloquecer.
Escuchamos un carraspeo detrás de nosotros y giramos para encontrarnos a Cristóbal mirándonos con rabia, a lo que Martín respondió tomándome de la cintura y pegándome a él, me dejó sorprendida, pero preferí guardar silencio. La mirada de Cristóbal me recorrió toda, se detuvo en la mano de su hermano pegada a mi cintura, hizo un gesto de desagrado pero siguió subiendo hasta detenerse en mis ojos.
-Pensé que hoy estabas trabajando? -Me dijo amargamente.-
-Y lo estoy, estoy recibiendo a los recién llegados…
-Está conmigo a pesar de que está trabajando. -Martín le dijo con una sonrisa malévola.-
Escuche el sonido del ascensor llegar con nuevos invitados, era impecablemente vestida Alison con su impecable madre, me miró como si de una abominación se tratase, con odio, con rabia y antes de que abriera la boca para seguir humillándome, ahí mismo y delante de todos, le conteste lo que mejor podía haberle dicho.
-Vestida de n***o como lo solicito Señorita Alison. Con permiso voy a revisar las entradas.
Di media vuelta para zafarme del agarre impertinente de Martín y sabía que su rabia, la haría descontrolarse en algún punto, pero no me iba a prestar para que me humillara de ninguna manera posible, debía reconocer que Alison se veía hermosa, el vestido blanco ajustado al cuerpo y con abertura en su pierna hasta la mitad de su muslo, sutil pero sexy, el escote bandeja acompañado de una cinta negra que bordeaba todo el vestido y finaliza en un moño nada extravagante, la hacen ver hermosa, su peinado era realmente sofisticado con efecto mojado en un moño bajo, su pelo adelante estaba abierto a la mitad perfectamente delineado y estirado, aretes de diamante, anillo y pulsera. Y ni hablar de sus zapatos, costaron lo de dos sueldos míos.
-Pero qué crees que haces vestida así?!!! -Entró gritando a la cocina alterando al personal que se quedó estático en su puesto.-
-Disculpe? -Le dije levantando mis cejas de forma arrogante. Fue usted quien me pidió vestir de n***o y eso hice, la elección de las prendas es problema mío, debo seguir recibiendo a los invitados para direccionarlos al lugar de las entradas y ustedes en 45 minutos empezamos con los platos fuertes, quiero todo listo en 35 - Dije al personal de cocina, en voz firme, sin más me dirigí nuevamente a la entrada del apartamento.-
Cerca de la puerta del ascensor se encontraba solo Cristóbal, le pregunte donde estaba su hermano y la mamá de Alison, y su respuesta fue una pregunta que no me espere, “así que te contó”, supongo que se refería a la historia de Martín o de Alison no sabía, me daba igual solo quería que esta noche acabará pronto, tal vez podría ir a un club más tarde y despejar mi mente. “Están en la biblioteca”, moví mi cabeza en sentido de afirmación, sentía su mirada sobre mi nuevamente. “¿Qué tengo?” le dije mirando fijamente las puertas del ascensor sin ningún rastro de emoción.
-Es que te ves…yo creo que te ves…-Se abren las puertas del ascensor dejando ver a una Mariana tomada de la mano de su esposo Antonio, sonrientes. Me parece que la mirada de Mariana se dirige atrás de mi.
-No esperaba menos de ti mi pequeño Cristóbal, qué elección más acertada para una novia!!! - Dice en voz demasiado animada y alta, me dio un abrazo que me dejó confundida, y pasó a tomarme las manos- Eres un monumento de mujer, un gusto conocerte como la novia de Cristóbal mi niña Katerina.
-Ella no es la novia de Cristóbal!!! -Grita Alison detrás de mí. Estoy en total silencio mirando como Antonio se ríe discretamente de la situación, Cristóbal está entre pálido y rojo sin saber qué hacer.-
Se para junto a Alison la toma de la mano besando sus nudillos, pasa a explicarle a Mariana, que todo fue parte de una confusión, ya que yo me encontraba recibiendo a los invitados y estaba trabajando para coordinar que todo saliera a las mil maravillas.
-Oh!! Lo siento tanto, soy una torpe, Alison un gusto verte de nuevo, está vez de manera formal después de tanto... tiempo. -Dice mariana sin un ápice de emoción en su voz.-
Luego de un pequeño e incomodo silencio, todos ellos pasan a la biblioteca donde están algunos dulces de entrada y otros canapés, también toman un poco de champaña y hacen las presentaciones necesarias, se siente un poco de tensión en el ambiente, que se aliviana una vez los músicos de cuerda que se ubican en el balcón empiezan a tocar.
-De verdad que estas vestida fenomenal querida mía, -Me dice Mariana de repente, eso si que no lo vi venir.-
-Gracias yo solo, hice lo que mejor pude. -Le digo con un poco de vergüenza, ahora que lo pienso mi vestimenta si bien no es vulgar, tal vez haya sido exagerado para provocar a esa niñata infeliz.-
-Para nada, eres todo un monumento, y así te ves hoy, es una lastima que no quiera verlo, o más bien reconocerlo -Dice mientras me toma de la barbilla en un tierno gesto, sin saber a que se refiere.-
Mientras me dirijo a la cocina, para verificar que ya podemos servir la cena, pasó frente a un espejo enorme que está en medio de uno de los pasillos, me detengo a mirarme de frente, me analizo desde los pies hasta la cabeza y sonrío. Me coloque un body n***o de terciopelo, con un escote en V profundo casi hasta mi ombligo, lo fije con cinta para ropa de modo que no se va a mover de su lugar, las mangas largas hace que se vea elegante, y luego está la falda, está elaborada totalmente en un encaje bordado con piedras negras, tiene debajo una falda a tono con mi piel, lo cual crea el efecto de no tener nada debajo, aunque no sea así, la falda es supremamente ajustada desde mi cintura hasta mis caderas y es larga hasta arriba de mi rodilla, donde las terminaciones en mora del encaje n***o hacen ver realmente elegante este conjunto, las sandalias negras de tiras y tacón de aguja, impactan aun más en el look.
-Qué demonios crees que haces? ¿A quién querías impresionar vestida así? no eres más que una mujerzuela… -Escupe Alison tomándome fuerte del brazo.
-Yo no tengo que impresionar a nadie!!! -le digo mientras tiro de mi brazo soltándome de su agarre- Está cena no es para mí, es para usted, así que déjeme en paz niña.
Salgo caminando a paso firme mientras entro a la cocina, una vez está todo listo, pasan al comedor y empiezan a sentarse en los lugares designados, Martin toma mi mano y me pide que sea su acompañante delante de todos, lo que me hace sonrojar demasiado y responder con una negativa absoluta.
-Vamos Katerina, no rechaces a mi hijo, para mi sería un honor contar contigo como una nuera y parte de mi familia.- Dice Mariana, sonriéndome.
-Pero ella no se puede sentar con nosotros, hace parte del personal de trabajo, además quien va a coordinar la cena!. -Alison dice esto con un tono de voz chillón casi fastidioso y realmente molesta.
-Alison tiene razón, Katerina está trabajando hoy…”Hermano”. La voz firme y casi cruel de Cristóbal, hizo que mi determinación por salir de ese comedor fuese inmediata e irreversible.
-Tiene toda la razón -Digo mirándolo despectivamente- Martín, mañana tendremos todo el día para estar…solos- le digo a Martín, esperando, realmente rezando para que me siga la corriente y me ayude a sentirme un poco menos humillada.
-Claro que así será preciosa. -Me da un beso en la mejilla casi en mi oído- Créeme se va a arrepentir de esto, ahora ríete conmigo. -Me dice Martin de manera juguetona.
Empezamos a reírnos coquetamente y finalmente me retiré a la cocina, donde continuó coordinando todo, la cena fue un éxito total, de todas formas era imposible que no fuese así, teniendo en cuenta la calidad de chefs y personal en general que se contrató.
Pasada la media noche y luego de un par de botellas de Champaña los invitados empiezan a retirarse, la primera en despedirse es la mamá de Alison, seguida de los padres de Cristóbal, lo que para mi representa un alivio, pues ya quiero irme por unas copas. El personal empieza a recoger y gracias al cielo Cristina me está ayudando para que el apartamento quede tal cual como lo vi hoy. Martín me ve a lo lejos y me pregunta si ya estoy lista para irme, puesto que él al ser el único invitado que queda, se va a marchar ya. Le sonrío pero le digo que primero debo dejar todo en su lugar y a los empleados despachados.
-Qué piensas hacer hermano? -Pregunta Cristóbal con total rabia en su voz, está vez no la intenta esconder ni un ápice.-
-¿Qué te importa Cristóbal? -Le responde igual de molesto Martín.-
-Es mi asistente, con ella no te vas a meter, no le vas a romper el corazón, así como haces con todas las chicas que tomas y dejas. -La rabia es notoria, la voz fuerte también.-
-Señorita Katerina, ya está todo listo, puede retirarse. -Me dice Cristina, salgo de mi shock por ver a estos dos hablarse de esa manera.-
-Gracias Cristina, fue un gusto haber trabajado de la mano con usted hoy. -La abrazó y me percato que ella ya trae mi bolso con la ropa de llegada y mis objetos personales.-
-Martín, vamos por esas copas? Tal vez la que quiere algo de una noche soy yo y no se preocupe me gustan las citas de una noche. -Le digo tomándolo del brazo e ignorando completamente a Cristóbal.
Empezamos a caminar con rumbo al ascensor, de repente Cristóbal me agarra del brazo fuerte y me jala hacia su lugar, me mira fijamente a los ojos, pasa su mirada hasta mi escote, a mis caderas, sube a mi cintura y vuelve nuevamente a mi escote, cierra sus ojos en un gesto de furia y frustración.
-No lo hagas, es mi hermano. -Me dice, finalmente mirándome casi con suplica.-
-Vamos Martín? -Preguntó soltando bruscamente de su agarre y sin quitar mi mirada de sus ojos. Doy la vuelta sobre mis talones tomando del brazo a Martín.-
Cuando las puertas del ascensor se cierran dejando a Cristóbal ahí parado inexpresivo, las carcajadas que soltamos Martín y yo hacen que mi estómago duela, hasta que finalmente llegamos al parqueadero.
-Por qué fue tan grosero conmigo? se supone que somos amigos y esa grosería me tiene cansada Martín.
-Está enamorado Katerina y no se ha dado cuenta.