—Mi señor... No creo que... —interrumpió, al oír la voz de una mujer que le llamaba socarronamente-. —Mañana te veré en el castillo. —No lo intentes, no podrás librarte de mí,—le susurró al oído, notando que ella temblaba. Sonriendo, le besó el punto sensible bajo la oreja y se fue. —Pero... pero —tartamudeó incrédula, enfocando su mirada atónita al príncipe, que pasó a su lado, le guiñó un ojo con picardía y luego se perdió en el pasillo, y ella, que había permanecido inmóvil frente a la puerta . Entonces Valery apareció sorprendida al ver a su hermano salir del conservatorio conmigo. —No ha pasado nada. —Se defendió con nerviosismo. —¿No ha pasado nada? ¿Has perdido la cabeza? ¿Te has visto en un espejo? Tienes el pelo suelto y lleno de hojas, tu vestido está arrugado y tu boca está