Dos días de camino en carruaje, fue largo y cansado, hasta que llegamos a una ciudad enorme, con casas y edificios enormes, el castillo de Versalles empezó a hacerse visible en el horizonte, estabamos pasando el suroeste de París.
La señora Montgomery no tenía intención de hacerme daño, pero si de sacar provecho a mi situación..
No tenía otra opción más que quedarse , si intentaba huir lo más probable es que termine capturada por esos soldados por lo que no podía regresar a su pueblo así que no tenía más remedio que seguir con la Señora Montgomery era lo más sensato por ahora.
Es llevada cerca del palacio en la cual se encontraba una casa a las afueras del muro de Versalles, en esta habitaba una señora encargada de la servidumbre de la nobleza, era una mujer mayor.
Rubí se asomó y espió a través de las rendijas del carruaje, cuando la Sra . Montgomery la saco de su obnubilacion.
—Acompáñame.—dijo ella.
La seguí, cuando entramos a la lujosa vivienda , me presento a la señora Ágatha era una de las ama de llaves con más años trabajando al palacio de Versalles y necesitaban una doncella para la princesa del castillo por su personalidad, querían a una doncella joven para que la princesa pueda conversar y abrirse, sin embargo no alcanzaba a cubrir los estándares ya que no sabía nada sobreetiqueta o de vestuario y estilos de peinados y mucho menos de maquillaje.
Soy una simple campesina, aún así la señora Ágatha, me empleó haciendo negocios con la señora Montgomery.
—Esta es la Joven, es de orígen humilde, pero es inteligente y muy valiente—
La señora Ágatha se acerco a mí y me levanto el mentón, estaba sucia y con el cabello enmarañado con mí ropa en mal estado .
La señora era una mujer de tez blanca y arrugada, con muchas pecas y lunares alrededor de su rostro, con ojos verdes penetrantes, y cabellos que pintaban algunas canas, parecía extranjera por qué tenía un acento extraño al hablar.
La señora Ágatha me envió a ducharme inmediatamente, y otras mujeres adultas se hicieron cargo de mí, me llevaron a una habitación con una tina con agua caliente para retirar las impurezas, lo más extraño para mí fue que todas las mujeres que veía llevaban la misma ropa como si fuera un tipo de uniforme, es que si lo era...
El uniforme de las sirvientas, adiferencia de la Señora Ágatha que cargaba un bolso pequeño en la cintura dando a conocer que ella era la ama de llaves, cuando salí de la ducha me entregaron uno de esos vestidos uniformados.
La señora Ágatha conversaba con un hombre en el salón principal, era el administrador del palacio por qué empezaron hablar sobre mi puesto, la señora Montgomery estaba en espera de su remuneración.
Al parecer iba quedarme en este lugar y pensé que no sería tan malo, ya estaba acostumbrada al trabajó pesado , ayudando a su padre... aprendió muchas cosas sobre el campo y cría de animales.
Sin embargo no sabía muy bien cuál sería mi trabajo de ahora en adelante, escuche murmuraron entre las sirvientas que querían llevarme como doncella personal de la princesa y que actúe como chaperona en los eventos.
La verdad es que estaba ajena a todas las costumbres de los nobles a lo que la señora Ágatha refirió entrenarme , me mantendrá un mes máximo en la casa de sirvientas explicándome etiqueta y sea capaz de cuidar a la princesa del modo más correcto.
Al pasar el mes fuí siendo entrenada en todos los aspectos y aprendí sobre la jerarquía entre empleados.
El ama de llaves ostentaba el máximo rango en el conjunto del servicio doméstico. Ocupaba el lugar de la señora de la casa, dirigía a los criados y gobernaba la vida doméstica de la familia.
Era una profesional importante, ya que podía llegar a dirigir hasta doscientos sirvientes.
Lo cual me sorprendió, al igual que el mayordomo, disfrutaba de ciertos privilegios, como un dormitorio y una sala de estar propios, que se amueblaban con piezas de buena calidad que los señores dejaban fuera de uso.
Nada se hacía sin que ella lo supervisara; por ejemplo, cuando había que hacer las camas, el ama de llaves abría los armarios y entregaba a las doncellas estrictamente lo que necesitaban: ni una almohada más, ni una toalla menos. Sólo ella podía abrir los armarios y las alacenas o decidir la puesta en marcha de la limpieza de primavera, cuando los pesados cortinajes se descolgaban para limpiarse y las camas se vestían de algodón tras guardarse los espesos edredones de plumón.
Cada vez estaba aprendiendo más sobre la vida del castillo.
En las estancias dedicadas exclusivamente al servicio doméstico, los numerosos sirvientes contaban con un espacio de reposo y ocio.
Tal espacio solía situarse junto a las cocinas, en la planta baja y posterior de la casa o bien en las buhardillas, zona donde era habitual que se encontrasen los dormitorios del servicio.
Allí, el ama de llaves y el mayordomo se reunían con los sirvientes más jóvenes, a los que se dirigían y prestaban consejo como si de sus padres se tratara.
Debo admitir que el traje del ama de llaves era cómodo y práctico; se abría de arriba abajo por la espalda, siendo de lana en invierno y de algodón en verano pero siempre n***o. Su origen es el deshabillé o robe de chambre francés y se adornaba con encajes y bordados.
Las cofias y las manteletas blancas se hicieron habituales en los vestidos eran sobrios y un tanto severos, por lo que solían adornarlos con cuellos de encaje, esclavinas y canesús.
El canesú era una prenda suelta, una especie de capita corta o cuello de encaje grande con caídas que se confeccionaba con géneros transparentes, que las mujeres acostumbraban a llevar para cubrir sus escotes. Era frecuente que fuera lo bastante grande como para cruzarse por delante y anudarse en la parte trasera de la cintura.
La cofia aludía a una gran variedad de gorras y tocados para recoger el cabello. Podía ser un gorro de lino o de hilo de Holanda que se adornaba con entredoses, encajes y pasacintas y que se anudaba bajo la barbilla con unas cintas de seda. Otro tipo de cofia era la papalina, que tenía caídas laterales sueltas y que llevaban en el siglo XIX las señoras incluso para recibir visitas en su casa.
Junto al monarca y a la familia real, en la corte vivían los ministros del rey, así como miembros de la alta nobleza, que habían sido aislados en Versalles sin posibilidad de ejercer el poder sobre sus tierras.
Estos últimos servían al rey y reforzaban su culto con el único deseo de conseguir de algún cargo representativo o título honorífico.
También moraban en el palacio los funcionarios y aquellos artistas que prestaban servicios al rey. Asimismo, habitaban en la corte los cortesanos, que se plegaban al humor cambiante del monarca.
Hoy es el día, primer día de primavera y primer día de trabajo como doncella de la princesa.
Además hoy comienzan los bailes de temporada así que yo estaré como chaperona de todos los bailes de la princesa y será la primera vez que la conozca en persona.
Después de tanto entrenamiento por fin pondré un pie dentro del castillo, seguí juiciosa a la señora Ágatha.
—Hoy es inicio de temporada, así que tu deber será fungir de Chaperona , entendido.—
—Si Madam.—
Para hacer mis labores como doncella, iba ser introducida con la princesa.
Mientras caminaba los pasillos largos , casi infinitos del palacio, entramos a un salón muy grande, en ese lugar habían muchas personas pero me llamó la atención en especial un hombre , lo reconocía por sus escándalos que vivían en boca de, prácticamente, todos los habitantes de Francia, en especial la servidumbre femenina, le llamaban «El Caballero oscuro», y su historial social así era, oscuro.
Todo esto cruzaba por su mente en el instante en el que el grupo de personas llegó a su altura. La ama de llaves saludó al joven y este hizo lo mismo con ellas dos.
Luego la señora Ágatha me presentó con el caballero y compañía.
Todos sus sentidos quedaron totalmente subyugados por la imponente presencia del caballero que ahora tomaba la mano que ella había extendido sin percatarse.
Los latidos de su corazón se aceleraron enloquecidamente cuando él besó su mano, sin despegar un segundo los ojos de los suyos. Eran asombrosamente verdes y grandes, con una multitud de pestañas enmarcando su penetrante mirada. El cabello color castaño, algo rizado en las puntas, estaba más largo de lo corriente y rozaba su nuca.
A continuación, los nobles se apartaron, y un tercer caballero se adelantó acompañado de una joven.
La señora Ágatha dijo.
—Este es Nicolás de Delacroix hijo mayor del Rey Delacroix, ella es la nueva doncella de la princesa Lady Mcbeath.—
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¿Qué rayos estaba pasando con ella? ¿Por qué se sentía temblorosa y acalorada? ¿Y qué era esa extraña fuerza que le impedía apartar la vista de esos bellos ojos color esmeralda?
—Es un placer, milady —dijo, con una voz profunda y ronca el Caballero . El sonido de su voz vibró por todo su cuerpo, haciéndole estremecer interiormente. Y de inmediato, sintió que toda ella caía en un excitante y misterioso abismo de placer.