Sin embargo, antes de que pudiesen contestar, le interrumpieron unas carcajadas masculinas, seguidas de unos agudos chillidos femeninos.
Desconcertadas, las cuatro se voltearon su vista por encima de los arbustos, y lo que vieron les dejó atónitas.
Sentados en la orilla muy cerca de ellas, había dos parejas. Los caballeros y las damas, divididos de dos en dos, estaban flirteando y coqueteando descaradamente, ellas se abanicaban y sonreían batiendo sus pestañas, sentadas prácticamente encima de ellos, que les susurraban al oído con íntimas miradas.
De seguro se creían solos, pues estaban en una parte alejada de la mansión, separada de ojos curiosos por un pequeño bosque.
Un segundo vistazo les sirvió para confirmar la identidad de los caballeros, ya que las mujeres no llevaban sombrilla que obstaculizan su inspección.
Era Ferguson acompañado de otro lord del pueblo,era una vergüenza… se casaría sin embargo no le importaba flirtear con otras damas, en su propia fiesta de compromiso.
Cuánta desfachatez y indignación sentía Rubí en ese momento obligada a casarse con un hombre así que ni siquiera la respetaría por ser de menos clase social
Elizabeth se indigno todavía más Y tuvo que contenerse para no dar a conocer su presencia y decirle unas cuantas verdades al prometido de su hermana un completo desvergonzado.
Cuando las carcajadas féminas cesaron Ferguson levanto un dedo y mofándose dijo que se casará con Rubí porque no tenía dinero ni comida ni siquiera para pasar el invierno.
—Sin mí, su familia moriría de hambre.—
—Que generoso.— agrego una de las féminas.
Las cuáles no eran doncellas si no prostitutas, lo más seguro es que les había pagado por su compañía, su egocentrismo tan grande como su vientre regordete no tenía límites.
Burlase de esa manera de su prometida , y de su familia, además presumir sus riquezas, lo hacían ver un hombre despreciable ante los ojos de Rubí .
Ella solo apretó los puños con ganas de arrancarle esa lengua tan venenosa.
Lo que había oído la había dejado estupefacta.
Nada de lo que había supuesto era real los caballeros no eran como los príncipes gallardos de los cuentos y las damas como las nobles princesas nada de lo que ella creía existía no era real era solo fantasía.
Su difunta madre si había equivocado el mundo por lo menos el suyo el que le había tocado vivir ya estaba repleto de maldad y de personas sin alma y ni una pizca de bondad.
Las doncellas no dijeron nada , después de escuchar las palabras, ni agregaron más bromas inofensivas contra Rubí , suficiente humillación había experimentado.
Horas después con la fiesta terminada Rubí se apresuró en regresar a casa con su hermana se encerró en el cuarto con su camisón de dormir ya puesto Elizabeth la acompaño, era como un ritual que llevaban a cabo cada noche ambas conversaban se trenzaban el cabello mutuamente para no extrañar tanto a su madre quién solía serlo y compartían confidencias
Pero esa noche ambas permanecieron pensativas y en silencio.
Rubí parecía abatida y agotada y más que nada se veía triste.
Elizabeth rompió el silencio.
—Te importa tanto la opinión de Ferguson.—
Rubí la observó con unos entristecidos y contesto.
—No es su opinión la que me importa, son sus palabras, en parte tienen verdad, somos muy pobres.—
—Ya ni siquiera hay arroz , siempre pasamos el invierno aguantando hambre y padre está envejecido que no puede con las cosechas, la compra de lana no es suficiente acaso no lo vez , todas las palabras repugnantes que salieron de su boca, estaban plagadas de verdad, tanto que me da náusea.—
Elizabeth apretó los dientes y maldijo al presumido rollo con patas de Ferguson.
Por nombrar tan infame mente a su hermana y familia.
—porque no huimos del pueblo así no tendrás que dijo Elizabeth girando si hacía ella que dejó el cepillo sobre la cama y apretó las manos de su hermana mayor tratando de transmitirle su apoyo.
—Y padre lo dejaremos aquí, lo matarían si no cumple la deuda y lo sabes —contestó Rubí , resuelta a levantar su ánimo.
—Tú sabes que estoy en lo cierto, Elizabeth Eso pasará, sabes tan bien como yo que el momento que pise un pues fuera de pueblo San Paul de vence , la aristocracia dejara caer las leyes absurdas y tomarán su vida , aún si no lo hacen el hambre lo hará el nos necesita para mantener el hogar sin nosotras aquí como podría sobrevivir, a duras penas lo hacemos —contradijo Rubí , con una sonrisa triste y mirada perdida.
Elizabeth absorbió aire con fuerza y la rabia inundó su interior.
Ese no sería el futuro de su hermana casarse con un noble narcisista feo y gordo.
Debería agradecer porque ninguna mujer en sano juicio desearía unir su vida a la suya.
Ella no permitiría que por culpa de esa sociedad cruel y , su Dulce hermana tuviese un futuro solitario y desolador pero más que nada, Ella nunca se convertiría en parte de esa hipócrita sociedad , ella no sería uno de ellos nunca quería formar parte de ese círculo de personas vanidosas y superficiales.
—¡No! —soltó repentinamente, haciendo sobresaltar a Rubí , que volvió los ojos hacia ella extrañada—.
—No te cases con ese hombre huyamos juntas y así permaneceremos juntas.
—No necesitamos a esa gente vanidosa tampoco a un marido superficial y mujeriego.
—Busquemos otra opción en la capital, trabajemos en la casa como sirvientas o de lo que sea, pero no te entregues a ese hombre —dijo con vehemencia arrodillándose frente a su hermana tomando la de las manos con fuerza y la mirada decidida.
—Cumpliremos nuestros sueños ambas. Ya lo verás y envejeceremos juntas.
—No necesitamos el dinero de ningún feudal solo a nosotras mismas ,nuestros sueños para ser felices , Se los demostraremos a no importa que se espere de nosotras, el matrimonio padre nos obligara pero unamos fuerzas y podremos ser dueñas de nuestro propio destino.
—Elizabeth no sé yo no soy como tú .—comenzó a negar incomoda indecisa.
No lo digas soy como tú sin importar mi edad tenemos los mismos sueños las mismas metas y objetivos madre nos crio con los mismos ideales y preceptos y así será siempre .—interrumpió vivaz Elizabeth contó no firme ni resuelto.
—Es una locura, Elizabeth lo que me pides, abandonar a nuestro padre. —contesto pensativa Rubí .
Esa noche Rubí durmió como una multitud de pensamientos bullendo en su interior mañana, comenzaría su transformación el mundo Nunca conocería a Rubí sino a la nueva esposa posa de la familia Allitsen.
Decidida a hacer lo correcto para la sobrevivencia de su familia, Elizabeth era Joven no sabía la importancia de esta decisión, su padre la obligaba sin embargo, como hija tenía el deber de hacerlo, por su personalidad, priorizaba a su familia antes que su propio bienestar a diferencia de su hermana que tenía esa pizca de egoísmo, no podría permitir que su padre pagará las consecuencias de negarse a este matrimonio.
Si de igual manera tendría dificultades con la pobreza y la hambruna, en ella estaba cambiar el destino de su hermana menor y de su familia.
Ya no volverían a pasar carencias.
En cambio Elizabeth quería cometer un crimen, se sentía furiosa y traicionada por su padre como si deseara deshacerse de su hermana y en un futuro de ella , con tanta desesperación daba vueltas en la cama, pensando muchas posibilidades para hacer que su hermana no tuviera que casarse con ese noble.
Durante unos segundos intento mantener la calma y refrenar sus impulsos asesinos.
Pero solo tenía veinticuatro horas para pensar en un plan.
Lo que parecía imposible…
El maldito de Ferguson sabía de las debilidades de nuestra familia y que Rubí no tenía más opción que casarse con él y eso me parecía muy bajo, en ocasiones odiaba ser quién era y haber nacido en estas circunstancias donde sus ovejas eran más libre de decidir sobre su vida que ellas mismas, con malas ganas concilio el sueño a pesar de que tuvo una pesadilla en la noche anterior.
Al día siguiente
Despertó esa mañana Elizabeth.
Para darse cuenta que los preparativos de la boda ya se estaban dando y el vestido de novia especialmente para Rubí , había sido traído por un mensajero cortesía del lord de Allitsen.
No lo podía creer, su hermana estaba determinada a casarse a pesar de sus planes de huir.
No quería asumirlo, pero cayó en la cuenta de lo que sucedía.
Su hermana decidió casarse con Ferguson a pesar de sus advertencias.
Eso de por sí era algo espantoso pero peor era pensar que tendría de pariente político a ese cretino detestable.