– ¿Sabes? Ayer hablé por teléfono con tu papá… – ¿Si? ¿Y eso?. – Balbucea confundida por la mención de su padre. – Él solo quería saber cómo estás. – Responde Daniele rápidamente, voltea la vista hacia Mia, deja de lado la licuadora dónde preparaba un jugo y con una sonrisa tranquilizadora continua hablando. – Me preguntó a mí, por qué quería noticias tuyas desde otro punto de vista… Nada más está preocupado por ti. – ¿Por qué lo estaría?. – Mia continúa picando la cebolla, sin voltear a ver a la cara a su amiga, cómo si no le importara. – Creo que es porque levas un mes aquí y no sales, si no es por nosotras, que venimos a verte, no hablarías con nadie… Estás a un paso de la playa y creo que has ido solamente dos veces a dar un paseo de ¡Veinte minutos! ¡Y eso es el tiempo que te