El corazón de Janet latía en sus oídos mientras emergían al pasillo desierto. Pero ahora, ¿qué? Había guardias en cada esquina. No había pensado hasta ese punto. Para ser honesta, no pensó que llegaría tan lejos, pero quería intentarlo. Su conciencia le había gritado que ayudara a Esha. Su orgullo lo exigía.
—Vamos —murmuró Sally, dirigiéndose hacia un tapiz con una representación del antiguo pueblo que rodeaba el palacio. Un pueblo que ahora era una ciudad. Sally levantó rápidamente una esquina y palpó la piedra, buscando algo. Su suspiro de triunfo junto con un suave soplo de aire frío le dijo a Janet que Sally había encontrado exactamente lo que buscaba.
—Solíamos escondernos aquí de niños —Esha tosió, salpicando sangre en la mejilla de Janet.
Janet guio a Esha cojeando y lograron
