Una taza de té
—No entiendo por qué Jerrod no puede ser príncipe también —declaró Una seriamente mientras estaba sentada frente a su esposo en un pequeño salón donde estaban teniendo un té privado juntos.
Jerrod estaba recibiendo a los dignatarios que llegaban con Najja en el comedor. A Una no le apetecía nada tratar con el ruidoso y pomposo Alfa. Su esposo había accedido a reunirse con Najja después de tomar el té con su esposa. Una apreciaba el hecho de que su esposo le estuviera dedicando tiempo de calidad. Esta era la oportunidad adecuada para aprovechar y pedir favores.
Una tomó apropiadamente el tenedor pequeño para picar una mermelada de fresas colocada frente a ella.
—Cariño, hemos hablado de esto tantas veces —dijo Johnathon impacientemente, dejando su taza de té y mirándola—.
