CAPÍTULO NUEVE Anka se obligó a quedarse quieta y observar mientras allá abajo, en el Stade, los hombres morían en honor a la Luna de Sangre. Luchaban dos hombres musculosos del sur, sus espadas se movían, mientras la multitud aullaba con cada rocío de rojo que manchaba la arena. Había más rojo extendido por las terrazas. La gente llevaba puesto todo lo que tenían en los colores de la Luna de Sangre y algunos lanzaban polvos y tinte rojo al aire, cubriendo incluso a aquellos que habían venido con ropa normal. Anka tenía mucho encima, aunque ya llevaba un elaborado disfraz rojo, acabado con una máscara con una nariz larga. Esto hacía que fuera más fácil esconder las armas. Debajo de ella, continuaba la lucha en la arena, con el ruido metálico y el choque de las espadas perdidos en los g