Axel no mostró ninguna emoción. Mantuvo indiferente su rostro sin afeitar, pero por dentro se estaba gestando una tormenta que prometía resultados desastrosos. No podía dejar de preguntarse si había encontrado a alguien más. Un chico de su edad, alguien que ni siquiera podía afeitarse todavía. Alguien que no podía satisfacer la oscuridad dentro de ella. —¿Y por qué es eso?— Preguntó sin una pizca de curiosidad. —Oh, no es nada realmente. Simplemente descubrí la razón por la que siempre parecemos estar escondiéndonos— Ella no sabía nada, él estaba seguro de ello. Si supiera la verdad sobre su secreto, no estaría dentro de su auto, estaría huyendo lejos de él. —¿Cual es? —No hay razón para esconderse, ya sabes. Te vi antes— respondio. Celia trató de evitar que se escuchara como comenta