Gabriela
Moría.
Moría lentamente.
Cada día, cada hora, sentía cómo mi cuerpo se rendía un poco más a la enfermedad. Las ojeras se profundizaban, la fatiga se apoderaba de mí, y mi piel había perdido su brillo.
Pero no esta noche.
Esta noche quería olvidarme de todo. Quería bailar, reír, vivir. Sentir cada momento, cada latido, como si fuera el último. Por eso llamé a Jackeline, mi amiga de siempre, la que nunca decía no a una aventura.
⏤Jackie, necesito salir esta noche. Necesito... olvidar todo por unas horas⏤le dije, casi suplicando⏤. Esta es la noche que te dije que iba a necesitar. No puede ser otro día.
Hubo una pausa en la línea, y su respuesta me tomó por sorpresa.
⏤Lo siento, Gabi, no puedo esta noche. Tengo un compromiso familiar.
¡Mierda! Sin Gabi no contaba con nadie más y habíamos hablado al respecto, que llegaría el momento en el que ella y yo tendríamos que hacerlo, como una despedida de parte de ambas, porque yo no deseaba verla en el hospital mientras sentía pena de mi cuerpo moribundo.
Sentí como si me arrancaran el suelo de debajo. Jackie siempre había estado ahí, pero esta vez, cuando más la necesitaba, no podía contar con ella. Pero no iba a permitir que eso detuviera mi plan. Esta noche era para mí, para vivir sin restricciones, sin pensar en lo que vendría después.
⏤Era nuestra noche⏤ dije lentamente, no en busca de dar lástima, sino de recordárselo.
⏤Escucha, no puede ser tan malo que salgas sola. De hecho, creo que se me ocurre un mejor plan.
⏤¿Mejor plan? ¿Yo sola?
⏤¿Recuerdas lo que hablamos hace un tiempo?
⏤Créeme, hemos hablado de tantas cosas que no podría saber a cuál de todas te refieres.
⏤¡Sobre morir virgen! ¡Sobre tu virginidad! Gabi… ¿Y si no hay otra oportunidad?⏤Una lágrima rodó por mi mejilla cuando ella puso ese tono serio y yo comencé a llorar en silencio⏤. Escucha, Gabi, lo digo muy en serio. Esta es tu noche, pero de otra manera. Consíguete un chico guapo y caliente que esta noche te haga ver las estrellas con los ojos cerrado. No te arrepentirás, esta noche olvídate de todo el recato, entra al maldito bar y acércate al primer chico guapo que te llame la atención.
⏤¿Un bar? Yo quiero bailar, ¡no tener sexo!
⏤¡¿Bailar?! ¡Eso lo puedes hacer hasta en tu casa! ¡Esta noche sexo!
Me sonrojé, pensando en la idea, casi había abandonado ese plan, realmente porque hubo un tiempo en el que pensé que me iba a sanar, encontraría un buen amor, me enamoraría perdidamente y perdería la virginidad junto a alguien que me susurrara al oído que me amaba. Pero mis esperanzas de vida habían reducido considerablemente y eso ya no podría pasar.
⏤Jackie, me da un poco de miedo.
⏤Toma todo el alcohol que desees. Mañana te verás en una cama y pensarás en el buen sexo que tuviste esta noche.
No tuvo que decir mucho más, me había convencido.
Si iba a estar postrada a una cama, perdiéndome de muchas cosas buenas de la vida, que al menos me quede algo de lo que es el sexo, sentir el cuerpo de un hombre, que alguien me desee.
Me paré frente al espejo, observando mi reflejo. Con un poco de maquillaje, logré ocultar las marcas de la enfermedad. Elegí mi vestido favorito, ese que siempre guardaba para ocasiones especiales. ¿Qué momento más especial que este, una noche que podría ser mi última gran salida y en la que podría tener mi primera vez y posiblemente la última?
Mi cabello n***o caía en cascada, me gustaba el color que puse en mis labios, mi figura era bella, solo me faltaba animarme un poco más.
¡Vamos, Gabriela! ¡Esta es tu noche!
Cuando salí de casa, tomé un taxi, atravesando el pequeño barrio donde vivía, miraba a través de la ventana pequeños grupos de personas en las esquinas, las risas, la alegría en sus ojos y un ambiente tan lleno de vida, que me causaba mucha envidia, envidia de ellos que tenían el mundo por delante y la oportunidad de tomarlo entre sus manos.
También fui parte de ellos, por un corto tiempo, hasta que esto comenzó y no recordaba otra vida además de la que llevaba estos últimos dos años.
Cuando llegamos al bar, miré la fachada que tenía, allí solo habría hombres panzones y muy adultos como para ser de mi gusto, este no era el lugar.
⏤Disculpe, ¿podría indicarme de un mejor lugar donde pasar una agradable noche de bailes, buen ambiente?
⏤Definitivamente este no. Pero hace poco acabo de dejar a un grupo de chicas, tan jóvenes como tú, iban a un Club llamado Eclipse. Parece ser lo que está de moda ahora.
Jamás había escuchado hablar de ese lugar.
⏤¿Podría llevarme?
⏤Desde luego.
Mi vida estaba muy alejada de la realidad, pasaba más tiempo en el hospital, que en cualquier otro lugar. Esta noche me la merecía, antes de volver a la realidad que ahora conocía.
Al llegar, quedó bastante claro que el club nocturno era más famoso de la ciudad. Nunca había estado allí o en ningún otro club; siempre me había parecido un lugar reservado para otro tipo de gente, no para alguien como yo. Pero esta noche era diferente. Esta noche, quería ser parte de ese mundo brillante y ruidoso, aunque solo fuera por unas horas.
⏤Muchas gracias⏤ Pagué al amable señor y bajé del taxi.
Al acercarme, vi una cola enorme serpenteando desde la entrada.
"No importa", pensé. "Esta noche es mía, y no dejaré que una cola me detenga."
La espera fue eterna, me dolían los pies la mayoría eran chicas y todas iban en grupo de amigas.
Cada minuto en esa fila era una tortura, pero estaba decidida.
Cuando finalmente llegué al frente, el portero me miró con indiferencia.
⏤¿Estás en la lista? ⏤preguntó, sin ninguna expectativa.
Me quedé en blanco. ¿Lista? No tenía idea de que necesitaba estar en una lista. Mientras balbuceaba una respuesta, sentí un golpe en el brazo.
Me giré, molesta, lista para quejarme, pero mis palabras se quedaron atascadas en mi garganta.
El hombre que me había golpeado era increíblemente guapo: alto, con una sonrisa encantadora y unos hoyuelos que aparecían en sus mejillas al sonreír. Sin darme cuenta, le devolví la sonrisa mientras se acercaba.
⏤Lo siento mucho, ¿estás bien? ⏤dijo con una voz suave que me hizo olvidar momentáneamente mi frustración.
¡Este podría ser el chico que me llevaría a la cama esta noche! Pero al verlo, estaba completamente fuera de mi alcance, es decir, ¡Era un puto dios griego! Y no cualquiera. Este era… el mismísimo dios del olimpo.
⏤Sí, sí, estoy bien. Solo me sorprendió ⏤respondí, todavía aferrándome a su brazo.
Se disculpó de nuevo y luego, como si fuera lo más natural del mundo, me preguntó aquello.
⏤¿Te gustaría entrar conmigo? ⏤¡Al fin el universo me sonreía por una noche!
No podía creer mi suerte. Asentí, aún sonriendo, y juntos pasamos por la puerta como si fuéramos viejos amigos o algo más. En ese momento, sentí una emoción que había estado ausente durante demasiado tiempo: la sensación de que todo era posible, de que la noche me pertenecía.
Mientras entrábamos en "Eclipse", la música vibrante y las luces danzantes me envolvieron. Por primera vez en mucho tiempo, la enfermedad, el miedo y la desesperación se desvanecieron en la atmósfera electrizante del club. Esta noche era sobre vivir el momento, y estaba decidida a disfrutar cada segundo de ella.
⏤¡Me llamo Oliver! ⏤me gritó al oído, la música era alta y esto estaba muy lleno⏤¡¿Cómo te llamas?!
⏤¡¿Qué?
⏤¡Tu nombre!
⏤¡Ah, mi nombre! Gabriela.
⏤¡¿Qué?!
⏤¡Gabr…!⏤Mi nombre se quedó sin terminar cuando aquel grupo de mujeres, otras diosas, rodearon rápidamente a Oliver, ni siquiera me dedicó otro segundo más, sino que se perdió con ellas.
Aquella fue la última vez que lo vi.
No quería quedarme de pie junto a la barra, pero allí estaba, tomando sola, sin nadie con quien bailar y de pronto sintiéndome fuera de lugar.
¡No!
¡Esta es mi noche!
No puedo llegar hasta aquí, tener la suerte de entrar y quedarme como una mojigata junto a la barra.
Unos diez tragos después, mi cuerpo pareció comenzar a volar.
Me vi en medio de la pista, con mis manos levantadas y bailando como si no hubiese un mañana.
Me sentía libre, yo misma, no la Gabi enferma que ya no era capaz de ver las cosas buenas de la vida, porque a mi vida le quedaba poco.
Cerré mis ojos y me dejé llevar, todo era perfecto. Muy perfecto.
Y lo era, hasta que sentí a alguien pegándose a mi culo.
Giré mi rostro, al querer alejarme una mano se posó en mi cintura, observé el rostro de aquel hombre que, sin invitación, bailaba conmigo.
⏤No he podido dejar de verte⏤me dijo cerca de mi oído.
Lo miré por unos segundos y dije ¡que rayos! Incluso si no me iba a la cama con este desconocido, eso no significaba que no pudiera tener una noche agradable de bailes.
Nos quedamos bailando al ritmo de la música, todo iba muy bien, hasta que su trago se terminó.
⏤¡¿Quieres algo de tomar?! ⏤moví mi cabeza, aceptando. El desapareció y yo seguí bailando. Al regresar tenía dos copas en su mano, tomé la que él me dio un bebí todo aquello en rápidos tragos para soltar la copa⏤. Vienes sola, ¿no?
⏤Sí, he venido sola.
⏤Perfecto⏤dijo con media sonrisa. Sujetó mis caderas e intentó besarme, yo ladeé mi rostro para evitar sus labios⏤. Tranquila. De todos modos, serás mía esta noche.
¿Suya?
¿Quién dice que me iría a la cama con este hombre?
Mi mente… Mi mente me lo decía. Todo un caliente fuerte recorría mi cuerpo de repente, mis labios se secaron, dejé que aquel hombre me besara, sin apartarlo, sus manos se iban a mis nalgas y pegó mi cuerpo al suyo.
⏤Ha hecho efecto⏤susurró en mi oído⏤. Ha sido más efectivo de lo que es habitualmente⏤Comenzó a besar mi cuello, no podía apartarlo, mis manos carecían de fuerza, pero mi cuerpo sentía mucho deseo, un deseo incontrolable, un deseo que no podía evitar, incluso con este desconocido.