Gabriela ⏤¡Mesa tres! ⏤ gritó Penny desde la barra. ⏤¡Ya sale! ⏤ respondo, me acerco muy deprisa y tomo la orden de la mesa tres. Mis pies se deslizaron sobre el suelo, voy sobre estas cuatro pequeñas ruedas y mi falda que se va columpiando según me acerco. Desde luego, va capturando las miradas de los pervertidos que solo vienen a eso, a vernos el culo. Y sí, no me quedó de otra, ¡pero he sobrevivido! Han pasado once largos y tortuosos meses desde que salí de esa cabaña con menos de mil dólares en mi poder, sin identificación ni nada que me favoreciera, salvo mi bolsa de medicamentos, un teléfono que no era mío y un miedo que era más grande que todo lo demás. Fui tonta al creer que podría escapar sin más, pero me sorprendieron cuando las puertas del tren se abrieron y hombres entr