Nicole.
Recibir una carta de mi amiga y tenerla en mis manos es una verdadera tortura. No puedo esperar a llegar a casa para abrirla e imaginar su voz leyendo esas palabras.
Miro a Tony y lo veo quedar completamente blanco.
-No entiendo esto, Señor- se dirige al escribano.
-El único modo de que pueda dejar algo para ustedes era por medio de un tercero. Cada cosa que esté a nombre de ella, de usted o en conjunto, sería arrebatado sin dudar y su hijo aún no había nacido y deberían esperar muchos años para acceder.
-¿De qué hablan?
-De esto. - saca el sobre sellado del que ya abrió y me entrega los documentos. -Ella estaba segura que ibas a ayudarme, Nic.
Comienzo a sacar documentos y veo que hay papeles de una casa, de un auto creo kilómetro y de una cuenta de banco. Todos los documentos están sujetos con un broche y un stiker resaltados y una frase. 'Para mis chicos'
No entiendo que tiene que ver esto conmigo y estoy a punto de preguntar, pero el dedo de Tony señala una oración en la hoja y juro por Dios que casi me desmayo. Dejó todo a mi nombre. Todo a mi maldito nombre. Ahora las palabras del escribano cobran sentido. Yo soy el tercero. ¿Porque?
-Ella me aseguró que ti eres la única persona en el mundo en quien siempre confió y que harías lo que fuera por ella y por su hijo. Te confío esto aún por encima de su familia y me dijo 'Ruegale que lea la carta antes de que tome cualquier desicion'- el escribano toca mi mano cuando repite lo que Renata le dijo.
Es increíble que me conociera tanto, porque estaba pensando en romper todo justo ahora.
-Necesito aire, por favor necesito aire. - me paro y corro a la calle.
¿Porque me pediría esto, a mi sobre todas las personas? ¿Porque? Trato de recomponerse porque estoy segura de que hay más y lo voy a descubrir justo ahora. No quiero más juegos, más acertijos ni nada. Estoy realmente agotada.
-Ahora mismo me dice que es lo que procede. - exijo abriendo la puerta nuevamente y sentandome.
-Ya viene Suárez y les explica.
Mu abogado entra y acomoda una silla junto a su colega.
-Bien. Aquí vamos- se miran entre ellos mientras nuestros ojos están clavados en sus rostros. - Lo que quería la señora Renata, es que ustedes se casen y que Nicole adopte legalmente al bebé en caso de que algo pasara.
-Yo ya dije que no me voy a casar con nadie, Suárez y no pienso volverlo a repetir.
-Pues bien pueden tramitar la adopción y acordar visitas compartidas, aunque - y el maldito guarda silencio.
-¿Aunque que?- mi amigo se exalta- ¿Qué pasa?
-Nadie puede asegurar que no quieran pelear la custodia del niño si viven separados.
-Tienen que encontrar una solución a esto y ahora- me pongo de pie y me largo de ahí con los pasos de Anthony resonando detrás de mi. - Te llevo a tu casa y me voy. Necesito estar sola.
-Esta bien, Nic. No vas a hacer nada que no quieras.
En absoluto silencio nos subimos en coche, nos despedimos en su casa y me voy a la mía.
Desperdicie todo mi lunes en esto y no puedo estar más enojada con mi amiga, como nunca lo estuve cuando vivía.
Miro el sobre que lancé sobre mi cama, dudando de si abrirlo o echarlo a la chimenea.
'Ruegale que lea la carta antes de que tome cualquier desicion' Se repite en mi mente una y otra vez. En mi mente escucho su voz sulpicando y doy un grito de guerra antes de abrir el sobre.
'Amiga. Mi amada Nic. Tantos años juntas, pasando por tanta cosa y aún después de una muerte, todo sigue igual. Tu entre todas las personas de nuestro mundo, me enseñó que el amor llega cuando menos lo esperas. Que se aprende a amar el amanecer y también el anochecer. Me enseñaste que la luna nueva no es mejor que la llena y que casa estación del año tiene su propia motivación para hacernos felices. Me enseñaste que tu fidelidad y lealtad se pueden replicar y que somos merecedoras de ellas. Me enseñaste a luchar por lo que amo y me hace feliz. Siempre estuviste ahí, junto con tus padres para verme realizarme como profesional y como mujer. Fuiste mi primer amiga en el kinder y la única que conservé en toda mi vida. Me enseñaste que lo que hablan las personas no nos tiene que importar y sobre todo a no quedarme callada si la situación no lo amerita. Me prestaste a tus padres para acompañarme en el momento más feliz de mi vida ¿lo recuerdas?'
Cierro mos ojos para recordar su momento y cómo mi padre tomó su mano y la acompañó al altar para entregar su mano a mi amigo y las lágrimas corren por mis mejillas. Cuanto daría por volver a ese momento, por recuperar el tiempo y sacar más fotos de su sonrisa enamorada, jovial y sincera, pero no puedo.
Voy a lavarme la cara y vuelvo a tomar la hoja para continuar leyendo sus palabras. Siento una brisa correr y suspiró hondo para continuar.
'Ahora es tu turno de ser feliz, Nic. Puedes mentirle a todo el mundo, incluso a ti misma si lo necesitas ¿pero sabes que? Jamás pudiste mentirme a mi porque nuestra amistad creció por conocernos en todos los sentidos. Te agradezco todo lo que has echo por mí y por mi familia, pero necesito que seas su salvación. No tengas miedo de compartir lo qie sientes, porque tu misma me enseñaste que amar es de valientes y que los sacrificios en nombre de ese amor son lo más hermoso. Yo conozco tu secreto, amiga y quiero que los demás también. Con amor, Ren. '
Ella no puede saber mi secreto, no es posible.