Nicole.
La bienvenida de Ezequiel en lo de mis padres terminó lo mejor posible. Después de mis palabras mamá no trató de indagar en más nada y lo agradecí.
Al día siguiente fuimos a la dirección de la casa y decir que es preciosa es quedarse cortos.
Consta de una entrada con puertas dobles de roble oscuro, una gran sala a la derecha y una biblioteca repleta de libros; un comedor a la izquierda con un cristalero y seis sillas rodeando una mesa de cárnica negra. Al final tiene una cocina con isla y todos sus muebles en blanco. Lo próximo son unas escaleras de marmol con una especie de portera desmontable en colores primarios y una gran lámpara araña justo debajo.
Al subir las escaleras te encuentras con otra portera de colores y lo qie parecen cuatro habitaciones.
La de mi ángel está pintada de celeste y tiene un mural de zoológico con los muebles en madera pulcramete blanca. Sus muebles no tenían nada, pero con la mudanza se llenaron y decidimos sacar ropa para donar al horfanato donde creció Tony.
Su dormitorio tiene una pared verde y una gran cama completamente blanca con detalles en beige. Su armario tiene el tamaño suficiente para armar otro cuarto y dentro de él habían muchas prendas de vestir estilo semi formal. Lloró como un niño por el último detalle que mi amiga le dejó, porque se nota que esas prendas ya ni siquiera tenían cambio cuando nos dejó. El también decidió separar ropa para donar al hogar y yo no me quedé atrás.
En mi cuarto hay un closet más chico, como si fuera de adolescente. La pared de la cama es roja pasión y la cama en blanco y gris fuerte te Dan la sensación de revivir tu juventud.
Cada habitación tiene su propio baño, inclusive la otra que está decorada en tonos tierra y gris claro.
Nosotros nos encargamos de colocar retratos de nuestra Renata en cada rincón de la casa. De su boda, embarazada, de nuestras salidas en la universidad y la de nuestra fiesta de graduación.
El cuarto de mi Ezequiel tiene centenares de sus fotos y cada noche antes de dormirlo, le contamos alguna aventura que vivimos juntos. Siempre la tenemos presente.
La rutina no ha cambiado mucho, ya que incentivé a Anthony para que trabaje desde casa y yo algunos días me hago la tonta para hacer lo mismo.
Mis padres nos visitan cada pocos días y se encargan de estar pendientes de cualquier cosa que podamos necesitar.
Alguna que otra noche salgo a cazar. No entiendo como mi amigo sobrevive sin ello, pero yo sigo disfrutando de tener algún encuentro por ahí. Sebastián ya es figura repetida en los meses que pasaron. Que me tome como quiere me saca el mal humor y pone mis energías en orden.
Ambos tenemos claro que esto es sin sentimientos de por medio y cada tanto salimos con otras personas.
Los Sosa esperaron a que los documentos de Ezequiel estuvieran en orden y con mi apellido incluido y no dudaron en arrebatar cada cosa de las manos de Anthony. Ahora no tiene nada a su nombre, ni ningún recuerdo de mi amiga excepto los que nos trajimos para nuestra casa. Se quedaron con el dinero y el apartamento, pero Anthony ganó al quedarse con su hijo y todo lo que ella dejó a mi nombre.
Ayer fue el cumpleaños 26 de Renata y decidimos ir al cementerio a dejarle flores y hablar con ella. Ezequiel fue con nosotros y le hablamos de que ahí descansa su mamá. Tiene el derecho a saber quién fue y es ella para nosotros. Aún nos cuesta creer que en un mes va a hacer un año que nos dejó para siempre, pero más allá de eso, estamos seguros de hacer el cumpleaños de mi ángel para festejar su vida, porque sabemos que así lo habría querido.
En este momento me encuentro conduciendo a casa para ir por el pino de Navidad para Ezequiel. Queremos que tenga todas las experiencias posibles y mamá me aseguró que yo amaba las fiestas desde que era una bebe.
-Anthony. ¡Baja!- le grito desde la planta baja.
-Ya vamos, mujer- grita de vuelta y a los pocos segundos lo veo bajar con mi ángel en brazos.
-Mamamamam- mi angelito me extiende los brazos y quien soy para negarle algo.
-Hola, mi ángel. ¿quien me extraño, eh?
-Ya no es un bebé para que le hables así, pareces tonta. - bromea Tony.
-Uyy papá es un amargado ¿a qué si? - le hablo con mi voz melosa a Ezequiel que me responde con balbuceos.
-Estaría buenísimo grabarte y mandarle el audio a tus conquistas a ver que pasa- camina delante de mí mientras me habla, pero sin darme la espalda- ¿A qué sería divertido, hijo?
-No te atreverias- lo señalo seria entrecerrando mis ojos y luego pienso - No tienes como saber con quienes salgo, de todos modos.
-¿Segura se eso, Nic?
-Muy segura, Tony. - asiento segura y tranquila de que nunca lo sabrá- vamos x ese árbol, amigo.
Chocamos nuestros cinco como siempre que sorteamos o debemos sortear algún espectáculo y cambiamos del auto a la camioneta para ir a nuestra próxima aventura.
Por un instante pienso en Sebastián, pero estoy segura que jamás sabrá lo que pasa con él. Lo tenemos más que hablado y se que no va a decirle nada. No son amigos ni nada, pero se conocen y quise evitar que el tema saliera, por lo que una de las condiciones para seguir saliendo, es que Anthony no puede saberlo. No es que me interese mucho lo que piense, pero siempre dejo mi vida privada para mi y Seba esta de acuerdo. De última solo nos sacamos las ganas y no nos debemos mayores explicaciones.
Miramos los árboles naturales un rato y nos llevamos el que más le llama la atención a nuestro ángel. Ahora solo queda decorarlo.