1. Su dolor.

1005 Words
Nicole. Me visto completamente de n***o y me encamino al cementerio para acompañar a mi mejor amigo en el mundo en su dolor. Nadie entiende como es que la vida de una persona tan joven se va de la nada en el momento en que tiene que mantenerse en pie. Todos sufrimos su pérdida y estamos ahogados de tanto llorar. -Hola, ma- contestó al teléfono en el momento en que recibo su llamada. -Mi vida, lo lamento mucho. Se lo mucho que se querían los tres- su voz al otro lado del celular me calma. -Gracias, mami. No puedo creer que esto esté pasando. -Se que prometí acompañarlos pero no pudimos viajar por el mal clima, cielo. Respiro hondo porque en verdad necesitaba un abrazo de mis padres. Aunque en realidad hicieron lo posible, ellos están de viaje en Canadá y se que allá las tormentas están a la orden del día. -No te preocupes, mami. Se que tu corazón está con nosotros. -Dale un abrazo a Tony y a la familia de Renata por mi. Siempre fueron buenas personas conmigo. - pide con voz lastimera. -Les digo, ma. Voy a dejarte porque quiero llegar antes de que todo termine. -Esta bien mi vida. Te quiero. -Yo también, ma. Corto el teléfono y entiendo mi auto después de secarme las lágrimas por quinta vez desde que cerré la puerta. El camino al cementerio está lleno de árboles por ambos lados, ya que es privado y en un área muy verde, tal cual siempre hablábamos cuando se tocaba el tema. Aún recuerdo sus risas llenando el espacio de mi auto cuando conducimos a Las Vegas para que pudiera casarse con el amor de su vida, ya que para ellos, nuestro chico solo era un muerto de hambre que estaba con ella por interés. Nada puede estar más lejos de la realidad, ya que Anthony es la persona más desinteresada que he conocido jamás. Logro estacionar a un lado del camino y me bajo con las piernas temblando. De lejos lo veo parado con sus manos en los bolsillos y un buzo completamente n***o. Su baquero, aquel que Renata le regalo para su últimos cumpleaños, se ve flojo en su cuerpo desde el último mes. No es para menos. Perdió a la mujer que amaba en el momento en que más la necesita. -Tony- tocó su brazo y se gira para verme- Lo siento mucho amigo. -Oh Nic- me abraza y se larga a llorar desconsoladamente. La familia de Renata hace contacto visual conmigo y me dirigen media sonrisa mientras sobo la espalda de mi amigo. -Voy a saludar a tus suegros ¿Esta bien? Busco sus ojos, pero están ocultos debajo de sus lentes oscuros. -Ve. Aquí voy a estar, Nic. -me alienta. No logro entender porque están tan apartados. Gillermina carga al pequeño Ezequiel y mi corazón se hace pequeño al imaginar su futuro. Él menos que nadie merece esto. -Guille, Dylan. Lo siento. - Los abrazo a ambos y también a Daniela que solo mira de costado a Tony. -Gracias, nena. No merecía esto. - la mamá de mi amiga llorar en mi hombro y mis lágrimas caen pesadas.- Todo es culpa de ese muchacho. Nunca debieron hacer esto. La apartó y la miro a los ojos. Los suyos solo están pendientes de la actitud de Tony y los movimientos que hace. -Esto no es culpa de nadie, Gillermina. Ella estaba con él porque lo amaba y tu lo sabes perfectamente. - Le digo dejando en claro lo que pienso. -Deberían haber sido amigos como lo eres tú, no casarse con un huérfano bueno para nada- su enojo es evidente y prefiero evitar el tema. Se que les va a doler, pero Renata amaba a Anthony aún a pesar de sus padres. -Nos vemos luego. Quiero despedirme de mi amiga. Cualquier cosa saben donde pueden ubicarme. - y me retiro para ir por mi amigo. Ver el cajón de Renata cerrado me parte al medio, quisiera haber podido darle un beso, pero estaba en una reunión de emergencia y no me fue posible llegar más temprano. Tomo el brazo de Tony y el me abraza más fuerte. -El amor de mi vida me ha dejado Nic. ¿Qué voy a hacer ahora?- su llanto se hace más profundo. -Velar por tu hijo y seguir adelante, amigo. Ella lo hubiera querido. - es el único consuelo que le y me doy. -Mi pobre Ezequiel. Va a crecer sin mamá Niky y yo ya no tengo a mi esposa conmigo- y se deja caer de rodillas. Trato de levantarlo, pero pesa demasiado para poder levantarlo y mi propio cuerpo tiembla sin control. -Voy a estar para ustedes como siempre, Tony. Sabes que lo haré. Nunca podría dejarte pasar solo por esto. - lo consuelo al borde del colapso. El cura viene a dar el sermón y recitar las palabras de la biblia antes de que su cajón baje a la tierra y su tumba se selle con una lápida tan hermosa como lo fue ella. La foto con su cabellera rojiza y esos ojos verdes cargados de amor, permanece a un costado y me recuerdan porque la quería tanto. Fuimos amigas desde siempre, conectadas desde el kinder, donde nació la amistad y se profundizó hasta la universidad. Fuimos cómplices de aventuras en más de una ocasión y en más de una mis padres la salvaron de los castigos que venían con ellas. En más de una ocasión nos quedamos a dormir juntas y compartimos la penosa desgracia de ser traicionadas por alguien que se acercaba solamente por el interés que nuestro estatus social despertaba. Estar cerca de nosotras garantizaba las mejores atenciones, las mejores fiestas y aparecer en las revistas. Mismas revistas donde revelaban parte de nuestra vida privada o la de nuestras familias, arruinando la creencia de que hay personas buenas. Nada cambió en la secundaria, solo se intensificó hasta no creer ni en nuestras sombras. Hasta que lo descubrimos a él y todo cambió.
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