—Tania, ¿A dónde se supone que vamos? —le pregunta Altair a la chica al ver que le sacó la mano a un taxi que se aproximaba.
—A un lugar que tal vez te pueda servir para comenzar a trabajar haciendo lo que más te gusta —le dijo al tiempo que abrió la puerta de los asientos posteriores cuando el taxi se detuvo al frente de ellas—. ¿Dices que te encanta el baile, la danza?
Altair asintió en un movimiento de cabeza y se le quedó mirando con los ojos entrecerrados.
—No desconfíes, necesitas trabajar, por algo se comienza y más si es haciendo lo que te gusta —le dijo la rubia desplegando una sonrisa convencedora—, vamos.
La rubia se hizo a un lado y le señaló el interior del taxi. Con duda altair accedió, y se pegó lo más que pudo a la puerta del otro lado, la abrió para asegurarse que no estuviera puesto el seguro, se excuso diciendo que estaba abierta y luego se acomodó en el asiento, metió la mano nuevamente en su bolso. No insistió en preguntar, escuchó cuando la chica, Tania, le dio el nombre del lugar al chofer. Para Altair escuchar la dirección y el nombre del establecimiento era tan igual como que si no hubiera dicho nada, pues no conocía nada en esa ciudad. De por sí, aunque dominaba el idioma, la comunicación había sido complicada.
Sin volver a pronunciar palabra vio el taxi recorrer algunas calles hasta que se detuvieron en frente de un lugar que estaba lejos de aparecer una academía de bailarinas pese a que la entrada estaba decorada de manera aceptable.
—Ven, entremos —le pide Tania al abrir una puerta de hierro algo pesada.
Altair fue la primera en entrar aunque se hizo a un lado de la puerta a esperar a que Tania ingresara y fuera ella la que tomara la delantera en las escaleras que debía subir para ingresar a algún lugar que para Altair desde la entrada no era distinguible.
—Sube —le pidió la chica.
Poco a poco comenzó a subir detrás de ella y al llegar al primer nivel, ambas chicas ingresaron a un enorme salón. Por todas partes había chicas, muchas para su gusto, alrededor mesas arrimadas hacia las paredes y muchas sillas sobre ellas. Un grupo de mujeres estaba parada al pie de un nivel superior que a Altair le pareció un escenario, unas chicas danzando sobre este, otra en un tubo deslizándose desde la parte superior. Todo era un revuelvo, para Altair un caos. Y no es que fuera la primera vez que veía a un grupo de chicas reunidas danzando, está acostumbrada, eso es o era aparte de su mundo, lo que le llamó la atención es la desorganización de todo en cuanto a la apariencia de ellas. Supuestamente son bailarinas pero a los ojos de Altair están alejadas de ser de baile clásico.
Se quedó abstraída mirando a su alrededor, no se dio cuenta en que momento Tania se alejó de ella, y solo fue consciente de ello cuando la vio salir de un pasillo, pero esta vez no venía sola, si no acompañada de un hombre cuyo aspecto dejaba mucho que desear de ser representante de una academía de baile.
Al mirar alrededor en seguida Altair sacó conclusión, muchas mesas, una espacio que parecía simular un escenario, muchas chicas de diferentes estaturas, tallas, color de piel, en fin aspectos físicos diversos, y muchos de ellos, sin ánimos de prejuzgar, le hicieron suponer, esas chicas sí eran bailarinas, pero exóticas, y cuidado sino con servicios extras que si bien ella no los juzga, tampoco se considera tener necesidad para llegar a ese punto.
Para confirmar su conclusión al frente de ella se detuvo Tania con un hombre pasado de peso, su abdomen sobresalía de la camisa que tuvo mejores tiempos, barba descuidada, rostro manchado, no sabe Altair si por falta de aseo o el descuido, miraba perversa, pues al mirarla su expresión fue lasciva, lo percibió en seguida. Su sexto sentido le anunciaba que ese lugar no era para ella.
—Это тот экземпляр, о котором вы мне рассказываете? (¿Este es el espécimen del que me estás hablando?) —escuchó Altair que le preguntó el hombre a Tania mientras insistía en mirarla de pies a cabello.
—Да она (Sí, ella) —respondió Tania en tranquilidad.
En cuestión de minutos, Altair pese a ser muy joven tuvo la percepción de que para Tania esto pareciera ser una rutina. Las dudas sobre la chica se acrecentaron, y allí parada frente a esos dos desconocidos acepta que sí está pasando por este mal sabor no es responsabilidad de nadie más que de ella misma. No crítica a Tania, porque apenas la conoce. Reconoce que se dejó llevar por la ansiedad, por el deseo de comenzar a ocupar su tiempo y encaminarse a encontrar ese lugar donde pueda retomar su preparación para residirse como bailarina de ballet clásico, su gran sueño.
—Давай посмотрим, маленькая, красивая, взгляни, дай мне посмотреть, что ты предлагаешь (A ver, pequeña, hermosa, date una vueltita, déjame ver que ofreces) —pidió el hombre en un tono de voz que denotaba la asquerosidad en sus intenciones.
Intentó agarrar a Altair por el hombro, está se hizo a un lado evadiendo.
—Что происходит? Она не понимает языка, она немая? (¿Qué le pasa? ¿Acaso no entiende el idioma?¿Es muda?) —le gritó a Tania.
—Вот и все, Донатто. Тебе следует быть с ней более тактичным. Как ты можешь думать о том, чтобы так прикоснуться к ней! Я же говорил тебе, что с ней следует быть осторожнее, что она не такая, как другие (Ya va, Donatto. Debes tener más tacto con ella. ¡Cómo se te ocurre intentar tocarla así sin más! Te dije que debías tener cuidado con ella, que no es como las demás) —le reclamó Tania.
Ambos hablaban y discutían como si Altair no estuviera ahí en frente de ellos, como si ella de verdad no estuviera entendiendo nada de lo que ellos habían venido diciendo en su presencia.
—Хватит тонкостей, мы все знаем, что женщины, которые приходят сюда, сначала готовы позволить себя потрогать, а затем они должны пройти мастер-тест (Déjate de sutilezas, todos sabemos que las mujeres que entran aquí vienen dispuestas a dejarse tocar inicialmente, y después deben pasar la prueba maestra) —el hombre de mal aspecto dijo eso e intentó avanzar hacia Altair y poner sus manos asquerosas y peludas sobre sus brazos.
Altair en su habilidad para moverse, lo evadió y se paró a un lado cerca de la entrada mirándolo con desprecio.
—Tania yo me voy de aquí, ¿A dónde me trajiste? ¿Quién te crees qué soy? —le reclamó Altair con enfado evidente.
—Ya va, Altair, no te enojes, no es nada malo, solo que él es algo bruto, pero no es tan malo —dijo Tania intentado convencerla pues sabe que la recomendación que ella haga de Altair y su contratación pudiera generarle una ganancia que tiene tiempo sin lograr.. Le conviene convencer a Altair a quedarse allí, pero no la puede obligar.
—¿Qué te pasa? ¿Estás loca? —gritó Altair espantada por su tranquilidad—. No soy como tú ni como estas mujeres. Te conté mi sueño para que me ayudaras, no para que me vendieras.
— Что происходит? (¿Qué le pasa?) —reclamó el hombre tartamudeando—. Ничего лучшего у тебя не получится. Вы не сможете никого нанять вас из-за вашей внешности. Воспользуйтесь тем, что я дам вам такую возможность. Такая редкая вещица не будет нигде выставлена (No vas a conseguir algo mejor. Por tu aspecto no vas a conseguir que nadie te contrate. Aprovecha que te daré la oportunidad. Una cosita tan rara no es para ser exhibida en cualquier lugar) —se dirigía a Altair mirándola con ansiedad.
Altair no aguantó más y se dio la vuelta, bajó las escaleras corriendo y con toda la fuerza que da la necesidad de escape abrió la pesada puerta de hierro y corrió por varias calles. Desconoce qué tanto pudo haberse alejado de ese horrendo lugar lo cierto es que llegó a una esquina y como si estuviera destinada a presenciar hechos sórdidos, en una calle ciega vio a una chica siendo llevada, en lo que le pareció por la rigidez de su cuerpo al avanzar, en contra de su voluntad hacia el interior de un automóvil, lo que a Altair de inmediato le dio a entender que nada marchaba bien. Miró a los lados buscando ver si entre las personas que estaban a la distancia encontraba en alguna de ellas apoyo. Al comprender lo distante que estaba la persona más próxima y el tiempo que se tomaría entre darle alcance y regresar, el hombre ya se habría llevado a la chica, lo que le dio la fuerza para hacer lo que pudiera sin ponerse en mayor riesgo. Se metió por entre dos automóviles para evitar ser vista por el hombre que estaba de lado intentando que la mujer obedeciera a su orden de arrodillarse frente a él. En ese momento la chica vio a Altair desde la distancia y con la mirada le hizo seña de que no se acercara, sin embargo, siendo como es Altair de desobediente, hizo caso omiso y con la mirada buscó algo contundente con que defenderse y ayudar a la chica. Una piedra, sí, una piedra, pesada para su estatura y su fuerza pero que le servía para lograr liberar a la chica.
— Я сказал тебе встать на колени, сделай это или я убью тебя прямо здесь (Te dije que te arrodillaras, hazlo o te mato aquí mismo) —le gritó el hombre en una orden.
Altair vio cómo el cuerpo de la chica tembló de manera evidente cuando el hombre dejó ver un cuchillo bastante afilado y con un brillo particular. Como si hubiera sido lustrado, preparado y afilado para la ocasión.
Esto en lugar de intimidar a Altair, le dio más ímpetu para avanzar de manera sigilosa, y cuando estimó que era la única ocasión que tanto ella como al chcia tenían para salir ilesas de esa horrenda experiencia, levantó la piedra en lo alto y con un simple golpe en la cabeza del hombre la dejó caer y le gritó a la chica.
—Vamos —le dijo en su idioma natal, y al recordar donde estaba repitió—. давай, беги (Vamos, corre).
La chica reaccionó solo al escuchar el grito de Altair, se levantó de golpe, y no corrió dejando a quien la salvó ahí si no que estiró su mano para ofrecerle apoyo.
Como pudieron ambas chicas tomadas de la mano, desaparecieron de la calle ciega apenas transitada, y que favoreció las intenciones del hombre que había planificado saciar sus instintos de manera perversa.
Altair no recuerda haberse ejercitado tanto como ese día. Al llegar a un lugar bastante concurrido fue que se detuvieron, mirando hacia atrás, y con la respiración entrecortada se miraron, y pudieron sonreír como si fuera el mejor de los chistes.
—Боже мой! (¡Ay, Dios!) —exclamó la chica con la mirada aún desconfiada por el susto—. Спасибо, девушка (Gracias, chica).
—Потерять осторожность. Кажется, я магнит для подобных фактов, я мог бы помочь тебе, я сожалею, что не сделал этого с тем мальчиком (Pierde cuidado. Parece que soy un imán para esta clase de hechos, a ti te pude ayudar, lamento no haberlo hecho con ese chico) —contestó Altair apenas pudiendo respirar y casi en un susurro—. Где мы? (¿En dónde estamos?).