No siempre a quien se estima que es hábil y no se le escapa ninguno, sale victorioso de las situaciones que él mismo pudo haber propiciado. Esta es la situación de Eiron pues tratando de jugarle una mala pasada a Altair al sentirla tan dispuesta a dar el paso que él tanto estaba deseando, contribuyó a darle esa oportunidad de pensar, de razonar que se le había escapado en esos breves minutos que quiso jugar a ganar, a obtener esa súplica que le daba la señal de tenerla para sí. Tan rebelde como siempre ha sido, a Altair, justo en ese ese mismo instante el sentido común la alertó de que estaba nuevamente incurriendo en el mismo error, pero después de que bruscamente la hizo reaccionar al privarla de las sensaciones que él mismo estaba ocasionando con su juego un juego que le estaba resulta