Después de mi encuentro con el espeluznante desconocido, me sumerjo en el trabajo, pero me encuentro regresando al episodio. A mediodía llamo a Arslan y le digo lo de esta noche. —Pensé que tendríamos más tiempo. —Ves que no—replico reclinándome en mi silla—Entiendo su punto, cariño. Suspira. —Bien. Pero, podemos llevar a Laura y que haga la cena. —Eso es mucho mejor que pedir a domicilio—murmuro. —Todo estará perfecto para esta noche—me dice tranquilizándome—¿Cómo va el trabajo? —se interesa —Bien, pero me gusta más, trabajar en tu oficina. Su risa me relaja. —A mí también me gusta. —Cariño… ¿Has sabido algo de los hombres de London? — inquiero. —No—dice en tono seco—Se han escondido como unas ratas y no hemos dado con ellos, ¿Por qué? —Solo curiosidad—miento. —¿Te pasa algo?