Apenas, soy consciente de las voces. Me llevo la mano a la cabeza y frunzo el ceño cuando toco algo húmedo. —Edén. —¿Sí? —susurro —Abre los ojos para mí. ¿Sí? Lo hago. Con lentitud abro los ojos y me encuentro debajo de Arslan. ¿Debajo? Sus ojos están encendidos con ira. —¿Qué paso? —Nos embistieron en un alto. Te acabo de sacar de la camioneta—gruñe. Miro a un lado para darme cuenta de que estamos sobre el pavimento. —Arslan. —No te muevas de aquí—sisea antes de ponerse en pie con su arma en la mano. Alargó la mano y lo tomo de la mano. —Ten cuidado. El miedo se instala en mi vientre. Una figura se hace presente y veo a Fran. Este se agarra el brazo. —Los hombres de la camioneta trasera, tienen al culpable del atentado—anuncia. —Bien. Quédate con ella. Con ayu