Estoy sentada contra el cabecero de la cama y, estoy a la espera de mi marido. El mismo que ha salido sin decirme a donde. En otras circunstancias, no me había importado mucho el asunto. Pero, después de lo sucedido al salir de la casa de Dominic estoy sintiendo que no falta mucho para volverme loca. Levanto el móvil y verifico si hay algún mensaje. No hay nada. Me remuevo y mi pierna está un poco dolorida. Pero, nada que un día de descanso y un relajante muscular no solucione. Para el lunes estaré perfecta. La puerta se abre y Arslan entra a la habitación de manera silenciosa. Sin embargo, se da cuenta de que estoy esperándolo. —Deberías estar descansando. —Tú, deberías decirme a dónde vas y no sucedió— replico. Se acerca y deja un beso en mis labios. Percibo un olor dulzón y a c