Todos estaban desayunando, Claudia apartó el plato y los ojos de los presentes se concentraron en ella.
—Es que… no me siento bien —se levantó y puso sus manos en la boca.
—¿Vas a vomitar? —preguntó Gabriel.
—Si lo vas a hacer, ve al baño —sugirió Tomás que era el más asquiento de todos.
—¿Te sientes muy mal? —inquirió Gera.
Claudia se agarró de una silla, Mateo la tomó de un brazo con miedo de que fuera a perder el equilibrio.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Alejandra levantándose de su silla, así como los demás.
—Solo es un mareo, es el embarazo —explicó Mateo.
—Pero no se ve bien, vamos a ver al médico o algo —dijo Gera un poco preocupada.
—No… es normal en los primeros tres meses —tranquilizó Mateo—, amor, vamos al baño ¿o quieres recostarte?
En ese momento Claudia se fue en vómito, Tomás rodó la mirada mientras todos sus adentros se revolvían.
— Ay, Claudia, no te ves muy bien —dijo Keidys.
Aparte de Mateo y Tomás (que sabían sobre embarazos) para los demás era algo muy extraño ver a alguien muy cercano a ellos con esos síntomas.
—Ver a Claudia así me hace acordar a mi madre cuando estaba embarazada de Nicolás, con solo oler algo vomitaba —dijo Tomás cuando todos estaban sentados en el patio.
Claudia estaba acostada en las piernas de Mateo que le acariciaba el cabello para que pudiera estar más tranquila mientras se le pasaba el malestar.
—¿Y eso pasa muy seguido? —preguntó Keidys.
—Sí, pero después de los tres meses los malestares desaparecen y la barriga empieza a notarse —explicó Claudia.
—¿Será niño o niña? —Gera miró a todos bastante animada.
—¿Ya tienes los nombres? —inquirió Gabriel.
—No, estamos pensando eso —respondió Mateo.
—¿Y no piensan casarse? —interrogó Tomás.
—Bueno… Estamos considerando la idea, no queremos tener el bebé fuera del matrimonio, las cosas hay que hacerlas con orden, ¿verdad, amor? —Mateo le dio un beso a Claudia en la frente.
—Qué lindo… —Alejandra se ruborizó y Gera también hizo lo mismo. Keidys apartó la mirada, sentía una cierta apatía y envidia al ver a aquella pareja.
—Ahora ellas querrán casarse y quedar embarazadas —se burló Tomás.
—No… Con esos hombres que nos ganamos no creo que pasará algo así, primero terminamos nosotras con ustedes antes que quedemos embarazadas. Es como si Keidys quedara embarazada, con ese adicto al trabajo… Lo más seguro es que sería madre soltera antes que Josef se case con ella —dijo Alejandra. Todos soltaron la carcajada, excepto Keidys.
—Hablando de eso, voy a terminar con Josef, —informó Keidys— esto no va a ningún lado, estoy pensando en volver a vivir con mi tía, lo estuve pensando toda la noche. Aún todo es inseguro y… no sé en verdad qué hacer, pero… es lo más probable que suceda.
Todos quedaron en completo silencio mientras procesaban la información.
—Espera, ¿qué? —soltó Tomás.
—Oye, si es por lo que acabo de decir, solo fue una broma, no lo dije en serio —Alejandra empezó a asustarse.
—¿No crees que debes pensar mejor las cosas?, te mudaste y compraste esta casa para estar cerca de él, lo amas, eso no lo hace cualquiera —recomendó Gabriel.
—Lo dijiste bien, para estar junto a él, pero mira, ahora es cuando más lo necesito y él no está aquí, prefiere estar más en su estúpido trabajo que conmigo, yo tenía algo para decirle y- —Keidys se detuvo enseguida, sus amigos ya empezaban a sospechar que algo pasaba allí.
—¿Qué le ibas a decir a Josef? —preguntó Mateo. Claudia se sentó en el mueble y miró fijamente a Keidys.
—No es nada, eran cosas entre él y yo —respondió Keidys un poco preocupada, sabía que sus amigos no la dejarían salir de esa así de fácil.
—Cuenta ya, ¿qué está pasando de verdad?, lo tuyo no fue un simple desmayo, ¿cierto? —dijo Alejandra.
—¿Estás enferma? —interrogó Tomás.
—No… Basta, por favor —a Keidys se le inundaron los ojos de lágrimas.
—Dinos ya, por favor, nos estás asustando —insistió Gabriel.
—Amiga, nosotros te podemos ayudar —dijo Gera.
—Estoy embarazada —soltó Keidys. Todos hicieron completo silencio y la joven soltó el llanto.
—¿Pero, por qué lloras?, estar embarazada no es malo —replicó Claudia sin entender la situación.
—Keidys… ¿Qué? —Gabriel no dejaba de reparar a su amiga—, ¿qué vas a hacer ahora?
—Tenerlo, ¿qué más va a suceder?, —cuestionó Gera— es obvio que no lo va abortar, ¿verdad, Keidys?
—Entiende, ella es modelo reconocida, no es como Claudia que no tiene a toda la prensa al pendiente de lo que hace o no —explicó Gabriel—, Keidys no está casada, su familia es demasiado importante y que sea madre fuera del matrimonio será un gran escándalo, su familia no lo tomará para nada bien.
—¿Por eso no dejaste que tus papás nos acompañaran? —preguntó Alejandra.
—Pero debes hablar con Josef, se pueden casar antes de que la barriga se note y será su secreto, no deben por qué contarles a sus familias que el bebé nació fuera del matrimonio —sugirió Mateo.
—Ese maldito Josef, él debería de estar aquí, pero prefirió irse a su viaje de negocios que estar conmigo —soltó Keidys.
—¿Vas a terminar con él? —preguntó Gera.
—Sí, cuando regrese de su absurdo viaje. —Dijo Keidys mientras se limpiaba las lágrimas— yo… no voy a abortar a mi bebé, siempre he querido ser mamá, pero lo voy a criar sola, él no se va a enterar que es su hijo; este será nuestro secreto, ¿sí?
—¿Qué?, Josef tiene el derecho de saber que va a ser papá, no le puedes impedir que conozca a su hijo —replicó Mateo.
—¡A él no le importa tener una familia!, muchas veces traté de hablarle de conformar una y siempre dijo que nosotros no tenemos tiempo para esas bobadas, lo más seguro es que él me haría abortar, su familia no le gustaría la idea de verlo casado con una actriz, dicen que es algo muy escandaloso. ¿Es que acaso se les olvidó lo que pasó hace seis años con su abuelo?, él solo accedió porque era un noviazgo de “jovencitos inmaduros”. Hace dos meses los escuché hablando sobre ese tema, hablaban de una tal Carolina, la hija de uno de sus socios, al parecer su abuelo quiere que ellos lleguen a casarse, como dicen ellos “sería un buen negocio”. Este noviazgo es una farsa, ayer me di cuenta de eso, por eso voy a acabarlo —Keidys terminó de hablar y todos hicieron silencio absoluto mientras se miraban los rostros.
—Josef no sería capaz de hacer algo así —soltó Tomás bastante serio.
—¿Si no es capaz de hacer algo así por qué no está aquí? —cuestionó Keidys mientras una lágrima rodaba por una de sus mejillas.
Tomás se levantó y después salió de la casa.
—¿Qué va a hacer ese tipo? —preguntó Mateo levantándose.
—¿Será que va a llamar a Josef? —inquirió Gabriel bastante preocupado.
—No… Debemos detenerlo —dijo Mateo y los dos salieron corriendo detrás de Tomás.
Cuando los chicos salieron las mujeres se miraron unas a otras, ninguna era capaz de decirle algo a Keidys.
—Quiero dormir, voy a descansar un rato —informó Keidys levantándose de su sillón para adentrarse a la casa.
Cuando Claudia, Gera y Alejandra quedaron solas, empezó el debate:
—¿Creen que Josef sea capaz de una cosa como esa? —preguntó Claudia.
—No lo sé, él ha cambiado mucho últimamente, muy poco habla con nosotros y siempre está de viaje —explicó Alejandra.
—Pero hay un bebé de por medio, si él se entera, tal vez cambie —dijo Gera.
—Keidys no quiere que nosotros le contemos, es un tema de ellos dos, no debemos meternos allí —Alejandra se levantó de su sillón y se adentró a la casa.
Keidys soltó el llanto cuando estuvo acostada en su cama, después escuchó el sonido de la puerta abriéndose, Alejandra pasó y se sentó al lado de su amiga, una de sus manos le hizo masajes circulares en su espalda:
—Ay, amiga, creo que tal vez estás exagerando las cosas, yo pienso que Josef, aunque es un completo idiota él… te ama, deberías de hablar con él, no armes una película antes de tiempo; él no está aquí para defenderse de todas las cosas que estamos diciendo de —dijo Alejandra. Keidys se sentó en la cama y limpió las lágrimas de sus ojos.
—Es que todo lo que he visto por ahora me dice que Josef ya no me quiere, se va a casar con esa tal Carolina y solo para poder ganar más dinero —Keidys volvió a soltar las lágrimas y un pequeño grito.
—¿Y tú vas a dejar que esa tipa te lo quite?, recuerda que eres quien lleva con él más de seis años y ahora le vas a dar un hijo, debes de demostrarle a Josef que se está equivocando al dejarte a un lado solo por su maldito trabajo. Debes de darle un susto, yo no sé… Puedes ponerle una prueba —las dos quedaron en silencio mientras pensaban en algo.
—¿Cómo así?, ¿ponerle una prueba? —Keidys reparó a Alejandra. Pero no era porque estaba pensando en “la prueba”, sus ojos se enfocaron en la barriga de la joven—. Oye, estás gorda, te salió un rollito.
—¿Qué? —Alejandra inclinó la mirada, era cierto, tenía buche— Este… Estamos hablando de Josef, no de mi peso, Keidys.
—Es que te reparé y me di cuenta que estás gorda.
—Es por mi trabajo, tengo que pasar mucho tiempo sentada escribiendo los libros, son más de ocho libros que tiene la saga, ese es el costo de mi fama —las mejillas de Alejandra se ruborizaron por completo.
—Me imagino, pero bueno, eso no es importante, tú no te preocupas por esas cosas —Keidys dejó salir un suspiro mientras recogía sus piernas y las abrazaba.
—Claro que no, eso es una tontería, Gabriel me quiere tal cual como soy —dijo Alejandra no muy convencida y tragó en seco.
Alejandra salió de la casa de Keidys y vio en una esquina a sus amigos conversando, parecía que Gabriel trataba de explicarle algo a Tomás, quería acercarse para preguntar, pero por algún motivo decidió irse a su apartamento. “Debería de esperar a Gabriel, pero no quiero verlo por ahora” pensó Alejandra.
Cuando llegó al apartamento empezó a recoger los vasos que había dejado sobre su escritorio, encontró muchas botellas de gaseosas en la cocina y un gran arrume de platos sucios “¿Gabriel llegó al apartamento y vio todo esto sucio?” pensó, tragó en seco y respiró hondo.
Entró al cuarto y en una mesita de noche había un portarretratos de ellos dos con una gran sonrisa desplegada.
—¿Quién es él? —recordó lo que le dijo una amiga.
—Es mi novio —contestó ella.
—¡No te creo!, qué hermoso, mira esos ojos tan lindos que tiene, te fajaste Alejandra —dijo la chica emocionada.
Alejandra tomó el portarretratos entre sus manos, después lo dejó acostado en la mesita, ¿por qué de repente se sentía tan insegura?
—Basta Alejandra, no puedes comenzar con lo mismo, tú también eres muy hermosa, él fue quien se ganó la lotería contigo —caminó hasta el espejo y se quitó la camisa para verse mejor, se puso de perfil, después se acercó para mirarse más de cerca su rostro— ¡ay, me salió una espinilla! —gritó—, es cierto, me está saliendo pansa —se puso las manos en su rostro—. ¿Cuándo me puse tan fea?
Se tiró en la cama meditando sobre su situación:
—Gabriel no le importa el físico, me lo ha dicho. Tenemos tres años de relación y ahora vivimos juntos… Eso es, Gabriel está loco por mí desde hace muchos años y yo también lo amo mucho —se sentó en la cama, se asustó al ver que Gabriel la estaba observando.
—¿Estabas hablando sola? —le preguntó un poco confundido.
—Ah… Solo estaba pensando en el final del libro, se está acercando la fecha de entrega y no lo he terminado aún, estoy un poco atrasada —explicó.
—Entiendo. Oye, el departamento es un desastre, está muy sucio, solo estoy una semana por fuera y esto parece un basural —Gabriel se veía bastante molesto.
—Lo siento, es que no he tenido tiempo para limpiar —se excusó mientras se levantaba de la cama.
—Estás todo el día aquí, ¿cómo es posible que no puedas limpiar lo que tú misma ensucias? —Gabriel caminó hasta la cocina y Alejandra lo seguía—. Mira esta cocina, no hay espacio si quiera para poder prepararse un café. Llego cansado, quiero dormir, pero no puedo hacerlo porque tengo que limpiar —Gabriel se remangó la camisa negra que tenía puesta y empezó a lavar los platos.
Alejandra salió de la cocina hacia la sala y empezó a recoger el desorden que había allí, encontró el computador portátil de Gabriel, “no debería revisarlo, solo hay cosas de su trabajo” pensó. Siguió limpiando todo, había pasado dos horas, su novio se encontraba durmiendo tranquilamente en su cuarto. Alejandra trataba de escribir el final de su historia, pero la curiosidad le ganó y tomó el computador de su novio, se sentó en un sofá de la sala, abrió la galería de fotos y encontró una carpeta “personal”, todo estaba muy organizado con nombres o fechas, el joven le gustaba tener todo en completo orden, por eso se enojaba al verse rodeado de suciedad.
Alejandra empezó a ver fotos, algunas eran paisajes, él, Keidys, algunos amigos comiendo tranquilamente o…
—¿Haciendo ejercicio? —Alejandra le sorprendió, ¿desde cuándo Gabriel se ejercitaba?, se suponía que a él no le gustaban esas cosas. Él viajaba mucho, su trabajo lo obligaba a irse por un mes, o más, por eso su grupo de amigos les había recomendado no irse a vivir juntos ya que notarían mucho la ausencia del otro, tal vez en todo ese tiempo Gabriel cambió y comenzó a hacer ejercicio y ella nunca lo notó.
Alejandra siguió revisando las fotos, aparecía mucho el rostro de una muchacha, sabía que era una modelo, llegó a verla en las sesiones de fotos en las que pudo acompañarlo. Al parecer Gabriel y ella eran bastante unidos.