Tomás no dejaba de bailar con todas las solteras de la fiesta, su gran discurso hizo que más de una se enamorara perdidamente de él. Él llegó a gozarse la boda, era el alma de la fiesta. Se había acordado que los novios se quedarían toda la noche, en la mañana se irían a sus lunas de miel, así que ellas se quitaron los vestidos y se vistieron con una ropa cómoda, pero elegante, no se querían perder la fiesta; aunque, Keidys y Claudia se fueron a dormir pronto, sus embarazos las tenían muy dormilonas. Tomás se sentó al lado de Marisol para poder descansar, había muchas chicas que querían bailar con él esa noche, así que no lo querían soltar, pero él no daba más. Contrario a él, Marisol nadie la había sacado a bailar, estaba desde hace horas sentada allí, comiendo cuanta cosa le brindaban