Josef quedó petrificado mientras que Santiago se detenía en seco al ver aquel horrible accidente. A Josef se le comenzaron a salir las lágrimas, no podía entender lo que Gabriel le decía por el celular, él solo quedaba reparando los autos que quedaron accidentados frente a ellos, suplicando que no fuera lo que él estaba pensando. —Josef, ese auto es gris, el que se chocó —soltó Santiago después que pasó el accidente. —No, no, no, ¡no puede ser! ¡Keidys! —gritó Josef mientras se bajaba del carro, no le importó que comenzara a caer una fuerte lluvia. —¡Josef! —gritó Santiago mientras comenzaba a bajarse del auto—. ¡Espera, puede que no sea ese! —¡No, no, no…! ¡Keidys, no! —gritó Josef a medida que se iba acercando al auto. Gabriel podía escuchar los gritos de Josef, a su alrededor